Capitulo 1: El gran paso

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Bueno amigas!!... primer capitulo del nuevo fic Amor prohibido, ¿qué decirles?... amenlo, odienlo, no sé, pero sea lo que sea que les provoque esta historia sepan que la hago con todo el corazón, espero que les guste como me gusta a mí. Este capi es corto y un tanto aburrido... bueno... pasa siempre con el primer capi, es solo para conocer a Edward. Un beso a todas y por favor COMENTEN a ver qué les pareció... besotes!!

Capitulo 1: El gran paso

El gran día había llegado… luego de 6 arduos años preparándome para este momento estaba a punto de dar el paso más importante que me tocaba dar en lo que llevaba de mi vida adulta. Mi familia, mis amigos y mis consejeros me habían alentado cada día desde que había tomado mi decisión… aunque no lo podían creer cuando les conté de mis intereses de seguir mi vocación, estaban felices por mi y por haber elegido el camino más puro y desinteresado que existía para un hombre… ser sacerdote.

A pesar de tener solo 17 años cuando tomé la decisión fui siempre lo suficientemente maduro como para tomarme las cosas en serio, de mi familia y en especial de entre mis hermanos… siempre fui el más dotado de cerebro y el que siempre se dejaba llevar por la razón antes de actuar con el corazón. Mi padre me educó con una moral muy alta y bases muy sólidas en cuanto mis convicciones y creencias, él como hijo de un presbítero había echo crecer en mí el amor por la religión y la Iglesia y definitivamente mi interés por la teología. No tenía más que agradecerle por haberme ayudado a encontrar mi vocación.

Ahora estoy aquí… a horas de consagrarme sacerdote, mi objetivo, por no decir mi sueño por fin estaba a un paso de hacerse realidad… sería un nuevo siervo de Dios y viviría bajo su amparo sirviendo a los demás.

_Padre Edward… está todo listo._

_Gracias Seth… déjame ponerme la sotana y saldré._ respondí con suma tranquilidad, realmente estaba en paz conmigo mismo, seguro del camino que recorrería de ahora en más, en ningún momento durante estos seis años se me había presentado la duda, ni había flaqueado en mi decisión. En unos minutos más estaría dejando el hombre atrás para convertirme a una nueva vida.

Mientras me ponía la sotana de iniciación en la sacristía de la catedral, podía escuchar los murmullos que de apoco se hacían notar en el recinto donde sería la ceremonia. Sabía que mis padres estarían presente, este era también un importante día para ellos… entregaban un hijo a Dios. Ni hablar de mis hermanos, Emmett siempre fue el que me tentó a dejar este camino, nunca estuvo de acuerdo con la decisión que yo había tomado y cada vez que los visitaba en navidades o en vacaciones hacía lo posible por hacerme cambiar de opinión. Sus últimos intentos habían sido en la navidad pasada cuando junto con Alice, mi hermana pequeña, me llevaron “engañado” a una discoteca de la ciudad. Eso no fue nada a comparación de lo que hizo dentro, el muy descarado me presentó a dos de sus muy insinuantes amigas que no perdieron tiempo de coquetear conmigo. Yo, por supuesto muy educadamente, las había rechazado dejándoles en claro que no tenía ningún interés en establecer relaciones con nadie.

_Vamos hermanito… tómalo como una despedida de soltero y disfruta._ me decía Emmett entre risotadas, _Vicky está muerta contigo, aprovecha._ sin duda se refería a la chica pelirroja que se enroscaba en mi cintura tal si fuera una víbora… que irónico.

_No lograras nada con esto Emmett, estas perdiendo el tiempo…_ dije tratándome de soltar del agarre de la chica, _ni que se me presentara la mismísima Venus de Milo hará que cambie de opinión_ repliqué, las risotadas de Emmett se mezclaba con la ensordecedora música del lugar.

