Capitulo 13: Débiles, así somos...

Tweet Mis lindas amigas! nueva entrega de nuestro amor prohibido, espero que les guste tanto como me gustó a mí hacer este capi... Este capi tiene mucho LEMMON, advertencia para las que no les gusta esta clase de situaciones. Bueno dejo en sus manos las críticas y espero sus COMENTARIOS.... besotes!!!

Débiles, así somos...

La línea que divide el bien del mal estaba borrosa, confusa. El deseo y la pasión irrefrenable era mucho más fuerte como para detenerse a discernir entre lo que debía hacer y lo que mi corazón y mi cuerpo me dictaban. En ese momento solo éramos ella y yo, no había lugar, contexto ni ataduras posibles como para hacer detenernos. Desde el momento en que sus labios tocaron los míos, ya no hubo mundo para mí, mi cuerpo flotaba libre por el firmamento y mis pies ya no tocaban el suelo y solo sus labios me hacían sentir vivo.

Allí mismo en la oscuridad del confesionario, fue donde confesamos nuestro amor, lugar de lo mas apropiado dentro de lo errado y bajo la mirada de mártires y santos, nuestras bocas se confundían en una danza frenética y sin fin. Ella enseñándome que podía desearla más de lo que ya hacía y yo devorando sus labios y su lengua como si de ello dependiera mi vida, mis manos aferrándose a ella con miedo a soltarla, temor a que simplemente se esfumara. Bella me hacía sentir el cielo desde abajo… porque no había nada mejor que ella.

Luego de susurrarnos sinceras palabras de amor entre besos y jadeos, la tomé de la mano para sacarla de allí, conciente de que ese no era el lugar para que nuestros cuerpos saciaran su hambre. Salimos de la Iglesia por uno de los laterales y la llevé hasta una de las escaleras que llevaban hasta mi dormitorio, sentía su frío aliento pegando en mi nuca mientras subíamos los escalones, entonces disminuí la velocidad por la urgencia de absorber su hálito con mi boca, di media vuelta y tomándola de la nuca la acerqué a mis labios, ella no tardó en reaccionar… sus manos tomaron mis mejillas acercándome imposiblemente más a su boca, la pasión era cegadora y sumamente dolorosa…

_Edward, te deseo tanto…_ dijo entre mis labios, logré subir unos escalones más aferrado a su boca, sus pequeños gemidos hacían el momento más urgente de lo que ya era,

_Yo también… no me… importa nada, te quiero tener_ logré decir entre jadeos. Gimió en mi boca cuando atrapé desesperadamente sus labios una vez más. La deseaba, la necesitaba, tan impetuosamente como un sediento… como un hambriento en medio del desierto.

Logramos subir las escaleras, entre besos… palabras de amor y caricias furtivas y al llegar a la puerta de mi habitación me sentía desquiciado, demasiado ansioso y difícilmente me podía controlar, iba a ser mi primera vez… la primera vez que haría el amor. Había tenido mis primeras experiencias amorosas a una temprana edad, antes de haber decidido mi vocación… pero nunca habíamos llegado con Jessica más allá de los besos, solo eso. Pero esta vez superaba en mucho lo que yo había vivido de adolescente, esta vez era única y lo iba a hacer con una mujer a la que amaba realmente, la única que amé más allá de mi condición de sacerdote, más allá de mi propia vida.

Al abrir la puerta de mi habitación me embargó una sensación de pánico, estaba cerca… tan cerca de finalmente tenerla que no sabía que hacer, cómo actuar, ella era toda una mujer y yo un total ignorante… por supuesto que mi educación sexual había sido buena, pero ¿cómo tratarla?, ¿cómo saber si disfrutaría estando conmigo?... tenía un nuevo e inesperado enemigo, la inexperiencia.

