Capitulo 8: La verdad nos unirá

Tweet Amigas!! aqui esta, me tuve que mover hasta la casa de mi mamá para actualizar... mi conexión es horrible!! Besotes y dejenme sus palabras, las amoooo

La verdad nos unirá

Desearía poder tener la fuerza suficiente como para decirle que NO a algo, pero parecía imposible. Mientras más la tenía, más anhelaba su bienestar, más quería complacerla… ¿a caso estaba haciendo algo mal? ¿Acaso el hecho de que mi niña me tuviera atrapada en sus manos me hacía vulnerable a ella?... si, sin duda me hacía el ser más débil de la tierra cuando se trataba de ella, de darle lo que ella quería, de satisfacer sus deseos… ¡Maldita sea! ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué tan solo no podía comportarme como un padre común y corriente como aquellos que castigan a sus hijos sacándoles la mesada del domingo o mandándolos a la cama sin cenar?

“Tal vez… porque no eres su padre” decía mi inconsciente, esa maldita voz que decía llamarse “conciencia”… Pero me sentía cómodo siéndolo, no quería que esa relación cambiase, no quería dejar de pasear de la mano por las calles de Forks con ella, no quería que me dejara de llamar papá… esa palabra con todo lo que significaba era la razón por la que la amaba, por la que la quería a mi lado y anhelaba su bienestar. Si ella se enterase lo que yo y su familia éramos ¿dejaría de quererme?... ¿dejaría de llamarme papá? ¿si ella me pedía explicaciones sobre mi manera de actuar yo tendría la fuerza de decirle que NO?, de pronto ante ese inmenso interrogante todo pareció carecer de valor, sobrevino el miedo y la angustia de la perdida.

Esa tarde, luego del incidente, mi niña estuvo callada por todo el resto del día… no habló a la hora de la cena, no lo hizo a la hora de acostarse, no me pidió que le cantara su nana y mucho menos me dio los buenos días a la mañana siguiente cuando despertó y me vió a su lado… la estaba perdiendo ¡y todo por mi maldito descuido! ¿Cómo se me había ocurrido mostrar mis habilidades delante de ella? ¿Cómo había podido ser tan estúpido? Aunque no estaba arrepentido de ninguna manera de lo que había hecho esa tarde en el Instituto, si temía haber escavado mi propia tumba al haberme mostrado tal cual soy ante ella.

_Alice, necesito tu ayuda_ dije desesperado después de haber intentado por varias veces hablar con mi pequeña, la misma cantidad de veces a las que ella se negó poniendo como escusa cosas tan incoherentes como mirar una película, hacer tareas, ordenar su cuarto y hasta ayudar a tío Emmett a lavar su jeep. Mi familia estaba de caza y Alice se había quedado para llevar a mi niña de compras,

“¿Qué es Edward?... dilo, desahógate, te veo ir y venir sobre la sala de la casa como si fueras un murciélago encerrado en lo alto de un campanario ¿Qué es?... porque por más que quiera no veo nada”

_Es Bella_ murmuré parándome en seco frente a la ventana de la sala, la tarde era prometedora y si fuera porque mi niña seguía empecinada en no dirigirme la palabra a esa hora estaríamos jugando en algún parque o en la feria del pueblo. _no sé qué le sucede Alice, no entiendo cual es el motivo por el cual no me dirige la palabra, parece empeñada a no volver a hablarme_ suspiré frustrado cerrando los ojos esperando por una respuesta certera de mi hermana. Ella pareció meditarlo por un rato, en su mente iban y venían distintas posibilidades de lo que podía sucederle a mi niña, Alice estaba jugando conmigo… ¿cómo podía ella no saberlo?