_Ok… hoy ganaste, pero seguiré siendo tu pequeño y gran demonio personal hermano._

Yo sabía que de alguna manera Emmett no se daría por vencido, él era el galán y rompecorazones de la familia y nunca había pensado muy coherentemente cuando de mujeres se trataba. Yo por lo tanto cuando era adolescente y antes de viajar hacia Washington para tomar mi seminario, había tenido respuestas positivas cuando de mujeres se trataba, era lo que se podía decir atractivo para ellas y aún hoy me siguen mirando sugestivamente, aunque siempre las evite como un caballero no faltaba alguna que se me tirara encima, Emmett siempre decía que la razón era que había sido dotado con los mejores genes Cullen, los cuales se iba a desperdiciar al convertirme en sacerdote, tal vez tendría razón… pero yo no podía estar más feliz por ello. En cambio mi pequeña Alice era, bueno… ella era Alice. Todo lo contrario a Emmett y más parecida a mí, por eso en plan de broma siempre le decía a Emmett que tal vez él era adoptado o que lo habían encontrado en algún basurero abandonado. Pero Alice… ella eran todo corazón, oídos y brazos que me sostenían a pesar de que era la menor de los tres. Siempre fue la aliciente que yo necesite para creer en mi camino, ella era feliz con cualquier decisión que yo tomara y soportaba conmigo las bromas y locos planes de Emmett.

Era feliz con la familia que me había tocado, nunca recibí quejas ni reproches, sin contar los de mi hermano, y siempre tuve la suerte de contar con su apoyo. Pero hoy me entregaba a una familia mayor… hoy estaba preparado para dar un gran paso, definitivo e irreversible y no podía estar más feliz con ello.

Dos jóvenes más que se habían preparado conmigo para el sacerdocio tomaban también la consagración hoy y esperábamos en la sacristía ya preparados para salir en cuanto comenzara el oficio religioso. El padre Marcus era el responsable de oficiar la misa y no podía estar más feliz por eso, él prácticamente me había preparado y guiado en todo este camino, me había dado su palabra de aliento y su toque de paz cuando me tocaba dar los pasos más tortuosos. El sacerdocio como cualquier otra profesión era difícil, pero con un buen guía se hace menos difícil y llegas a amar y agradecer cada obstáculo que se cruza, sin perder la confianza ni el amor por lo que haces.

Los niños monaguillos vinieron por nosotros para asistir finalmente a la celebración, nos presentamos ante Dios y la Iglesia para profesar nuestra devoción y lealtad a él… prometimos amor incondicional y tomamos nuestros votos… pobreza, castidad y obediencia.

Recibimos la consagración con gran regocijo en nuestros corazones, fuimos lavados para purificarnos y nos vestimos nuestras nuevas ropas… las que nos acompañarían por el resto de nuestras vidas, nos arrodillamos ante Dios entregándole nuestra lealtad y nos dieron la bienvenida a nuestra nueva vida ungiéndonos. La celebración culminó con un pequeño festejo privado, en el que se encontraban nuestros familiares y amigos más íntimos, nuestros guías y el padre Marcus.

_Wauu… ahora si eres el Padre Edward, ¿no hermano?..._ decía Emmett mientras golpeaba mi hombro con su mano, _supongo que me va a costar acostumbrarme a ese rotulo… eres mi hermano, no mi padre._ rompió a reír el muy desubicado.

_Bien Emmett… supongo que ahora obtendré un poquito más de respeto de tu parte… no debes ofender a un sacerdote…_ sus risas fueron apagándose mientras tomaba un sorbo de su copa de vino,

_Ni te lo pienses… serás sacerdote pero sigues siendo mi hermanito menor…_ dijo brindando con en el aire. Alice y mi madre reían mientras Carlisle, mi padre, tenía una conversación muy amena con el padre Marcus.

_Emmett… ¿hay algo que le quieras decir a Edward?... perdón, al Padre Edward?._ dijo Alice dando brinquitos sosteniendo mi brazo. Emmett la miró frunciendo el seño y supuse que era algo que le costaba decir, no es que mi hermano tuviera muchas cosas interesantes para decir, pero cuando las había le costaba mucho expresarlas… prefería siempre aminorar la tensión de tener que decir algo importante con bromas y palabras sin sentido. Supongo que cada uno tiene su manera particular de escapar de la realidad…

_Emm… si, por cierto Edward… digo, padre Edward_

_Emmett soy tu hermano… siempre seré Edward a secas para ustedes…_ le dije antes de que siga,

_Ok… Edward a secas,_ no podía creer que pudiera seguir en plan de bromas _ en realidad estaba esperando este momento para darte una noticia…_ mi hermano en verdad se veía nervioso, comenzó a mover las manos mientras trataba de encontrar palabras para seguir.

