Capitulo 4: Nuevamente tú...

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Nuevamente tú...

_Oh dios… Is! Isabella!_ reconocí vagamente la voz de esa mujer, mi subconsciente vagaba por las profundidades de mi razón, todo era oscuridad… a la cual no supe como había llegado.

_Ya llamamos una ambulancia Rose, mi dulce niña estará bien_ chillaba una familiar voz a mi lado. A medida que iban pasando los segundos o… los minutos, me parecía que mi subconsciente iba emergiendo a la superficie, era como un naufrago que nadaba hacia la luz, de la superficie del agua salía de la oscuridad.

Una suave caricia sentí en mi rostro, una caricia que no reconocí como familiar pero que sin embargo era sumamente placentera.

_Ella estará bien, solo fue el shock del momento…_ habló una voz que parecía de terciopelo,

_¡Isabella!_ comenzó a picarme los ojos y las voces se hicieron más fuertes y claras _cariño despierta!_ pestañeé varias veces al tener mi vista nublada, había reconocido la voz de Rosalie y León, pero la otra voz no la reconocí. _Gracias a dios… Is, ya estaba por llamar a Benjamín…_

_No… no lo llames_ dije débilmente llevándome una mano a los ojos, la claridad del día me molestaba y aún me sentía aturdida.

_Creo que deberán hacerlo, la policía ya está aquí_ abrí los ojos a duras penas y vi a varias personas a mi alrededor, mi amiga me miraba con preocupación mientras agitaba una revista de Vanity Fair para darme aire, mi amigo León parado frente a mí hablando con un uniformado que parecía ser policía y a mi derecha un hombre que me miraba expectante, sus profundos ojos verdes escaneaban mi rostro y mi cuerpo, supuse que para confirmar que me encontraba bien.

_Rose, vamos a casa… yo… creo que estoy bien_ traté de levantarme del suelo duro pero me dolió un poco la cabeza, en seguida me di cuenta que lo que había provocado mi desmayo ya no estaba, el delincuente seguramente había sido llevado por la policía pero el charco de sangre aún estaba allí, cerré los ojos y dejé de respirar… necesitaba salir de allí lo antes posible si no quería desmayarme nuevamente. Tomé a mi amiga de la mano y ella, al ver mi cara de pánico, ayudó a levantarme tomándome de la cintura.

_No debería moverse, aún puede marearse…_ dijo la voz aterciopelada, miré al hombre que aún estaba a mi lado con una mano extendida como si fuera a atraparme si yo me fuera a caer y fruncí el seño… ¿quién era? ¿Por qué se creía con libertad de darme órdenes?

Traté de ignorarlo y volteé a León para despedirme y pedirle disculpas por haber reaccionado de esa manera,

_León… yo debo irme, disculpa si…_

_Mi niña, no te preocupes, ya todo pasó… discúlpame tú a mí si te hice pasar un mal momento Isabella_ asentí tratando de sonreír, León se veía apenado mientras el policía le tomaba los datos. _Solo espero que por esto que sucedió no dejes de visitarme, prometo poner un nuevo sistema de seguridad…_

_León, no fue culpa tuya… gente como esa hay en todas partes y deberían recluir a esa escoria en las cárceles para no molestar a gente como nosotros…_ dije con dureza, Rosalie apretó su mano en mi brazo y León sonrió incomodo mirando al policía que me veía levantando una ceja,

_La señora Plath no está acostumbrada a vivir estas horribles situaciones_ explicó mi amigo al policía ¿Por qué demonios tenía que dar explicaciones?...

_Bien…_ murmuró el agente volteando hacia mí _me temo Señora Plath…_ pronunció mi nombre como si lo hubiese escupido _que deberá quedarse unos minutos más, los testigos no abandonarán el lugar hasta haber declarado su versión de los hechos_

¡¿Qué?! Lo miré incrédula con la boca abierta, miré a Rosalie riendo y viendo si mi amiga también estaba sorprendida como yo, pero ella solo parecía apenada mirando el suelo,

_¿Está loco?... hay un montón de testigos aquí y la verdad que está muy claro lo que sucedió_ inquirí frente al policía que parecía ignorarme ya que escribía con furia sobre su libreta de anotaciones, reí nuevamente incrédula… nadie me ignoraba _oiga, deje… esa… pluma y míreme cuando le hablo_

_Isabella_ musitó entre dientes Rosalie sosteniéndome fuertemente el brazo, la miré por un momento pero luego volteé al policía que me miraba entre sorprendido y altivo… ¿quién se creía?

