Capitulo 14: Amor y odio...

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Uy! gracias a todas las que me enviaron sus regalitos, mañana los publicaré lo prometo.... a Alexa, Bonnie (subiré los premios) a Daniela y a tantas otras, gracias, besotes y les dejo Amor prohibido... COMENTEN!!!!

Capitulo 14: Amor y odio...

Pude sentir su voz resonando por los corredores mientras yo escapaba de allí como una completa cobarde, mi pecho subía y bajaba como si fuera una condenada humana y mis pies corrían lo más rápido posible, no porque él fuera capaz de alcanzarme, sino porque ante su llamado podía flaquear y volver hacia él para pasar la noche en su cama… bastante tentador.

Sus dulces palabras resonaban en mi mente, castigándome y torturándome peor de lo que podía hacer James con sus actos. Sentir su piel sobre la mía tan calida y febril, calentando cada fibra de mi ser e invadiéndome hasta lo profundo con su calidez, fue lo mejor que me pudo haber sucedido en estos largos 80 años.

Sentir su jadeo en mi oído, empapándome de su transpiración y llenándome con su dulce semen, fue la más apacible tortura que había soportado gustosa… sus susurros diciéndome que me amaba podían hacer que mi corazón pudiera ser capaz de latir nuevamente, ni un huracán con suficiente fuerza hubiese podido derribarme como lo hizo él.

Al llegar al auto que había robado en Seatlle me detuve pensando en lo que estaba haciendo, el miedo y la desesperación me estaban obligando volver con James, ¿qué estaba haciendo?, ¿estaba rechazando al amor de mi vida para ir detrás de quien me hace vivir un infierno sin necesidad de morirme?... ¿cambiaba una vida de felicidad por una eternidad de miseria?... estúpida… cobarde…

_Bella… espera, no te vayas_ su voz detrás de mí me paralizó así como toda su presencia, su olor, su corazón palpitando a mil por minuto evidenciando su carrera para llegar hasta mí, su voz entrecortada y áspera en una mezcla de enojo y agitación. Lentamente me di vuelta para mirarlo y hacer que la poca convicción que tenía y las fuerzas para irme se fueran por los suelos. Sus ojos implorantes me miraban, Edward era demasiado tentador con su cabello revuelto y mojado por la lluvia, sus mejillas arreboladas y su fuerte pecho subiendo y bajando agitado. Cerré los ojos para no flaquear ante tan hermosa visión…

_Bella, hablemos_ susurró _sé que estoy haciendo mal, pero no me importa… no quiero que te vayas, quédate por favor_ se acercó frente a mí hasta quedar a un paso, sus manos se contenían de tocarme porque se cerraban fuerte en puños. Me recargué en la puerta del auto mirándolo, conteniéndome, sintiendo su cálido aliento en mi rostro y sintiendo una opresión en el pecho… un sentimiento de pérdida.

_No puedo Edward… tú no entiendes_ murmuré cansinamente cerrando los ojos _tú no lo conoces, déjame terminar con él… hacerlo entender_ luego de eso sentí sus manos cálidas tomar mis mejillas y abrí los ojos,

_Bella… si tienes que hacerlo hazlo, yo te esperaré…_ sentí sus suaves labios en los míos, su aliento caliente acarició mi fría piel y llegué a estremecerme, _lo dejaré todo por ti mi amor, solo déjalo ¿si?_ pegó su cuerpo al mío acorralándome entre él y el auto y me besó. Sus perfectos labios se acoplaron a los míos y su lengua invadió mi boca jugueteando con la mía. Si Edward no hubiese sido sacerdote habría ido por la vida rompiendo corazones, enamorando a mujeres por doquier con su fácil manera de seducir, claro que como sacerdote muchas se habrán sentido frustradas y desilusionadas con semejante desperdicio de hombre… yo realmente me sentía afortunada. Edward era el tipo de hombre que toda mujer soñaba y yo lo tenía al alcance de la mano sin querer aprovecharlo.