_Dime Alice_ demandé con voz dura, ella me miró divertida y rió exasperadamente

_¿No te das cuenta Edward? ¿En serio no sabes?_ la miré con dureza, demandante… ella la conocía tanto como yo y si no me daba una respuesta pronto podía ser capaz de cualquier cosa, como tomar a mi niña y volvernos a Inglaterra… estaba comenzando a pensar que en realidad mi familia no era de mucha ayuda…

_¡No Edward Cullen!_ Alice cambió su expresión y me miró como si pudiera asesinarme _no te la llevaras, no la alejarás de nosotros otra vez porque te siente sobrepasado con esto. Enfrenta la realidad hermanito… ¿no te das cuenta? ¿a caso eres tan ciego?_ la miré sorprendido ¿de qué diablos estaba hablando?...

_No… no veo el futuro como tú y a pesar de que lo intento no veo nada en tu mente Alice… si hay algo que me estas ocultando dímelo ya_ pedí con calma, hacer enojar a Alice no era buena idea y menos en ese momento.

_¿Quieres saberlo? ¿En verdad quieres saber?_ inquirió aún enojada… solo pude asentir, de repente no me sentía para nada seguro si quería saber

_Ella, grandísimo idiota…_ murmuró con voz baja acercándose hacia mí y señalándome con su dedo inquisidor _te ama, más que a nada en el mundo… ya te ama_ mi pecho pareció hincharse ante tales palabras, sabía que ella me amaba… es decir ¿era su padre no? ¿Cómo no amar a un padre?.

_Lo sé Alice… sé que me ama_ dije como si fuera lo más obvio del mundo, Alice puso sus brazos en jarro e hizo sonar exasperada la punta de su zapato contra el suelo,

_No hay peor ciego que aquel que no quiere ver_ murmuró negando con la cabeza, lo próximo que vi fueron las imágenes que cruzaban por su mente, imposibles…

Absurdas…

Sin sentido…

Imágenes que quise que fueran una broma, una mala pesada de la mente de Alice, un fallo en el destino que esta aventuraba. Bella tenía más edad y era aún más hermosa, como si fuera eso posible, yo la tomaba de la cintura mientras bailábamos y la besaba, un beso dulce, delicado y lleno de … ¿amor?, un beso que luego se profundizó pasando a contener más pasión y más deseo… me estremecí con tan solo verlo.

_Alice…_ murmuré cerrando los ojos con fuerza. Las imágenes dejaron de llegar a mí dejándome aturdido y respirando entrecortadamente _¿Cu… cuando lo viste?... no, no… puede ser_ mi hermana no respondió al instante, antes de hacerlo pasó una mano por mi hombro apretándolo ligeramente en señal de apoyo,

_Calma Edward…_ murmuró con su voz tranquila _aún no sucederá, si es que está destinado a suceder… tú sabes que mis visiones son subjetivas, ella ya te ama… aunque ese amor este disfrazado por otra clase de cariño, ahora… solo tú debes decidir si esto que viste debería seguir su curso o no_ sus palabras certeras fueron las que sosegaron mi ansiedad. Ella me amaba… ¿pero a tal punto? Yo le pertenecía, de eso estaba cien por ciento seguro pero… ¿le pertenecía como hombre? ¿Cómo un amor mas allá de la paternidad que me unía a ella?. Entonces las palabras de Esme, que había pronunciado hace ya tanto tiempo atrás, volvieron a mi mente, en ese momento no las creí posible pero ahora después de tantos años tomaban un significado diferente… No podía pensar en ella como un amor, porque ninguna mujer podría reemplazar la clase de amor que yo sentía por ella, pero tampoco podía pensarla como mi hija porque después de todo… ella no era mi hija. Aún así la amaba, con tal intensidad que estaba dispuesto a aceptar lo que ella me diera sn ninguna clase de demanda por mi parte… lo que ella pudiera ofrecerme en calidad de lo que sea estaría bien, después de todo… me era imposible decirle No.

Sentí los pequeños brazos de mi hermana ceñirse alrededor de mi cintura, sosteniéndome, acompañándome y dándome ánimos ante semejante revelación… Bella me amaba pero… ¿Qué era capaz de hacer yo con ese amor?...

