Capitulo 5: Sin miedo a nada

Tweet SI!!! Subí temprano este capi para que mis lindas españolas no lo lean muy tarde je!... besos a todas ellas y gracias por tener paciencia, ya saben con lo de la diferencia horaria. Hoy me levanté temprano (demasiado) así que aproveché, espero que les guste... besos y por fa COMENTEN!!, adoro a este Edward algo perdido ja ja!!!, besotes!!!

Sin miedo a nada

_Hijo… tu hermano te está esperando abajo…_ no me había dado cuanta de la presencia de mi madre en la puerta de mi habitación mientras yo miraba hacia la nada.

_Dame un minuto…ya bajo_ le dije sin mirarla. No supe en qué momento me había quedado con la mirada perdida… allí solo en mi habitación las cuatro paredes se me hacían muy estrechas comparándolas con el abrumador torbellino en mi mente. Habíamos vuelto de la ceremonia en la Iglesia hacía ya más de dos horas y todo estaba listo para recibir a los invitados y comenzar con la fiesta…. Emmett y Rosalie realmente se veían muy felices y yo estaba feliz por ellos… mi hermano se merecía la felicidad y nadie mejor que ella para dársela. Me apresuré a cambiar mis ropas, mis atuendos sacerdotales no eran apropiados para un festejo, por supuesto que la sotana que había utilizado para realizar la ceremonia religiosa solo la utilizaba en esas ocasiones, solo en la Iglesia y frente al altar… pero esta vez mis ropas habituales que utilizaba fuera de la Iglesia no eran necesarias, eran demasiado sobrias y estábamos entre familia así que solo unos pantalones negros de traje y una sencilla camisa negra estarían bien. Tomé las ropas que Alice había insistido en prepararme y me vestí, comencé a sentir el bullicio propio del preludio de una fiesta y salí de mi habitación preparado para encarar a las amigas de mi madre, mis hermanos, los colaboradores de mi padre, los familiares ausentes que solo se veían una vez al año y por supuesto a quien me había robado el sueño desde hace ya dos días… Bella, no quería y no debía pensar así de ella pero ¿qué mas daba?... ya se había colado por los poros de mi piel hasta llegar a mi corazón sin que yo siquiera lo quisiera.

Cuando bajé al salón todos estaba allí, vi rostros conocidos a los que tuve que ir a saludar con la cortesía propia de mi familia, me encontré con unos antiguos compañeros del Instituto como Ben y Tayler quienes no veía desde que me marché de Seattle para comenzar con el Seminario… conversé de viejos tiempos con ellos y de nuestra época en el Instituto… brindé con un poco de champagne con ellos por el reencuentro y seguí recorriendo el salón, me encontré con una vieja amiga de mi madre, quien se sorprendió el que me haya convertido en sacerdote y juro, aunque no suelo hacerlo, que muy por lo bajo la escuché murmurar… “que desperdicio” disimuladamente me tomé de un solo trago lo que quedaba en mi copa y la dejé en una mesa que había detrás de mí…, luego de disculparme con ella me aparté para ir a tomar un poco de aire, involuntariamente recorrí con la mirada todo el salón pero no me encontré con el par de ojos con los que esperé toda la noche… antes de salir tomé con mi mano otra copa de champagne que llevaba uno de los camareros y me dirigí hacia la salida al patio trasero.

El aire fresco me golpeó en la cara cuando salí por la puerta, me percaté que varias personas habían tomado la misma decisión que yo al ir al patio a respirar aire puro y vi a algunas personas alrededor de la piscina tenuemente iluminada y adornada con lirios blancos flotando sobre el agua, me senté en una de los bancos a contemplar el hermoso atardecer pero no me di cuenta, solo hasta que sentí unos pasos detrás de mí, que no iba a estar solo por mucho tiempo.