Sus fuertes manos acariciaron mi cintura pegándome más y más a él, nuestras caderas chocaban y su boca seguía acoplada a la mía sin tener intenciones de separarse, mis manos se aferraban con urgencia al cabello de su nuca y mi boca luchaba frenéticamente con la suya. Lo sentí jadear en busca del aire que él necesitaba y yo no, así que me alejé rompiendo el beso. No importaba el lugar, ni el momento ni quienes éramos, él no sabía lo primordial de mí… mi naturaleza, algo que yo prefería como el ser egoísta que era que quedara así por el momento, porque en mi interior sabía que si él llegaba a saberlo… se alejaría de mí, yo representaba el demonio en persona para su credo, más pecado de lo que ya era, más prohibido…

_Te amo…_ murmuró sobre mis labios con sus ojos cerrados _ te esperaré, aunque no creo que aquí… no soy lo suficientemente fuerte para seguir con esta farsa_ dijo lo último más para sí mismo que para mí. Eso me aturdió, escucharlo hablar de dejar su mundo, ese en el que yo me había metido para sacarlo… no podía ser.

_Tú… tú no puedes dejar esto, es lo que siempre quisiste_ dije soltando sus cabellos rápidamente

_Ahora te quiero a ti_ sentenció mirándome a los ojos sosteniendo mis mejillas _no vale la pena seguir mintiendo… Bella… Te amo!, eso es lo único que me importa_ dijo como si fuera la verdad más obvia del mundo,

_No… seguramente necesitas tiempo, tú no puedes enamorarte de mí_ dije negando su verdad,

_¿Por qué?_ rió nervioso _te confesé todo lo que siento por ti, te hice el amor, te seguí… te amo, ¿cómo quieres que te lo diga? Te amo!, con palabras grandes…_ a esa altura sus palabras habían calado hondo en mí… me había dicho sus verdades casi a gritos y me di cuenta que aún estábamos en la calle y que aún estaba esperando por mí un vampiro furioso que era capaz de matarme…

Lo miré con urgencia mientras una pareja de transeúntes pasaban por la vereda en la que nos encontrábamos, lo vi voltear a verlos y ellos nos miraron curiosos… aún así él no se separó de mí.

_¿No te importan ellos?_ le pregunté señalándonos _tus fieles, quienes creen en ti…_

Él mi miró seriamente con sus penetrantes ojos verdes, de pronto sonrió de lado en una mueca que casi derrumba todos mis prejuicios,

_Les he hablado del amor, de todas las clases de amor… una de las que yo profeso es el amor a Dios_ murmuró suavemente, parecía estar hablándole a sus fieles como cada domingo… _el amor cuando es verdad es uno solo… no hay diferencias por quien lo profesas, solo eso le importa a Él_ dijo señalando al cielo _solo que sea amor… y el que yo siento por ti es genuino. Así que no debo preocuparme por mis fieles, ellos sabrán entender, ellos saben que de todas maneras seguiré sirviendo… aunque desde otro lugar, a tu lado… si tú me dejas_ su paz y tranquilidad me dejaban aturdida, en situaciones normales él y yo podríamos llegar a algo… pero eso no era así, él era un sacerdote decidido a dejar todo, a tirar todo por la borda por mí, por un demonio encarnado en vampiro… alguien inmortal que ni en sus mejores sueños podía alcanzar el cielo. El estaba dispuesto a sacrificar todo lo que había construido, por lo que había luchado y lo que había obtenido solo por mí… por mí. Y yo no podía permitirlo, no quería arrastrarlo más de lo que ya estaba, todavía estaba a tiempo de poder remediarlo… de obtener el perdón de su Iglesia.

_Edward, lo siento… debo irme_ en seguida él estampó sus labios con los míos, desesperada, desenfrenada y apasionadamente… le respondí. Sus manos se aferraban a mis mejillas y estaba segura que si hubiese sido humana me hubiese dolido, las mías sin embargo se envolvieron inconscientemente en su cintura tratando de no dañarlo,

_Bella… te amo… vuelve… por favor_ dijo entre besos _quédate en Seattle_ yo solo asentí incapaz de abrir mi boca solo para decir mentiras… aunque solo una única verdad le dije en respuesta

_Te amo…_ él me miró como buscando la verdad en mis ojos y sonrió, por ultimo me abrazó fuertemente y abrió la puerta del auto por mí. Subí dentro y en seguida bajé la ventanilla para decirle una última cosa, aunque no supe qué y nada salió de mi boca… él habló por mí,

_Eres mi vida ahora_ mis ojos se abrieron de la sorpresa y él aprovechó mi aturdimiento para darme un último beso en mis labios. Sonriente pero afligido se separó del auto para dejarme partir.