“Déjalo correr Edward… ya sabes que mis visiones nunca son certeras, todo depende de la decisión que tú tomes. Bella decidió hace mucho tiempo…” interrumpió sus palabras casi al instante de haberlas pensado, me separé de ella para mirarla a los ojos y buscar la verdad

_¿Cómo que ya lo decidió?_ inquirí sorprendido… ¿cuántas cosas más me ocultaba mi hermana?, ella me miró con su típica carita de cachorro triste, pero ante mi dura expresión se vió obligada a contestar,

“Edward… ella decidió que te haría feliz desde hace ya mucho tiempo, ella te ama! Maldito necio!” pensó para luego dar media vuelta y salir disparada del salón.

Pasé el resto de la tarde debatiéndome en si tenía que ir a hablar con mi Bella o no, ella ¿me rechazaba por eso? ¿Ella se aislaba de mi porque aquella tarde en que le había salado la vida me había mostrado como lo que realmente era?... no podía soportarlo, no podía soportar la ansiedad de dejarla ir, de que se serrara en si misma negándose a estar conmigo, ¡con su padre! ¡Maldita sea con el único hombre que la amaría hasta dar la vida por ella!

Me sentí desesperar, sentí que ya nada era importante en el mundo más que ella y solo ella, su manera de verme… no quería que me viese como el monstruo que era, no quería para nada del mundo asustarla. Yo la amaba… ella era mi hija y fuera lo que fuese que sucediera en el futuro, ella no debía asustarse de mí… porque de todos los hombres del mundo, yo era el único capaz de protegerla con uñas y dientes… el único.

Podía escuchar el sonido de libros al abrirse y cerrarse, la fricción de hojas de papel al chocar unas contra otras y a mi niña canturreando alguna canción, miré hacia el techo como si pudiera ser capaz de ver a través del concreto y pensé en ella leyendo tal vez algún libro o escribiendo en su diario. Decidido pero con un miedo que atormentaba mi mente subí las escaleras para contar mi verdad, la que Bella quisiera saber… no importaba nada ya, ¡Que el mundo entero se enterara que existían los vampiros y que vivían en Forks! No me importaba nada… hablaría con mi niña aunque me costara su rechazo, aunque me carcomiera el resquicio de alma que ella me había devuelto cuando la recogí de los brazos moribundos de su madre…

Caminé hasta quedar frente a la puerta de su habitación, tragué saliva y levanté la mano para golpear… lo hice. Dos frágiles golpes que esperaba muy en el fondo que ella no escuchara, pero no tuve tanta suerte, se escucharon pasos dentro de la habitación y suspiró resignada… parecía saber que era yo. Maldije por enésima vez no poder leer su mente, ella se había cerrado para mí y eso me azotaba como latigazos a carne viva… necesitaba saber que pensaba, que sentía…

Abrió la puerta suavemente y me miró con sus ojos asustados, reprimí un gemido de dolor… ella me temía.

_Bella_ murmuré con tono suave, podía ver su pecho subir y bajar rápidamente, estaba asustada… y todo por mi maldita culpa! _Hija… ¿podemos hablar?_ le sonreí para infundirle una calma que yo no tenía, ella parpadeó nerviosa por unos segundos y miró al suelo,

_Si papi_ dijo con una nota de tristeza en su voz _p-pasa…_ hizo un ademan con su mano invitándome a entrar. Caminé unos pasos y entré, su cama estaba algo revuelta, unos cd´s y un par de libros descansaban sobre el edredón purpura y sus muñecas estaban por todo el suelo de la habitación, ella se dio cuenta que yo observaba y se apresuró a recogerlas para meterlas en una caja de cartón y luego cerrarla metiéndola debajo de la cama,

_Tía Alice tiene razón_ murmuró despacio como hablando consigo misma _ya no soy una niña_ luego juntó los libros dejando espacio en la cama y se dejó caer sobre esta con las piernas cruzadas y la cabeza entre sus manos mirándome analíticamente

_Bella… yo…_ comencé a decir, pero su actitud me contrarió un poco _yo, quiero hablar un tema contigo, quiero… hablar de lo que sucedió ayer_ dije increíblemente nervioso, ¿cómo una niña podía causar ese efecto en mí cuando nadie… pero nadie, ni el más despiadados de los vampiros lo había logrado? Ella suspiró cerrando los ojos y palmeó el lugar libre que había a su lado, lentamente me acerqué y me senté en el espacio que ella me ofrecía, la miré y por un momento quedé en blanco, Bella me sonrió tímidamente y recargó su cabeza en mi hombro haciéndome perder el hilo de mis pensamientos,