Ella notó mi estado de ánimo y rompió el beso, sus manos se quedaron en mi nuca acariciando mis cabellos y su frente reposada en la mía, mirándome a los ojos me habló…

_Edward… ¿qué sucede?, ¿te arrepientes?_ su voz era suave y pausada agitada por la irrefrenable pasión del momento,

_No… nunca, es que…_ cerré los ojos y no pude hablar, ella llevó una de sus manos a mi pecho a la altura de su corazón… abrí los ojos para mirarla y la vi con sus ojos cerrados sonriendo levemente, con la cabeza inclinada… como escuchando el latido frenético de mi corazón,

_Es tu primera vez…_ dijo como una confirmación. No pude más que asentir cerrando los ojos,

_Amor, está bien… me gusta_ susurró suavemente, entonces sus labios acariciaron los míos y su lengua se abrió camino por el interior de mi boca acariciando mi labio inferior, saboreando, excitando, tentando… _olvida todas tus ataduras… y déjate llevar_ me besó dulce y desesperadamente a la vez, ahora ambos jadeábamos… sostuve su cabeza con mis manos y sentí las suyas acariciar mis brazos y hombros bajando por mi torso hasta la altura de mi cadera, me sentía tenso y sus manos me relajaban. Mi corazón latía rápido y con fuerza y ya sin aliento aparté mis labios…

Bella me miró, mordió su labio levemente haciéndome jadear se veía tan endemoniadamente sensual, su rostro reflejaba toda la intensidad de su deseo, me incliné de nuevo pero en vez de besarla en la boca alcancé su cuello para propinarle dulces y suaves besos por toda su extensión, me atreví a más… se sentía tan natural hacerlo, como si hubiese nacido para esto, mis miedos pasaron y le dieron la bienvenida a la satisfacción, sus jadeos era lo que me indicaba que estaba haciendo las cosas bien. Bajé aún más hasta llegar al botón de su camisa, uno a uno los fui desprendiendo hasta que pude ver el nacimiento de sus senos, rocé con mis labios la suave piel de su torso… gimió cuando mi lengua llegó por encima de la tela hasta sus inflamados pezones, se sentían insoportablemente duros, mis labios se cerraron sobre uno de ellos…

_No te detengas…_ murmuró excitada.

Despacio y lentamente besé a través del encaje de su sostén, levemente mordí sin poder contenerme, Bella pareció tener una sensación de placer tan aguda que lanzó un breve grito entrecortado, esa mujer me estaba matando… No resistí más y me arrodillé ante ella, ante esa hermosa diosa que me estaba llevando a la perdición. Apreté mi cara contra su vientre mientras ella acariciaba mi nuca tiernamente, besé su ombligo y la parte baja de su vientre, mis manos temblorosas desabrocharon los botones de su pantalón para luego bajarlos junto con su ropa interior, la ayudé a deshacerse de su ropa levantando sus piernas y apartando la molesta tela de su cuerpo. Quedó desnuda frente a mí, levanté la mirada para encontrarme con sus ojos llameantes de deseo, se relamió los labios y supe que debía hacer… sostuve sus caderas con mis manos mientras observé esa zona tan exquisita que una vez había tocado… me incliné y besé tiernamente entre sus piernas, olía tan bien que no me separe de ella… la volví a besar como si fuera la cosa más maravillosa del mundo, sin duda lo era.

_Oh… Edward, me matas… por favor…_ miré hacia arriba sin separarme de su intimidad y la vi con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados,

_¿Por favor qué Bella?_ mi voz era áspera y entrecortada… Ella me miró y mostrándome la respuesta llevó una de sus manos hacía su entrepierna, su dedo mayor se hundió entre sus rizos castaños y haciendo movimientos circulares me mostró donde debía besar, una vez más me incliné palpando con mi lengua el lugar que ella me señalaba, allí fue que lo encontré… su botón de placer que tantos gemidos la hacían proferir. Sus manos se aferraron a mi cabello mientas mi lengua se enredaba juguetonamente en su hinchado y palpitante clítoris, sus gemidos y grititos de placer eran embriagadores y me hacían mover mi lengua de manera más frenética… mi garganta ahogaba gemidos tan audibles como los de ella. De pronto se separó y cayó de rodillas frente a mí, ella respiraba entrecortadamente, igual como si hubiese corrido un kilómetro. La necesitaba terriblemente, sentía la garganta seca por el deseo.

Me tensé cuando su mano viajó a mi pantalón y entreabriendo el cierre se escabulló dentro de mis boxers, cerré los ojos dejando escapar un profundo gemido cuando sus dedos acariciaron toda la longitud de mi erección,

_Está muy duro y muy caliente…_ dijo antes de besar mis labios, finalmente Bella liberó mi sexo de la prisión de mis pantalones y en un movimiento rápido que no vi venir, ella se inclinó y besó la punta con un suave roce de sus labios… con movimientos circulares extendió la humedad que había allí, un gruñido salió de mi pecho.