Cuántas cosas venían a mi mente ahora, cosas que habría querido decirle, cosas que se habían quedado atoradas en mi garganta anhelando por otro momento para poder decirlas. Conduciendo a Seattle pensé en la cantidad de cosas que él y yo podríamos haber sido en la vida, tantas que amarnos no habría sido tan complicado, no habría sido un pecado, no habría sido prohibido… sin embargo eso somos, seres destinados a luchar y sufrir por amor, consientes el uno del otro y enamorados hasta el hastío. Tan complicado y tan fácil a la vez, yo con una historia anterior, presente e inevitablemente futura y él con una actual, viniendo de mundos tan diferentes…

Miré por la ventanilla del auto y la lluvia camino a Seattle había cesado, las calles estaban vacías y solo uno que otro caminante perdido en la noche se veía doblando las esquinas. Allí, en esa gran ciudad, el trajín monótono había terminado pero mi noche recién comenzaba, sin embargo no me importaba en absoluto… no cambiaría nada por volver a estar con él.

Sin darme cuenta comencé a transitar por las calles de Seattle, anticipando el encuentro con mi castigo, con quien me iba a hacer arrepentir de mi escapada… solo él, podía infligirme miedo. Las palabras del mensaje de texto de Alice vinieron a mi mente…

“James llegó, preguntó por ti… lo convencí de que estábamos en una charla de amigas, Apúrate!”

Debía agradecerle a Alice por eso luego, solo ella podía ser capaz de convencerlo tan fácilmente. Eso me daba tiempo para hacer algunas cosas que hace tiempo acostumbraba a hacer luego de mis encuentros esporádicos con algunos hombres… borrar las huellas, no debía dejar que James le diera caza a Edward, debía protegerlo a como dé lugar.

Salí del auto y me adentré con paso firme por los corredores del Hotel, debía cuidar que James no me encontrara primero… me dirigí hacia la zona de entretenimiento hasta que encontré la piscina, solo unas cuantas personas se encontraban allí rezagadas a esa altura de la noche, me saqué las ropas y me sumergí de un salto en las aguas… el cloro limpiaría el dulce olor de Edward de mí, el aroma a sexo y el sabor de sus besos de mi piel. Luego de sumergirme por unos varios minutos sin necesidad de tomar aire lavé rápidamente mis ropas y me envolví en una toalla. Paso siguiente llegar hasta la habitación de Ángela para pedir ropa prestada, ella me la daría sin cuestionarme… me conocía lo suficientemente bien como para no hacer preguntas, hasta llegué a pensar que ella sabía de mi naturaleza.

El corredor estaba vacío, las risas de las chicas se escuchaban desde antes de llegar al piso donde estaba la habitación de Ángela… la mía que quedaba un piso más arriba me daba una ventaja al posibilitar que James no oyera nada. Toqué suavemente la puerta antes de entrar, ellas miraban televisión con el volumen lo suficientemente alto como para James se creyera la mentira…

_Bella pensamos que…_

_Shh… préstame ropa Ángela, un pijama o algo así_ le susurré al llegar a su lado, ella accedió silenciosamente, sequé mi pelo y dejé mi ropa mojada en un canasto para lavarla al otro día,

_Iré a ver a James… debe verme para quedarse tranquilo_ murmuré por lo bajo

_Bella, James sabe que estabas aquí… Alice usó sus encantos para convencerlo, le dijo que te estabas duchando porque habíamos ido a la piscina_ dijo Ángela, ella sabía de las reacciones de mi “novio” y temía que algo sucediera… aunque nada mejor que la excusa que le había dado Alice, parecía que lo hubiese adivinado.

