Capitulo 28: Frío y caliente

Tweet Amores! aqui actualizando, medio tarde pero en fin... Besotes y hasta... mañana ja ja! Las amo, dejenme sus palabras de amor que tan bien me hacen... CONTIENE LEMMON

Frío y caliente

Sostuve la mano que me ofrecía, fría como el aire del lugar pero tan familiar que parecía pertenecer como una extensión de mi mismo. Mi cuerpo estaba entumecido, temblaba bajo gruesa manta que Bella había puesto sobre mis hombros y de entre mis labios se escapaba el aire condensado que mis pulmones expandidos por el frío, despedían. Ella parecía tan tranquila, blanca como la nieve que se esparcía a nuestro alrededor… tan hermosa… tan deslumbrante que podía cegar mis ojos. La veía billar, increíblemente y ante mi sorpresa ella brillaba…

_¿No me conoces?..._ dijo sonriendo avergonzada ante mi mirada embelesada _soy… la misma Bella, la misma que se enamoró de ti_ asentí aún admirando su rostro, que parecía lleno de deslumbrantes cristales engarzados en su piel,

_Nunca te había visto… bajo el sol, creo_ dije levantando mi mano para acariciar su nívea mejilla, ella sonrió y suspiró cerrando sus ojos ante mi contacto,

_Es que… esta es la piel de un vampiro, brilla como una fuerte armadura de plata, es como una cota de malla… nada la puede romper más que la fuerza de otro vampiro_ dijo inclinando su cabeza hacia mi mano para profundizar la caricia,

_Es… hermosa_ ella rió y abrió los ojos mirándome con una mueca en sus labios,

_Es terrorífica, temible… es la piel de una asesina_ murmuró. No, ella no se veía como lo que realmente era… un ángel, mi diosa.

_Eres la divinidad que me sacó de un profundo letargo_ dije acercándome a ella _la que llegó a mi vida para arrancarme la venda de los ojos y hacerme descubrir el amor_ en seguida rodeó mi cuello con sus brazos y sus labios rozaron los míos suavemente, mis brazos rodearon su cintura y profundizamos el beso al punto que mis manos danzaban por su cuerpo anhelando su fría y pálida piel. Pronto… muy pronto ella se separó de mí cerrando fuertemente los ojos,

_Edward… debemos seguir, hay que… seguir amor_ dijo casi autoconvenciendose de ello. Suspiró unas cuantas veces más y abrió los ojos para enfocarlos en los míos,

_Edward…_ ronroneó acercándose a mi oído _¿estás listo para correr con los vampiros?

Una risita salió de mis labios en cuanto lo pensé, sabía que eso era un absurdo total… pero, ella sonrió perspicaz y lo siguiente que hizo me descolocó totalmente. En un movimiento rápido e inesperado ella me sostuvo en el aire para luego pasar mi cuerpo detrás de su espalda colgándome de ella, mis manos rodearon su cuello y mis piernas su estrecha cintura,

_¿Bella?!_ reproché, pero antes de que pudiera seguir diciendo palabra sus pies volaban al ras del suelo a través del bosque, me aferré fuerte a su pecho por que de la manera que el aire daba contra mi cara parecía que en cualquier momento podía tirarme de la espalda de Bella y estamparme contra el tronco de un árbol. El bosque pareció venir hacia nosotros moviéndose con cada paso que Bella daba y no al revés, era increíble cómo Bella tenía esa maestría al correr, como si hubiese estado todo un siglo haciéndolo, como si sus pies fueran una parte natural del bosque. Esquivaba magistralmente cada árbol que amenazaba con sacarnos del camino mientras el viento silbaba en mis oídos, mi peso parecía no poder afectarle en nada… ella corría como si nada pudiera detenerla, como si no se percatara de mi presencia siquiera.

Luego de unos minutos de esa maravillosa sensación de vacío en mi estómago mezcla de fascinación y adrenalina, una cabaña pequeña apareció de la nada entre los árboles. Bella se detuvo en seco, lo cual me dio la sensación de poder lanzar mi estómago por la boca,

_Llegamos…_dijo como si nunca hubiese corrido a través del bosque conmigo a sus espaldas, me miró divertida y finalmente soltó mis piernas para dejarme caer, mis piernas tan pronto tocaron el suelo se doblaron y terminé desplomado en el suelo con el trasero dolorido,

_Bella…_ murmuré cerrando los ojos, ¿por qué ella era la fuerte, la veloz, la magnífica… y yo el débil que no soportaba una carrera por los bosques. Sentí que ella se acuclilló a mi lado y peinó mi cabello con sus dedos,