_Edward… ¡me comprometí hermano!_ soltó de golpe. Yo quedé literalmente sin habla, no había nadie como Emmett… él era y siempre fue un casanova empedernido, un mujeriego por no decir menos… ¿comprometido?, ¿en qué momento se me había escapado el detalle de que mi hermano podía por fin enamorarse?.

_Emmett… no sé qué decir…_ dije tratando de encontrar las palabras adecuadas.

_Pues felicítame hombre…_ dijo sonriente

_Te felicito!... ¿cómo pasó esto?, ¿por qué no me contaste?_ repliqué todavía sorprendido.

_Bueno… qué te puedo decir, el amor me cegó… Rosalie es maravillosa ella…_

_Bueno, supongo que Rosalie es su nombre ¿no?_

_Si hermano… ese es el nombre de la dueña de mi corazón. En realidad nos conocíamos de hace años, pero por las vueltas de la vida volvimos a encontrarnos y nos enamoramos._ dijo embelezado, sus ojos brillaban y entonces si creí que mi hermano mayor… el exitoso arquitecto Emmett Cullen había encontrado la felicidad.

_¿Por qué no me dijiste antes?... ¿Cuándo fue el compromiso?_ pregunté, en realidad no podía dejar de asombrarme y se me venían tantas preguntas a la cabeza.

_ Bueno… nos comprometimos hace dos meses cuando la llevé a visitar a la familia, y no te dije antes porque quería esperar para ver si podía contar contigo…_ dijo con una sonrisa de suficiencia.

_¿Para qué?... ¿en qué te puedo ayudar?_

_Bueno hermano, nos casamos en cuatro meses y quería preguntarte si nos harías el honor de casarnos… como el buen sacerdote que eres._ dijo solemnemente.

_¿En serio?..._ el mismo Emmett que renegaba de mi consagración era el que me estaba pidiendo que bendiga su matrimonio, _por supuesto Emmett, nada me haría más feliz que eso._ dije convencido.

_Bien… solo con tu bendición soy capaz de hacer esto Edward y lo sabes… le diré a Rosalie que haga los preparativos para la boda_ , dicho esto mi hermano dio media vuelta y se perdió entre el gentío con el móvil pegado a su oreja.

_En verdad está enamorado ¿no?_ le dije a Alice

_Sip… cayó como una mosca_ dijo mirándolo irse seriamente _aunque estoy contenta con Rosalie… nos hicimos muy amigas en tan poco tiempo_ me miró sonriente.

_Bueno… la verdad es que no puedo estar más feliz. Yo me consagro y él se compromete._ dije devolviendo la sonrisa.

_Ni me lo digas a mi hijo… tenemos poco tiempo para organizar la boda._ dijo mi madre a mi lado. _estoy muy contenta que tú la presidas, será un lindo momento._

_Estoy seguro madre… será la primera boda a la que daré mi bendición…_

Sin duda era ocasión para festejar, mi hermano mayor comprometido y realmente muy enamorado, yo entregando mi vida a lo que siempre quise… a servir a Dios y a los demás y mi familia unida y felices por ambos, por haber sabido elegir… aunque sean caminos diferentes, ambos nos llevan a la felicidad y a la plenitud. El amor definitivamente tiene caras diferentes que al mismo tiempo son muy iguales y nos llevan siempre a un puerto seguro… la felicidad, el amor nos da la oportunidad de elegir y al mismo tiempo nos vemos apresados por él… el amor es como el viento huracanado que juega con nosotros cual si fuéramos hojas de invierno… nos lleva, nos trae y nos hace caer, no importa qué clase de amor sea… siempre tiene un único sentido… unirnos.