_Dime papi…_ dijo apaciblemente. Y allí estaba yo, tragando en seco y sin poder moverme, actuando como el más patético de los vampiros, temiendo por su rechazo, por su reacción y por sobre todas las cosas, deseando fervientemente que después de esa confesión Bella siguiera llamándome papá… y si la suerte decidiera echarme una mano, siguiera amándome.

Diario de Bella a la edad de 12 años

Querido diario, amigo mío… eres el único en quien puedo confiar. ¡El único!.

No puede ser que mi familia, mi tía y mi propio padre me oculten cosas, mi padre parece nervioso cuando estoy a su lado y evita acercarse, es como si le temiera a algo que yo le pueda hacer… ¡ridículo!, mi tía se comporta como si supiera cosas y se mordiera la lengua para contenerse a no decírmelas, mis abuelos se comportan más compasivos de lo normal y mi tío Jassper… bueno, no lo sé… supongo que él es la excepción, cuando estoy cerca de él me siento con una enorme paz y tranquilidad.

¿Que está pasando diario? ¿Por qué todo el mundo me mira como si pudieran temerme? Como si yo fuera una loca que en cualquier momento podía comenzar a gritar empecinada en su propia verdad. Lo más angustiante era que estan así desde que mi papi me salvó de morir en la calle del Instituto, uff querido amigo… preferiría estar muerta que siendo ignorada por todos.

Esa tarde, después de haberme cansado de que cada vez que aparecía por la sala o por la cocina las voces que murmuraban despacio desaparecían al hacer mi entrada, directamente acabé encerrada en mi habitación sin ánimos de oír a nadie, sin deseos de interrumpir sus charlas privadas… esto me olía mal, muy mal… pero si dije que lo iba a averiguar, así sería.

Lo peor de todo, no eran los secretos que sabía que mi familia ocultaba, lo más doloroso era saber que mi papá se sentía incomodo con toda la situación. Me merecía de él un regaño, un castigo o al menos una reprimenda por haberme alejado de donde se suponía debía esperarlo e irme hacia la calle, pero… nada. Aunque pensándolo bien, el había utilizado el peor de los castigos… ignorarme. Y sabía amigo mío, yo sabía que esta vez si lo había arruinado, esta vez si que mi papi se había dado cuenta de que lidiar con una niñita solo, sin mi madre fue la peor idea que se hubiese ocurrido en años y mi pulso, de tan solo pensar en ello, se acelera poniéndome eufórica. No sé en qué momento acabé caminando por el cuarto buscando algo para descargarme, mis ojos se enfocaron en el armario gigante que mi tía Alice me había hecho utilizar y pensé por un momento tomar unas tijeras y cortar toda la tela que había allí… pero me di cuenta que no era buena idea, mi tía Alice se volvería loca, más de lo que ya está y podía ser capaz de mandarme a un orfanato o algo. Entonces mi mirada se topó con la fila de muñecas que había sobre una de las repisas, me dirigí hasta ella y me detuve en seco,

“Esas muñecas ridículas ya no me pertenecen” pensé tomando una de ellas por el cabello sedoso y artificial

“No soy una niña!... no lo soy!” pensé aporreándola contra el suelo, de repente me sentí un poco mejor… solo un poquito. Pero luego de unos instantes el sentimiento de desesperación me atacó con más fuerzas, era injusto, me volvía a sentía de lo peor, sin ser capaz de hacer nada… ¿por qué no confiaban en mí? ¿Por qué no me contaban nada de lo que estaba sucediendo?...

Ah claro… porque era tan solo una niña.