_Perdón mi amor_ dijo apenada, aunque vi que una sonrisa se escondía detrás de sus comisuras,

_Está bien_ dije tratando de pararme, esperaba que una vez convertido en vampiro dejara de hacer el ridículo _me gustó, pero me tomaste de sorpresa_ ella sonrió finalmente tomándome de la mano y tirando de ella,

_Te compensaré_ dijo suavemente, le creí… le creería cada cosa que ella me dijera, siempre…

Entramos a la cabaña que se internaba en el bosque entre abetos y coníferas, era acogedora aunque estaba fría y se podía ver el poco uso de sus instalaciones, en una esquina se situaba la chimenea a la que Bella en seguida llenó de leña, pronto un placentero calor comenzó a calentar el lugar. Me aproximé al fuego caminando sobre la mullida alfombra blanca sobre el piso de madera y acerqué mis manos al calor que despedían las llamas, pronto la calidez inundó mi cuerpo y cerré los ojos sabiendo que esa sensación sería lo que más extrañaría en mi vida inmortal. La pérdida se compensaría con la presencia de Bella, toda ella sería la calidez que mi vida humana albergaba, toda ella sería mi fuego, la cusa en que me quemaría vivo cada vez que hiciéramos el amor y ese aspecto terminó por ser la última de mis preocupaciones.

Entonces sentí unas manos frías acariciar mi espalda por debajo de la manta y la sonrisa se formó en mi rostro, esas manos subieron hasta mis hombros arrastrando en su camino la manta dejándola caer al suelo. Mi cuerpo reaccionó en seguida a su toque, estremeciéndose y deseando más, excitándose…

_Bella…_ murmuré cerrando los ojos, sus manos siguieron su recorrido sobre mi ropa acariciando mis hombros brazos y rodeando mi cintura,

_Calma…_ susurró cerca de mi oído _haré esto lo más placentero posible, ¿estás preparado?_ su voz me infundió la calma que necesitaba, mis músculos se relajaron y mi mente se despejó de cualquier miedo posible,

_Si… hazlo amor_ dije aún con los ojos cerrados, estaba entregado a sentir cada cosa que ella me hiciera,

_Debes resistir, sentirás que te quemaras cuando no es así… será el efecto de mi ponzoña en tu cuerpo_ murmuró acariciando mi espalda por debajo de mi suéter, asentí sin poder decir nada, ¿el fuego que sentiría sería aún más intenso que el que ella me provocaba al besarme o al tocarme?

Lentamente sus manos fueron subiendo por mi espalda arrastrando con ellas mi sueter, sentí sus besos humados sobre la piel que iba quedando expuesta y me contuve de no voltear para liberar mi “Edward salvaje” que pugnaba por salir… un gruñido salió de mis labios. Sus manos me dejaron con el torso desnudo y bajaban recorriendo mi pecho agitado hasta acariciar mi abdomen, un ronroneo endemoniadamente sensual resonó en su pecho despertando mi excitación,

_Edward… te deseo mi amor_ murmuró sobre la piel de mi espalda mientras sus pequeños labios besaban esa zona,

_Tómame… ya soy tuyo_ dije con voz gruesa cargada de pasión, ella llevó una de sus manos a la orilla de mi pantalón y desabrochó los botones hasta dejarlos caer a mis pies, entonces me rodeo y alejándose varios pasos por delante de mi, volteó para mirarme… mi erección se levantaba orgullosa y palpitante, esperando recibirla… me sonrojé furiosamente seguramente añadiendo más calor a mi cuerpo.

_Estas listo para mi_ murmuró mientras se desabrochaba cada uno de los botones de su camisa tan lentamente que cerré mis manos en puños conteniéndome de no lanzarme para abrir esa prenda de un tirón y dejar sus pechos firmes ante mí.

_Siempre_ sentencié. Ella dejó caer su camisa sobre la alfombra blanca y desabrocho con la misma tortuosa lentitud su pantalón…

_Yo debería desvestirte_ dije embelezado con sus pezones erectos, quería enroscar de inmediato mi lengua en uno de ellos…

_mmm… disfruta de la vista_ dijo simplemente antes de dejar caer su pantalón moviendo sus piernas en un sensual movimiento. Ella sonrió viéndose realmente gloriosa con su rostro surcado por la excitación y su cabello suelto enmarcando su rostro, sus manos bajaron por su cuello hasta su tórax, luego acariciaron su clavícula siguiendo hasta sus turgentes pechos, no pude evitar gemir ante la vista que ella me ofrecía.