Ella se separó de mí una vez más y con urgencia sacó su pequeño sostén mostrándome sus senos,

_Tócalos_ demandó, los contemplé por un momento como hipnotizado y luego subí una de mis manos para apretar levemente uno de ellos, eran redondos y erectos… cabían tan fácilmente en mi mano, ella cerró los ojos cuando rocé con mi pulgar sus pezones,

_¡Hazlo más fuerte!_ me dijo con voz enronquecida _necesito sentirte más hondo_ pidió. Yo solo atiné a hacerle caso a mi diosa… la acaricié vigorosamente amasando sus pechos con ambas manos, mientras ella se retorcía con los ojos cerrados… ella suspiró y me miró una vez más,

_Sácate la ropa… por favor…_ murmuró, asentí embelezado mirando su cuerpo desnudo frente a mí, mientras ella misma se masajeaba uno de sus pechos, pellizcando sus pezones… torpemente logré zafarme de mi suéter y mi camisa, me paré y dejé caer mis pantalones. Ella miró mi cuerpo desde abajo mordiéndose el labio, se incorporó sobre sus rodillas y mientras se iba levantando del suelo, iba dejando besos suaves por todo mi costado, mi abdomen y mi pecho hasta llegar a mi boca, me besó una vez más… pero esta vez fue un beso dulce y prolongado. Tomó una de mis manos y me llevó con ella hasta la cama, la vi recostarse sin romper su mirada sobre mí… no sé qué me hacía merecerla pero su hermoso cuerpo yacía desnudo sobre mi cama, la observé mientras ella sonreía entreabriendo las piernas invitándome a subir, lo hice… me tendí sobre ella apoyándome sobre un codo y la miré con ansias contenidas mientras sentía cómo mi erección rozaba su muslo. Bella tomó una de mis manos y la llevó hasta su entrepierna, tenía aquella parte inflamada y sensible y el roce fue electrizante

_Acaríciame.._ susurró _méteme los dedos_

Introduje en ella un dedo vacilante, estaba tan estrecha y tan húmeda a causa del deseo que me hizo gemir.

_Ahí_ dijo Bella largando un suspiro de placer _ Ahí es donde me harás gritar, hazlo amor_

Fue el aliciente que necesité para rozar la punta de mi erección en su entrada, empujé un poco pero algo me detuvo…

_Parece tan estrecho_ repuse _ tengo miedo de hacerte daño_ dije vacilante, ella era pequeña, demasiado a comparación con lo que debía hacer entrar.

_No Edward, no me dañaras… solo quiero tenerte dentro… por favor_ susurró entrecortadamente. Empujé dentro de ella hasta hacer entrar parte de mi erección, se sentía tan bien, húmedo, estrecho y fresco… mi sexo estaba en llamas mientras que el de ella estaba extrañamente frío… eso lo hacía aún más delicioso. Empujé con más fuerza una vez más y ella sonrió cerrando los ojos, su espalda se arqueó y yo me sentí embriagado por lo bien que se sentía, la llené… una vez más empujé llegando más hondo y haciéndola gemir de placer. Cerré los ojos como si fuera incapaz de resistir tanta felicidad y empecé a moverme rítmicamente, ella se movía debajo mío a la par, llevando el mismo ritmo agónico… se aferró a las sábanas como si fuese capaz de romperlas y abrió aún más sus piernas mientras que nuestros sexos húmedos y palpitantes amenazaban con estallar, chocando entre sí de manera dolorosamente dulce.

Dejé caer mi cabeza entre sus pechos cuando mi sexo se tensó…

_Oh Bella…_ gemí acelerando mis estocadas, ella gemía audiblemente… alzó mi cabeza con sus manos sosteniendo mis mejillas y dispersando la ceguera que me estaba dando tanto placer logré encontrar sus ojos,

_Déjate ir… amor…_ dijo entrecortadamente, mi sudor empapaba su cuerpo y sus manos se ceñían a mi rostro sosteniéndome la mirada _solo libérate, amor… ¡hazlo!… oh!_ cerró los ojos mientras yo sentía como sus paredes de estrechaban aún más alrededor de mi doliente erección, eso me hizo llegar… mi mente viajó a mil kilómetros por hora dejándose llevar, estallando por el placer de nuestras carnes. Su cuerpo se convulsionó debajo del mío, mientas me sacudía un espasmo inmenso de gozo, tan violento como mil huracanes a mi alrededor… gritó con fuerza mientras me invadía oleadas tras oleadas de infinito placer y mi chorro caliente se derramaba en su interior.