Un niña que molestaba a los demás, que hace las cosas malas y que soy en extremo revoltosa, caprichosa y desobediente y no merecía estar con esta familia, tener los abuelos que tenía ni por nada del mundo merecía tener el papá que me había tocado, por más que éste ahora me ignorara. Llena de furia contenida tomé unas cuantas muñecas más llevándolas conmigo y las arrojé en el medio del cuarto pisándolas con fuerza mientras en mi cabeza gritaban las palabras

“No soy una niña!!!”…

“No quiero ser más una niña, quiero crecer y deshacerme de ustedes” pensaba aporreando contra el suelo a cada una de ellas, sabía que después me arrepentiría, es decir… eran mis Barbies favoritas, las que tía Rose me había regalado… pero para nada me arrepentí. Tomé mis cd´s y los esparcí en mi cama y busqué mis libros favoritos y lo puse allí también. Mi cama era mi santuario y rebozaba de sosas que mi papi me había regalado, mis libros favoritos, mis cd´s de música clásica y mis cuadernos del colegio… supongo que si quería ser una buena niña para él, debía ser buena en todo… y eso estaba dispuesta a hacer.

Me senté en la orilla de la cama a inspeccionar el desastre que había provocado y sonreí… en verdad me sentía diferente, sentí que me había deshecho de lo que me tenía atada a la niñez, que ansiaba por ser más madura para entender ciertas cosas, cualquier cosa, que había crecido internamente para recibir cualquier información que mi papi tuviera que decirme y eso quería hacer… quería bajar por las escaleras y enfrentar a mi familia pidiéndole que me de una explicación de lo que había sucedido en la calle del Instituto, pedirles que me dijeran porque se estaban comportando así conmigo, como si yo fuera una patética niñita que es incapaz de entender las cosas. Quería hablar con mi papi y que me dijera todo lo que tenía para decir, lo que fuera… porque yo sabía que algo raro había, habían demasiado detalles que a mí no me pasaban desapercibidos, ¿sabes qué?... ayer por unos de los paseos por la casa descubrí un cuarto llenos de fotografías en las paredes… es decir ¡fotografías de graduaciones!... mi papi aparecía en ellas una y otra vez pero con diferentes ropas, con diferentes personas, al igual que mis tías y tíos… y siempre con un diploma en sus manos… ¿no es eso raro?. Otra cosa que descubrí fue que todas las cosas de la cocina de mi abuela ¡son nuevas!... es decir, no tienen uso alguno, pareciera como si hubiesen sido compradas solo para adornar pero no para cumplir su función, eso es raro también… sumado al hecho que ayer le pedí a mi tía Rose que me preparara un emparedado y no supo cómo hacerlo.

Estaba sobre mi cama pensando en todas esas cosas y canturreando una canción de Demi cuando sentí los golpes tímidos en mi puerta, suspiré mientras me levantaba de la cama y llegué hasta la puerta, sabía quién podía ser… mis abuelos habían salido al supermercado, según mi tía Alice y solo había quedado mi tía con mi papi, aposté antes de llegar a la puerta que era mi papi… ya que mi tía Alice nunca golpeaba antes de entrar, solo entraba…

Tenía razón era mi papi y se veía triste y eso me asustó un poco… ¿estaría triste por lo que me sucedió ayer en el Instituto? ¿Sentiría culpa o remordimiento?,

_Bella_ murmuró con voz triste, mi respiración se aceleró ante ese tono de voz… por nada del mundo quería que mi papi se sintiera triste, quería abrazarlo allí y gritarle cuánto lo amaba y que se olvidara del incidente, pero como una niña tonta solo me quedé allí parada esperando a que hablara _Hija… ¿podemos hablar?_

Auch!, allí estaba… seguramente para decirme que había decidido cuál sería mi castigo por haber desobedecido, o peor aún… para pedirme que recogiera mis cosas y que nos marchábamos de nuevo… tal vez yo sola a algún orfanato…

_Si papi_ murmuré con la voz acongojada, mi pecho se oprimía y tenía las urgentes ganas de llorar _p-pasa_ logré decir con un ademán de mi mano, él entró a mi habitación y lo vi recorrer con su mirada todo el suelo…