_Igual Áng, debo ir… volveré lo prometo_ dije antes de salir de la habitación. Caminé por los pasillos vacíos y subí las escaleras esperando encontrarlo, al adentrarme a nuestro cuarto lo encontré mirando hacia la ventana, ninguna luz iluminaba el interior y solo su cabello rubio parecía resplandecer bajo la luz que entraba de las calles,

_Era hora de tenerte por aquí…_dijo sin mirarme _Alice me contó de sus actividades y pensé que no podía ser nada malo que pasaras tiempo con tus amigas antes de irnos._ me quedé estática en el lugar, ¿irnos?... ¿a caso no existía la posibilidad de que nos quedáramos en Seattle por sus negocios?... Él pareció comprender mi incertidumbre, si nos íbamos no iba a poder ver a Edward nunca más…

_¿Tienes algún inconveniente con eso?_ preguntó con una sonrisa burlona en sus labios mientras se volteaba a mírame…

_Dijiste que nos podíamos quedar… para vigilar tus negocios_ murmuré dudosa

Él frunció el seño pensativo mientras me miraba, lentamente se comenzó a acercar a mí y mientras lo hacía yo retrocedía la misma cantidad de pasos que él avanzaba. Ladeó la cabeza mirándome inquisitivamente y noté algo que pocas veces había notado en James… sus ojos antes color topacio se habían vuelto de un rojo carmesí, señal de que había tomado la vida de un humano. Por un momento me preocupé y me alarmé, se me cruzó por la cabeza solo su nombre, su rostro, sus hermosos ojos color verdes y su cabello cobrizo que tanto me gustaba acariciar.

_No te preocupes, mis negocios ya están solucionados…_ dijo alcanzándome y acorralándome contra su cuerpo, sus brazos fuertes se recargaron en la pared y su rostro se inclinó hacia el mío olisqueando, mirando y estudiando cada uno de mis gestos, como siempre hacía cada vez que me veía luego de largos períodos de ausencia. Hundió su nariz en mi pelo y olió para luego respirar sobre él…

_Aunque me interesa saber por qué estas tan interesada en quedarte_ dijo volviendo a mirarme a los ojos, observaba minuciosamente cada signo que pudiera encontrar de falsedad, aunque yo no era la mejor mentirosa del mundo a veces lograba convencerlo.

_Extrañaré a Alice, a su madre… ellas son mis amigas_ dije no muy convencida si me creería.

_¿Es solo por eso el interés?_ susurró en mi oído olisqueando toda esa parte y la zona superior de mi cuello buscando algún indicio de un aroma extraño, si lo encontraba comenzaría su caza, su persecución… otro motivo por el cual no debía involucrarme más con Edward, debía protegerlo de ese maldito sorbedor de vidas. Estar conmigo significaba morir…

_Dime…_ murmuró barriendo con su lengua mi cuello y oído _¿haz encontrado algún otro interés a parte de Alice y su madre?_ susurró sobre mi boca

_No James, sabes que no_ dije firmemente

_Muéstrame entonces…_ murmuró tomando los laterales de mi cabeza con sus fuertes manos. Solo una vez había cometido la torpeza de mostrarle mi habilidad y me había ganado una golpiza, no sería tan tonta de hacerlo de nuevo… _muéstrame cuál es tu interés_

_No…_ dije con firmeza, sus manos me soltaron y una de ellas se estrelló contra mi mejilla izquierda haciéndome ladear la cabeza.

_Muéstrame Bella, más te conviene hacerlo… expande tu escudo_ dijo una vez más, yo lo miré desafiante… nunca vería a Edward en mi mente, jamás.

_No!_ replique viendo cómo alzaba su otra mano para golpearme de nuevo, esa vez mi pómulo sonó como dos piedras que chocan estrepitosamente. No dolía en absoluto, pero el golpe era tan grande que no podía mantenerme en pié…caí al suelo sin fuerzas pero con unas ansias tremendas de ser humana y morir con uno de sus golpes, solo deseaba morir cuando lo hacía. Se arrodilló para quedarse en cuclillas frente a mí y me tomó del cabello de mi nuca haciéndome levantar la cabeza para mirarlo

_No me muestres, pero que ese interés tuyo sea solo pasajero ¿entiendes?_ dijo mientras apretaba mi cuello con su mano libre,

_Si James_ dije cansinamente. _No habrá más intereses… solo vámonos_ dije en un susurro, en mi mente solo resonaba su nombre "Edward", tan cercano y ahora tan lejano, solo él... sabiéndolo perdido… sabiéndolo pasado.