Me dejé caer sobre ella, su pecho subía y bajaba tratando de normalizar la respiración… jadeábamos al unísono mientras una enorme paz me inundaba, la sensación de frenesí pareció empezar a desvanecerse y mi cuerpo comenzó a quedar completamente relajado… ella rodeó con sus brazos mi cuello acariciando mis cabellos sudorosos y mis brazos se escabulleron debajo de ella envolviéndola. No podía tenerla más cerca de mí porque ya era imposible hacerlo, ella estaba tan cerca como nos los permitían nuestros cuerpos.

Luego de varios segundos en los que mi cuerpo quedó totalmente laxo, levanté la cabeza para ver a la causante de tanto placer. Bella me miraba sonriente mientras su mano acariciaba mis cabellos,

_ ¿Qué piensas?_ me preguntó entrecerrando los ojos algo seria,

_Nada… bah, en realidad en lo hermosa que te ves…_ le dije apoyando mi mentón en uno de sus senos, cerré los ojos al sentir su erecto pezón rozando mi piel. Ella rió una vez más acariciando con las yemas de su dedo mi frente sudorosa, incliné mi cabeza hacia abajo y tomé su pezón entre los dientes,

_Edward…_ susurró _ no me tientes…_ yo continué succionando su duro pezón, mordiéndolo, lamiendo… no me di cuanta que estaba creciendo de nuevo en su interior hasta que sentí unas ganar urgentes de mover mi cadera hacia ella. No quería hacerlo, no quería tomarla una vez más sin saber más de ella, Bella no se merecía se tratada así… quería saber todo sobre la mujer que tan misteriosamente me había enamorado.

Salí de ella para bajar más sobre su cuerpo y posar mi cabeza en su estomago, cerré mis ojos relajándome mientras ella enredaba mi cabello con sus dedos…

_Bella…_ tenía millones de preguntas para hacerle, pero solo una me revolvía el estómago y quería que ella me lo contara

_ ¿Qué mi amor?_ su tierna voz proclamándome como “su amor” me sosegó un poco, pero no dejaba de sentir una llamarada de celos quemando mi pecho cada vez que pensaba en ese nombre…

_ ¿Quién es James?_ le pregunté levantando mi cabeza para mirarla a sus hermosos ojos color topacio, la sonrisa desapareció de su rostro indicándome que eso no iba a ser fácil.

_No es nadie…_ dijo dirigiendo su mirada hacia la ventana, afuera todavía llovía y el agua formando surcos en la ventana se reflejaban en su rostro por las luces de la calle…

_ ¿Nadie?_ le pregunté incrédulo, acaso ¿iba a negarlo… mentirme? Me apoyé sobre mis codos para mirar mejor su rostro lívido, una sombra nubló sus preciosos ojos y no emitió palabra alguna,

_Bella… si no es nadie ¿por qué Alice me dijo que era tu novio?_ ella resopló y luego me miró volviendo a acariciar mi mejilla,

_Alice… no sabe nada, él…_ se veía sumamente incomoda hablando de él _no es mi novio, es decir…_

_¿Lo amas?_ pregunté con mi pecho oprimido ante su indecisión…

_¡No!... no lo amo… nunca lo amé. Yo… te amo a ti_ dijo con tono de desesperación en su voz. Dejé caer mi cabeza sobre su vientre desnudo. No tenía derecho de sentirme así, ambos estábamos cometiendo traición, ambos nos habíamos entregado de común acuerdo sabiendo las consecuencias de nuestros actos…

_Entonces, ¿por qué lo niegas?, Bella… no debemos engañarnos a nosotros mismos…

_No, yo no me engaño ni te engaño a tí mucho menos._ su voz temblaba, tal vez de nerviosismo… _Yo no lo amo, pero no te voy a negar que tenemos una especie de relación, hace mucho tiempo que estamos juntos y…_ levanté mi cabeza ante tanta información,

_Entonces son novios, no disfraces las cosas…_ ella suspiró frustrada mientras se tapaba la cara con un brazo,