¡Cierto! ¡Las muñecas!... me apresuré a recogerlas todas metiéndolas adentro de una caja de cartón y escondiéndola debajo de la cama, si mi tía Rose las veía se ofendería y todo sería peor, aunque le debía mis explicaciones a mi papi

_Tía Alice tiene razón_ dije empujando la caja debajo de la cama _ya no soy una niña_ me apresuré a juntar los libros que se dispersaban arriba de la cama y le hice un lugar a mi papi, me senté con las piernas cruzadas y lo miré curiosa, él parecía nervioso…

_Bella… yo…_ comenzó a decir con el ceño fruncido _yo, quiero hablar un tema contigo, quiero… hablar de lo que sucedió ayer_ …así que era eso… suspiré y palmeé a mi lado el lugar vacío para que él se sentara. Lo hizo y por mi cabeza cruzaron esos momentos de cuando yo era más pequeña en las que él se sentaba en mi cama y yo me sentaba en su regazo, me contaba cuentos o me leía algún libro… o simplemente tarareaba alguna canción acariciando mi cabello para hacerme dormir… extrañaba esos momentos. Sonreí anhelante y recargué mi cabeza contra su hombro, él parecía tenso y más frío de lo normal,

_Dime papi_ dije tranquilamente, estaba preparada para recibir cualquier castigo o reprimenda con tal de que mi papi no se pusiera triste. Él largó el aire de sus pulmones de una sola vez y alzó la mano para ponerla en mi cintura y acercarme más a él…

_Bella…_ murmuró nervioso _no sé como comenzar esto… es algo difícil_ dijo casi hablando para sí mismo. Lo abracé por la cintura escondiendo mi cabeza en su fuerte pecho, allí era donde siempre me sentía segura, en casa, no importa donde estuviéramos. Él suspiró otra vez, estaba creyendo que mi papi tenía grabes problemas para respirar…

_Hija… ¿recuerdas los libros que lees? ¿Aquellos de fantasía donde hablan de hombres lobo, sirenas, ángeles y… vampiros?_ murmuró lo último con recelo. No sabía qué tenía que ver con lo que tenía para decirme pero asentí… _bien, hay… cosas en el mundo que a veces son reales, que no son producto de la imaginación de un buen escritor o solo fantasía_ dijo algo inseguro. Yo alcé mi cabeza para mirar directamente a sus ojos topacio y él acarició mi frente para deshacer mi ceño fruncido,

_¿Qué es lo que quieres decir papi?_ dije incrédula… él desvió la mirada para ponerla en la ventana que daba al patio,

_Ayer viste cosas que nunca habías visto en mí, cosas que yo nunca te había mostrado_ dijo suavemente, yo recordé y pude ver qué era lo que quería explicarme él,

_Si… lo sé_ dije bajando la cabeza sobre su pecho y apoyando mi oído donde se suponía estaba su corazón… _tu velocidad, el hecho de que nadie te vio recogerme de la calle y correr conmigo entre tus brazos hacia el bosque, el que volvieras a casa corriendo conmigo entre tus brazos como si cansarse no fuera propio de ti y… el hecho que en este mismo momento no escucho tu corazón donde se supone debería estar latiendo_ dije sorprendida ante mi nuevo descubrimiento, él pareció asustarse y me alejó de su pecho como si de pronto se hubiese quemado.

_Bella…_ murmuró con cautela mirándome a los ojos _no quiero que te asustes, no voy a hacerte daño… eres mi hija y te amo, eres lo más importante que tengo en mi vida y si tú me rechazas de alguna manera sería mi muerte_ dijo tan rápidamente que apenas pude distinguir lo que decía.