_¿Aburrido?_ preguntó la voz que llenaba de música mis oídos, mi cuerpo se tensionó aunque esperaba su presencia y giré mi cabeza para cerciorarme que era quien yo pensaba y allí la vi, iluminada por la penumbra de los ya ausentes rayos de sol parecía irreal… parecía una hermosa aparición…

_No… solo un poco aturdido, ya sabes la música…_ dije volviendo a mirar la copa de champagne que todavía tenía en la mano… en un gesto nervioso y bastante infantil me la tomé de un trago sabiendo que luego vendrían las consecuencias, no quería cometer el mismo error que había cometido en la Iglesia, ella era hermosa y mis ojos no querían dejar de recorrerla de arriba a bajo, ¿por qué de repente sentía la necesidad de comportarme como todo un adolescente hormonal?… tomé solo para calmar la ansiedad y aplacar esas ideas…

_¿Te puedo acompañar?... allá adentro hay un montón de gente que no conozco…_ dijo sonriendo ante lo ultimo, me corrí un poco para dejarle un poco de lugar en el banco y se sentó a mi lado, percibí al instante su delicioso perfume a fresias y no pude evitar aspirar ruidosamente aire por la nariz para retener ese olor en mi memoria, escuché su suave risa a mi lado, al voltearme para mirarla supe que había cometido un grave error, tenía a Bella a centímetros de mi de manera tal que nuestros cuerpos se tocaban por nuestros costados… sin embargo no me moví.

_Hermoso atardecer…_ murmuró mirando al horizonte mas allá de los árboles que ocupaban la parte sur del patio trasero de la casa,

_Si… pero se ven mejor desde mi habitación…_ dije casi sin darme cuenta, agaché mi cabeza pensando un minuto en lo que acababa de decir, algo a lo que ella no pareció darle importancia…

_Estas acostumbrado a la tranquilidad, ¿no?_ preguntó mirándome, mis ojos pedían mirarla y perderse en esos ojos color del sol… la miré y sentí un calor recorrer mis venas cuando sus ojos se clavaron en los míos por enésima vez en estos días,

_Si… me había olvidado lo que era una fiesta…_ dije sinceramente recordando lo bullicioso que era Emmett para dar fiestas y Alice para organizarlas, parecía que allí el único que desencajaba era yo, ella siguió mirándome intrigada, entreabrió la boca para decir algo pero luego hizo algo que me pareció demasiado peligroso para mi… mordió su labio inferior, fue un gesto que hizo que mis ojos se clavaran indefinidamente en sus labios color carmín.

_¿Y as ti? ¿te gustan las fiestas?_ logré decir mirando descaradamente sus labios,

_No… las odio al igual que tú…_ dijo bajando su mirada hacia mi boca, si no hubiese tomado esas copas de champagne no hubiese hecho lo que hice al verla mirándome de esa manera, mi mano se alzó por cuenta propia y acarició su mejilla, ella cerró los ojos disfrutando de mi toque y yo por más que algo en mi interior me gritaba que esto estaba mal, no separé mi mano de su tersa y suave piel… mi respiración se agitó en respuesta a lo excitante que era tenerla a escasos centímetros de mí, con sus ojos cerrados y dispuesta a que la toque. El dorso de mi mano acarició su piel percatándose de lo fría que estaba, pero al mismo tiempo parecía quemar… mis dedos bajaron lentamente tratando de prolongar el momento hasta la comisura de sus labios, mi pulgar acaricio su labio inferior justo sonde se había estado mordiendo y su dulce hálito tocó mi piel cuando un pequeño suspiro se escapó de sus labios … me estremecí por un instante y salí de mi transe cuando ella le dio un dulce beso a mi dedo y fijó sus ojos en mí… bajé mi mano avergonzado, pero no arrepentido…

_Lo… siento_ susurró aún mirándome, yo negué con la cabeza y le sonreí en forma tranquilizadora,

_No sientas algo que yo no siento…_ le dije sincerándome,

_Edward…_ mi nombre entre sus labios fue como un elixir del que quería tomar por siempre, pero no me gustó su tono… lo dijo con un dejo de advertencia,

_No digas nada… déjalo así_ le pedí, ese momento fue único para mí y no quería que se rompiera ni se arruinara con arrepentimientos, yo me sentía bien conmigo mismo… o al menos me sentiría así hasta que se me pasara el efecto de las dos copas de champagne, pero en ese momento nada podía pasar que hiciera que me arrepintiera de haberla tocado… ya batallaría con la culpa después. Una leve sonrisa salió de sus labios y sus ojos se desviaron un momento hacia la entrada a la casa y luego volvieron a mí, rápidamente se acercó hasta estar a centímetros de mi rostro y plantó un dulce beso en la comisura de mis labios, luego de eso y habiéndome dejado en transe absoluto se levantó y se marchó… ¿Qué había pasado?... ¿en qué momento me puse a jugar como niño pequeño dándome besos furtivos con tan hermoso ángel?, no había arrepentimientos… no los habría hasta… bueno, hasta que durmiera y al otro día despertara con un peso en el corazón como venía haciendo estos últimos días.