_Si… es mi novio, ¿conforme?_ sus palabras calaron hondo en mi alma pero no me impidieron preguntar…

_Lo amas…_ dije como una confirmación,

_No… no lo amo, nunca lo hice. Te amo a ti Edward…. Jamás amé a nadie hasta que llegaste tú._ sus palabras sonaban sinceras y parecían como si se sacara un peso de encima. Imaginármela con él, en sus brazos, saboreando sus besos, aquellos que debían ser míos solamente y tocando ese cuerpo pecaminoso que esa noche me había pertenecido me sacaba de quicio, la quería solo para mí…. Aunque eso fuera una de los actos egoístas más grandes de mi vida, quería a Bella solo para mí. Algo surgió en mi pecho, algo que no pude controlar…

_Si realmente me amas…lo dejarás ¿verdad?_ me incorporé y me senté a su lado observando cada una de sus reacciones,

_No puedo Edward… así como se que tu no podrías dejar la Iglesia, yo no puedo dejarlo a él… no lo entiendes._ reí irónicamente, ¿qué sabía ella lo que yo era capaz de hacer por ella, solo por ella?...

_Tú no sabes Bella, si no lo quieres dejar es porque lo amas. Yo no soy un hipócrita, sé lo que siento por ti y es lo suficientemente fuerte como para no seguir engañándome a mí mismo, soy capaz de hacer lo que sea por ti… si realmente me amaras me arriesgaría por ti_ ella me miró inquieta y enojada, después de haber compartido la mejor noche de mi vida, la primera de las que esperaba que fueran muchas más con ella… Bella solo se limitaba a admitir que no sería capaz de dejarlo.

_No Edward, no me conoces…_ sus ojos me miraban suplicantes _no sabes nada de mí, no soy digna de ti pero aún así no concibo la idea de alejarme de ti, no quiero eso… sin embargo tú, tú eres alguien que no puedo tener_ movía su cabeza como negando sus propias palabras, tal vez lo que decía no era lo que realmente pensaba. La tomé de las mejillas de manera fuerte y poco gentil, desesperado y ansioso la besé… ¿qué era lo que tanto le costaba?, ¿por qué no podía solo dejarlo y ya?.... yo sería capaz de dejar todo por ella si ella hiciera lo mismo por mí, pero no podía darme el gusto de renunciar a mi sacerdocio si ella no renunciaba a él… aunque en el fondo de mi corazón sabía que no iba a poder seguir con esto por mucho tiempo más. Solo necesitaba una señal de ella…. De mi diosa personal.

Ella se separó de mí y se recargó contra mi frente,

_Perdóname Edward…_ me dijo angustiada _tengo tanto por pedirte perdón… esto no debería de ser así, desde un principio lo supe y no hice nada por detenerlo_

_Esto sucedió así porque era la manera apropiada Bella, no te arrepientas por favor de esto porque yo no lo hago… ahora si me doy cuanta realmente de lo que es la felicidad_ murmuré sobre su boca, ansiaba locamente sus labios… era mi nueva droga.

En el momento en que iba a besarla nuevamente su teléfono celular sonó, ella se separó de mí bruscamente y rebuscó entre la ropa que había a los pies de la cama, me sorprendió su velocidad… Miró la pequeña pantalla del teléfono en cuanto lo encontró y suspiró resignada,

_Me tengo que ir…_ dijo sin más…

_No te vallas, quédate conmigo hasta mañana, es muy tarde para que manejes_ le dije en un intento de retenerla,

_No, créeme que estaré bien... lo estaré si me dejas ir ahora…_ murmuró lo último en un susurro, en cuanto quise replicar sus dichos ella se levantó de la cama y se comenzó a vestir rápidamente, no tuve tiempo de ponerme mis propias ropas, pretendía seguirla, implorarle, rogarle y humillarme frente a ella, como el frágil hombre que era, para que se quedara. Ella me dio una ultima mirada y me susurró un “te amo” para luego escabullirse de la habitación… Me apresuré a abrochar mis pantalones gritando su nombre pero al lograrlo y salir por el pasillo en su busca ella a se había marchado. Me sentí morir, la había perdido de nuevo… la había tenido en mis manos para que luego de un momento perderla otra vez. ¿Cómo luchar contra alguien a quien ella no quería dejar ir?, ¿cómo competir contra quien había llegado primero que yo?... ¿cómo pelear por su amor?.