_Bella…_ murmuré extasiado, ella dejó salir una risita divertida lo cual provocó un sutil movimiento de sus senos, esa danza inesperada hizo reaccionar mi acalorado cuerpo y con paso firme caminé hacia ella para tomarla de la cintura y sacudir su cuerpo contra el mío, nuestros excitados se encontraron por un momento en el que ambos jadeamos,

_Eso me provocas_ dije aporreando casi con salvajismo mi dura erección contra su húmedo sexo, ella gimió alzando la mano para tocar mis cabellos y atraerme hacia su boca. Nos fundimos en un beso apasionado, desesperado en demasía, un beso que gritaba lujuria, deseo y pasión, las tres cosas que ella despertaba en mí a demás de la más importante e intensa… puro amor.

Ella se separó de mi y besó lentamente mi pecho hasta llegar a mi abdomen, su lengua fría recorría cada centímetro de mi cuerpo en llamas pero en lugar de ser incomodo era sumamente placentero… la vi arrodillarse ante mí con sus ojos fijos en los míos, tan brillantes y oscuros como seguramente se encontraban mis orbes verdes. Entonces en un movimiento que casi me enloquece tomó mi erección con una de sus manos y masajeó toda su longitud, mi pecho subía y bajaba conteniendo el aire en mis pulmones y dejándolo escapar rápidamente emitiendo jadeos entrecortados.

No pude decir nada, solo estaba parado allí viendo cómo aquella deidad de la que me había enamorado, se acercaba a mi miembro profiriendo pequeñas lamidas con su fría y húmeda lengua, besando su punta como si se tratara de una paleta de caramelo y engulléndolo tan profundo que podía jurar que había sentido la vibración de un gruñido en su garganta… esa mujer me estaba volviendo loco. Tiré mi cabeza hacia atrás pidiéndole más, ella seguía haciendo ese movimiento arrebatadoramente sensual que me volvía loco y yo sentí que la base de su garganta podía ser mi perdición, entonces lo vi venir, la sangre de todo mi cuerpo me abandonaba para viajar hacia el sur de mi cuerpo, en mi bajo vientre se arremolinaba un sinfín de sensaciones que me hacían gemir cada vez más fuerte, sentí sobre mi miembro el gemido de Bella y cuando abrí los ojos y miré hacia abajo vi a mi diosa con una de sus manos en su centro, uno de sus dedos entraba y salía mientras ella se retorcía con mi erección en su boca,

_Bella_ dije rápidamente saliendo de su boca y tomando la muñeca con la que se daba placer _yo quiero hacer eso, yo quiero ser el que te de placer mi amor_ murmuré arrodillándome frente a ella, atraje su mano hasta mi boca y lamí el dedo intruso que estaba haciendo mi trabajo, su sabor era exquisito e inundó cada fibra de mi ser,

_mmm… eres deliciosa_ murmuré con voz áspera, me relamí los labios y la besé aferrándome fuertemente a sus mejillas, la escancia que resultaba de la mezcla de su sabor con el mío era embriagadora, la mezcla perfecta entre ella y yo y tuve la certeza de que ese sabor podía ser mi alimento de por vida. Ella rompió el beso para recostarse sobre la alfombra blanca, los tejidos de la tela acariciaron su piel como si ella estuviera recostada sobre la extensión de un pasto frondoso, envidié ese contacto y llevé mis manos hasta sus piernas que se extendían una a cada lado de mi cuerpo, suavemente posé mis manos en su fría y suave piel, tan suave como el satén, tan nívea que parecía la piel de una extraña y fascinante divinidad, lentamente pero sin perder el contacto con sus partes acaricie subiendo hasta sus muslos, ella abrió sus piernas para mí en el instante en que la palma de mi mano se posó sobre su monte de Venus,

_Bella, amor… quiero sentir tu sabor nuevamente_ murmuré jadeante, ella solo asintió mordiéndose el labio, un frágil jadeo se escapo de sus labios cuando me incliné entre sus piernas para inhalar su aroma… aquél que aturdía todos mis sentidos perdiéndome y dejándome sin la más mínima idea de la realidad. Un gutural gemido salvaje se escapó de mis labios cuando vi la humedad de su entrepierna y su efluvio chocó contra mí, entonces de un momento a otro todo desapareció… el mundo giró sobre mis pies desapareciendo y dejando dentro de mi campo de visión solo su intimidad, casi con desesperación la ataqué con mi boca. Ella gimió embargando mi pecho de orgullo, lo hacía bien… era su amante y lo hacía bien, no podía ser más feliz por eso, ella se estaba retorciendo de placer y llenando el ambiente de esa cabaña con sus jadeos y gemidos gracias a mí, podría haber saltado allí en ese mismo instante de pura felicidad pero no, mi objetivo en ese momento era satisfacer a mi diosa y lo haría hasta el último segundo de mi vida.