Una sonrisa idiota se me plantó en el rostro, todavía sentía sus labios sobre mi piel y su dulce aliento en mis labios… me quedé sentado allí durante un momento más contemplando el crepúsculo, mi corazón que había estado latiendo descompasadamente cuando ella estaba a mi lado ahora lo hacía lento pero seguro, como aliviado y satisfecho… sacudí mi cabeza tratando de aclarar mis ideas y me levanté, reí por lo bajo cuando al hacerlo me tambaleé levemente, nunca más tomaría champagne… nunca más. Me encaminé hacia la casa y me di cuenta que ya casi todos los invitados se estaban yendo, mi hermano y Rosalie aún estaban bailando en la mitad de la improvisada pista de baile y mi madre y Carlisle se decían cosas al oído riéndose entre ellos, Alice conversaba muy animosamente con Jassper, el hermano de Rosalie y yo… yo una vez más buscaba esos adictivos ojos topacio… recorrí la estancia con la mirada pero no vi su esbelta figura enfundada con ese vestido azul, suspiré cansado y me dirigí a las escaleras para regresar a mi cuarto y descansar, la cabeza me comenzaba a dar vueltas y me pesaban los ojos…

_Edward… ¿A dónde te crees que vas?_ gritó una voz sobre la música, al voltearme me sobresalté al ver a Emmett ya cerca de mí con esa sonrisa sarcástica en sus labios,

_A dormir…_ le dije con la voz rasposa,

_Uy… mi hermanito ha estado bebiendo… ¿quién lo creería?_ se burló, suspiré sin ganas y negué con la cabeza, lo más sensato hubiese sido dejar a mi hermano allí, a los pies de la escalera hablando solo, pero yo en ese momento no pensaba con sensatez así que me limité a escuchar sus boberías,

_Eddy… se que no tomas nunca pero no aproveches mi boda para embriagarte…_ rió,

_Ese fue mi error Emmett, haber tomado cuando nunca lo hago…_ logré decir cerrando los ojos con fuerza y pellizcando el puente de mi nariz,

_Bien… te quiero bien para mañana, a la tarde nos iremos de Luna de Miel así que quiero pasar el día contigo_ dijo sonriente, ¿cómo era posible que yo no pudiera pensar con claridad mientras mi hermano si parecía con sus cinco sentidos encima?...

_¿Para que?... ¿una despedida de soltero?_ dije dudando, mi hermano rió aunque no supe por qué…

_No Eddy… ya me casé, las despedidas de soltero van antes de la boda…_ dijo riéndose en mi cara, fruncí el seño, no podía creer que mi propio hermano estuviera riéndose en mi cara, ¿A dónde había quedado el respeto por el sacerdote?..., bueno mi Edward hombre había perdido el respeto por la investidura hacía no más de media hora.

_Emmett, te prometo que mañana estaré bien lúcido para acompañarte a donde se te ocurra ir_ le dije antes de darme vuelta y subir unos cuantos escalones,

_Bueno, si es así tal vez invite a una de las amigas de Rosalie, mi esposa querrá acompañarme…_ me di vuelta al escuchar eso, _ya sabes Eddy… mañana tú también te iras, no creo que te moleste que mi esposa y su amiga nos acompañe ¿no?_ me miraba con un dejo de picardía, conocía muy bien a mi hermano como para pasar eso por encima…

_No hay problema Emmett, como bien dices… mañana me voy_ le dije volteándome, subí las escaleras a duras penas, el dolor de cabeza ya me estaba aturdiendo y lo único que quería era acostarme y dormir… al llegar a mi habitación ni siquiera me preocupé en encender la luz, rápidamente me desvestí dejando mi ropa a un lado de la cama y solo atiné a ponerme mis pantalones piyamas, parecía haber mucho calor en mi habitación… o mi cuerpo estaba cargado con un calor que no podía explicar. Me metí lentamente entre las sábanas y lancé un leve quejido al cerrar los ojos, parecía que la habitación daba vueltas… ¿en qué momento se me ocurrió beber sin medirme?, nunca me había rebasado con respecto a la bebida… en las cenas en la Iglesia o en alguna comida solía beber medio baso de vino y nada más, pero esta vez solo se me había ido de las manos… o el champagne era muy fuerte y yo muy débil, de eso último no había duda. Estaba en un estado de semiinconsciencia cuando noté la presencia de alguien en mi cuarto, lo supe por el dulce aroma que llegó a mi nariz y la suave respiración de alguien a mi lado, abrí levemente los ojos en un intento de distinguir algo en el medio de la oscuridad pero simplemente vi… nada, volví a cerrar los ojos pensando que solo era mi imaginación que estaba anhelando mucho la presencia de una persona… pero pude jurar que allí estaba, su aroma me aturdía y su suave respiración estaba acariciando una de mis mejillas… ¿tan viva podía ser mi imaginación o tan nítido mi sueño?...