_Yo… también te amo papá_ dije con los ojos picándome, estaba a punto de largarme a llorar como una boba por todas sus palabras, hermosas que me llenaron el corazón y me hicieron sentir tonta al haber pensado que él me podía abandonar… estaba claro que nos necesitábamos el uno al otro para seguir viviendo. _Dime papi… confía en mí, jamás te rechazaré_ dije sabiendo que cada una de mis palabras eran verdad. Él me miró con precaución y asintió lentamente, parecía estudiar cada una de mis reacciones

_Bella, hija… yo_ dejó de hablar para tomar su cabello con sus manos, despeinándose más de lo que ya estaba,

_Papi… solo dilo, sé que hay algo raro… lo sé desde hace mucho_ dije restándole importancia a lo que él lo ponía tan nervioso _sé que no te gusta comer, lo sé desde que la mamá de Claire te mandaba pan o galletas y tu las masticabas con asco o cuando comías conmigo a tu lado y tú masticabas la comida y cuando yo me distraía la ponías en la servilleta o cuando te encontraba a mitad de la noche despierto a un lado de mi cama o sentado en el sillón… mmm… de hecho nunca te vi dormir_ reí recordando esos momentos mientras él me miraba sorprendido _Ah!... y una vez te vi brillar bajo la luz del sol, como si pequeños cristales se incrustaran en tu piel_ dije acariciando su mano y mirándola como si pudiera ver esos cristales.

_Valla…_ murmuró él despeinándose una vez más el cabello _he sido bastante descuidado y tú muy observadora_ yo asentí sonriente y orgullosa de mí misma.

_Se que eres algo extraordinario por lo que vi ayer y que tal vez el resto de la familia también lo sea_ murmuré entrelazando mis dedos con los suyos, él sonrió tal vez más tranquilo… una sonrisa bailaba en sus labios _dime papi… dime que es_ le pedí tironeando de su mano.

_Bella yo… no soy nada extraordinario, soy todo lo contrario_ dijo bajando la mirada, volvía a ponerse triste una vez más y eso no me gustó, lo quería feliz… siempre feliz, rebosante de alegría a mi lado

_No sé cómo decirte sin que te apartes de mi lado_ murmuró para sí mismo. Cerró los ojos y suspiró y yo lo único que atiné a hacer fue comportarme como si tuviera 6 años nuevamente, me arrodillé a su lado y me senté de lado en su regazo, tomé su rostro entre mis manos y lo obligué a levantar la mirada y fijarla en la mía,

_Dilo papá, dime la verdad… esa será la única manera de que no haya más secretos entre nosotros y que nuestra unión sea tan fuerte como siempre, de esa manera no me perderás, no me alejarás y me tendrás a tu lado sin mentiras ni engaños, de esa manera yo te amaré más aún… porque serás sincero conmigo_ dije perdiéndome en esos hermosos ojos que tiene mi padre. Él pareció pensarlo y asintió,

_Bella yo…_ suspiró una vez más, pero esta vez parecía resuelto, decidido a decir lo que tenía que decir _ yo soy un vampiro_

Lo miré sin poder creerlo, él me miraba de la misma manera, aunque me sostenía de la cintura tal vez esperando detenerme si yo intentaba escapar… abrí la boca dejando escapar un jadeo sorpresivo y solté mis manos de sus mejillas. No porque le temía, sino porque deseaba mirarlo mejor…

Su pálida piel fría… que toqué con uno de mis dedos comprobando que seguía tan dura como siempre, sus ojos de un extraño color dorado… que me miraban cautelosos y sus labios que toqué con unos de mis dedos sintiendo el frío en ellos, como cada vez que me besaba la frente o la mejilla… normal, con el tiempo había asumido que todo eso era normal en mi papá, pero ahora sabía que era parte de algo más extraordinario, aunque él no lo creyera así…

_Eres un vampiro_ dije suavemente como si al decirlo el hechizo se rompiera y él desapareciera como el ser fantástico que era, entonces él asintió y lo supe y sonreí como boba, alcé mis manos para acariciar sus cabellos, tan suaves como su piel y mirándolo a los ojos me aproximé para plantar un dulce beso en su mejilla y luego lo abracé rodeando su cuello con mis brazos y susurré en su oído,

_Lo sabía… sabía que eras super_ sentí sus brazos en mi cintura abrazándome fuerte y murmurando por lo bajo muchos “te amo hija” “siempre lo hice y siempre lo haré” “te amo”…

“Yo también te amo papi…” pensé.

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Merezco tus palabras?? GRACIAS!!