_Edward aahh… por favor amor_ gimió mientras mi lengua feliz bailaba sobre su clítoris, llevé uno de mis dedos a su centro adentrándolo de un solo golpe… tan estrecha como la recordaba, gemí sobre ella y ese solo gesto fue la que la hizo arquear su espalda pidiendo más, se lo daría… le daría el mundo. Entonces mientras mi dedo entraba y salía haciendo que mi diosa profiriera gritos de placer, sus paredes se estrecharon alrededor de mi dedo y la sentí venirse, todo su cuerpo se estremeció y tembló mientras sus jugos se escurrían y yo los tomaba como si fuera un muerto de sed en el medio del más ardiente desierto. Recogí cada gota que ella me ofrecía, no desperdicié ni una… ¡maldición si era realmente adictiva! ¡Era su dulce néctar lo único que necesitaría para sobrevivir!

Levanté mi cabeza y la vi con los ojos cerrados y una sonrisa de satisfacción en los labios y comencé a subir dejando besos por el camino, sus proporcionadas caderas, su abdomen plano y suave, su ombligo, el arco suave que formaban sus senos, su pecho agitado que subía y bajaba recuperando su respiración, su fino y estilizado cuello y finalmente sus fascinantes labios. Mi erección, aún no satisfecha rozó su muslo y mi beso se intensificó ella rodeó mi cadera con sus piernas empujándome a provocar finalmente la unión de nuestros sexos,

_Oh Bella… estrecha y preparada para mí_ dije empujando dentro de ella toda la longitud de mi miembro, cabía perfectamente, se acoplaban sincrónicamente como si hubiesen sido creados para pertenecerse, entonces luego del aturdimiento inicial comencé a moverme dentro de ella mientras nuestras miradas se trababan una en la otra. Bella podía ser vampiro, pero su sensualidad a la hora de hacer el amor era endemoniadamente divino, celestial… ella parecía más bien un ángel que se retorcía de placer ante mis caricias, conteniéndose seguramente de no ser brusca, de no romperme… cuidándome de ella misma.

_Edward…_ murmuró entre jadeos, entonces supe lo que debía hacer… comencé a moverme frenéticamente sobre ella, con mi pulsante miembro entrando y saliendo de ella con un ritmo desenfrenado, casi salvaje, cerca de ser brutal. Pero sus gritos de placer me incitaron a seguir moviendo mis caderas contra las de ella, estaba comenzando a sentir la furiosa tormenta en mi bajo vientre cuando ella de un solo movimiento me empujó para quedar encima de mí.

Perdí la conciencia de la realidad cuando ella comenzó a cabalgarme furiosamente mientras mordía su labio y me miraba de una manera endemoniadamente sensual, mis manos fueron hasta sus pechos que bailoteaban acaparando toda mi atención, la inmensa bola de calor que se formaba en mi bajo vientre comenzó a palpitar gritando por un escape, un estallido de placer, alguna satisfacción…

_Bella, sigue mi amor, sigue moviéndote así_ pude murmurar mientras me aferraba a su fina cintura ayudándola a montarme. Me senté obnubilado por sus senos danzantes y los mordisqueé exasperado, ella gimió audiblemente y su movimiento se tornó aún más frenético, si eso era posible… sentí como su sexo mojado chocaba contra el mío, sentí adentrarme una y otra vez en ella envistiéndola salvajemente, sentí sus paredes comenzar a estrecharse del placer, la sentí aferrándose con sus duras manos a mi espalda y su lengua recorriendo mi cuello, sentí mi miembro temblar anticipándose al placer… a la descarga, entonces la sentí jadear en mi oído,

_No temas…_ susurró _perdóname mi amor_ dijo antes de que mi chorro caliente inundara su interior, ella con un movimiento más y un último grito se inclinó hacia mi cuello. Mi mundo desapareció y lo único que sentí fue un estremecimiento al percatarme de un agudo dolor en mi cuello, ella me estaba mordiendo…

Me aferré a su cintura como si fuera mi tabla de salvación y dejé que sus dientes depositaran el líquido que me daría la posibilidad de ser como ella… sentí sus manos alrededor de mis hombros, abrazándome, pidiéndome perdón…

Y ya no sentí nada más…

Su lengua recorriendo la herida…

Sus ojos fijándose en mí, mientras mis ojos parecían pesar…

Sus labios sobre los míos despidiéndose del humano, del frágil y débil hombre y sus últimas palabras antes de colapsar sobre la mullida alfombra,

_Yo estaré aquí… mi amor_ el fuego comenzó a cercenar mi cuerpo _ Te amo…

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Merezco tus palabras?? GRACIAS!!!