_Edward…_ me dijo un suave susurro junto a mi oído, no supe si había abierto los ojos porque si lo hacía de igual manera no habría podido ver nada, solo me limité a seguirle el juego a mi viva imaginación…

_Edward… no te vallas…_ dijo el mismo susurro, no me moví ni un centímetro por miedo a que si era un sueño podría despertarme… no quería hacerlo, lo que estaba pasando era demasiado bueno para ser verdad, tragué seco y esperé… si alguien estaba allí tal vez podría tocar y sentirla… alcé mi mano como un ciego buscando en su oscuridad, por un momento la incertidumbre me atacó al no saber bien qué estaba buscando, pero todo miedo se vino abajo cuando una fría mano acarició la mía que estaba aún en el aire … un frío… una piel que reconocí y ante la cual mi cuerpo reaccionó, … ladeé la cabeza hacia donde sentía que estaba y la mano entrelazó los dedos con los míos suavemente,

_Esta mal… pero no puedo evitarlo_ dijo suavemente con voz dolida, quise decirle algo pero todas las palabras que se me vinieron a la mente se quedaron atoradas en mi garganta, temía despertar… Luego de unos segundos en los que nuestras manos estaban unidas acariciándose y reconociéndose, sentí que ese alguien se movía a mi lado y se aproximaba a mi rostro… unos labios a los que no confundiría nunca entre miles se posaron sobre mi mejilla haciéndome cerrar los ojos,

_Bella…_ susurré casi inaudiblemente, sin embargo no me desperté… estaba allí con esos labios acariciando toda la línea de mi mandíbula, me relajaron y sacaron toda la tensión que mi cuerpo había acumulado ese día, dejé caer mi mano unida aún a la suya, sobre la cama y sus labios siguieron recorriendo mi rostro bajando por mi cuello, solo era un suave rose… pero era un toque magistral que me hacía volar alto sin miedo a nada, era una buena manera de soñar si es que en ese preciso momento lo estaba haciendo… sus labios se acercaron peligrosamente a los míos siguiendo el contorno de mi mandíbula y pude sentir su aliento sobre mi boca,

_No te vallas…_ pidió de nuevo su voz exquisita a escasos centímetros de mi boca entreabierta, la deseaba… en ese preciso momento, me olvidé de todo una vez más y solo ella era capaz de hacer semejante cosa, borrar de mi cabeza lo que era, lo que debía hacer, lo que era correcto… borrar mi presente, mi pasado y mi futuro…solo ella podía borrar eso. No abrí mis ojos ni siquiera cuando ella suavemente me besó… un dulce y casto beso que significó el mundo para mi, las fresias me inundaban y aturdían… su lengua exquisita y húmeda rozó mi labio inferior pidiendo permiso para entrar y en un movimiento impensado y sin medida me acerque tomándola ya sin temor a despertarme… sin temor a nada, ella me respondió con la misma urgencia que la mía, un beso… solo eso bastó para quebrantar innumerables reglas y estamentos que regían mi vida, solo eso… Nuestras lenguas danzaron en una lucha sin final dentro de nuestras bocas, faltaba aire, luz… pero sobraban palabras y caricias, ese beso lo fue todo…

Poco a poco ella comenzó a romper el beso y me sentí repentinamente vacío, sin fuerzas para nada más y cansado… sumido en mi inconciencia traicionera que hacían de todo este momento un sueño del que no quería despertar jamás.

_Duerme…_ susurró su voz a mi lado, y con mis labios mojados por su beso y marcados a fuego en mi piel me sumí en el más placentero de los sueños, en el que solo vi sus ojos… en el que solo sentí sus labios…