_No, ¿a caso no sabe quién soy?_ pregunté exasperada _ a mi marido no le gustará para nada que me haya retenido aquí_

_Señora… Plath_ dijo luego de haber echado un vistazo a su libreta _créame que no se quién es usted y ni me interesa y estoy seguro que su marido, sea quien sea, estará a gusto de meter a esta escoria a la cárcel para su tranquilidad_ murmuró despectivamente.

_Escúcheme…_

_Estoy seguro que la Señora Plath no tiene ningún problema para colaborar_ me interrumpió el hombre de la voz de terciopelo que aún estaba a mi lado, volteé a verlo y me di cuenta de que hablaba con total amabilidad aunque podía jurar que una sonrisa bailaba en sus labios _pero ella acaba de atravesar por una situación post traumática y no está en su cabales… a demás que es mediodía y puedo asegurarle que no almorzó aún y por ende está débil mental y fisicamente, estoy seguro que ella accederá a una entrevista en la estación policial cuando esté más calmada ¿no es así Señora Plath?_ dijo lo último mirándome a los ojos, recién allí pude ver el profundo de sus ojos verdes en contraste con su cabello cobrizo corto y desordenado… arqueó una ceja mientras las comisuras de sus labios se curvaban en una sonrisa torcida, fruncí el seño y volteé a ver al policía,

_Si… es así… el señor…_ miré nuevamente al hombre de ojos verdes,

_Cullen… Edward Cullen_ contestó él mirándome y sonriendo con suficiencia

_El señor… Cullen tiene razón, acabo de despertar de un desmayo, una reacción que tengo al… oler sangre_ dije avergonzada bajando por un segundo los ojos, me recuperé en seguida y miré nuevamente al policía _y necesito salir de aquí antes de que la reacción retorne_

_Si señora, la mitad de quienes estuvieron aquí acaban de atravesar una situación similar a la suya y a pesar de ello fueron capaces de dar su declaración…_ cerré los ojos tratando de calmar mi ego que pugnaba por salir, esa situación me estaba exasperando y me conocía muy bien, iba a ser peor…

_Rosalie, llama a Benjamin y dile lo que sucedió_ le exigí entre dientes a mi amiga que enseguida asintió _dile que envíe a Taylor, su abogado y que venga a sacarme de aquí ya mismo_

Mi amiga se alejó apretando los botones de su blackberry, miré al policía que parecía no ceder ante la situación, debía admitir que era muy valiente al atreverse a contrariarme. Volteé a mirar al hombre que había intervenido momentos antes… ¿Cullen era?... y lo vi hablando por su celular, era peculiar cómo lo hacía… se jalaba el cabello y cerraba fuertemente los ojos mientras escuchaba lo que le decían del otro lado del auricular y apretaba los labios en una fila línea, su mandíbula tensa y dura me llamaba a tocarla…

Fruncí el seño, ¿qué hacía pensando en ello como si fuese atractivo de hacer?...

_Lo sé Alice, estoy en una situación peculiar… te llamaré cuando termine_ alcancé a escuchar que decía con tono exasperado, miré nuevamente al policía que sostenía la documentación que León le entregaba, no quería ser entrometida y oír conversaciones privadas, seguramente era una novia o su esposa a quien le estaba dando explicaciones, no quise pensar en ello… pronto tendría a mi propio esposo exigiéndome a mí explicaciones.

Pronto vi a Rosalie apresurándose a llegar a mí, su cara de preocupación me preocupó, pero supe que tratándose de Benjamín nada podía sorprenderme,

_Tu marido viene para aquí_ murmuró escupiendo la palabra “marido” _se encabronó cuando le dije que te habían tratado de robar en una tienda de Instrumentos musicales y dijo que iba a tener que salir de una junta importante para venir al rescate ya que parece que no puedes vivir sin que él solucione tus dramas_ rodé los ojos y reí sarcásticamente, justamente esa era la primera vez que lo llamaba para que interviniera por mí y lo echaba en cara… estúpido…

Volví la mirada al policía que ahora se enfrascaba en una conversación con… Cullen y con la cual parecía muy entretenido, valla… no solo León le había visto el atractivo al héroe del día.

_Me sorprende señor Cullen, que haya estado en el momento justo y en el lugar indicado_

_Exacto, el más sorprendido fui yo, créame… yo solo vine a efectuar un negocio_ esto último lo dijo para sí mismo como si estuviese avergonzado de ello,

_¿Qué clase de negocio? Si se puede saber…_ el policía lo miraba con una ceja levantada como si esperase que el hombre confesase un crimen, valla… qué irónico sería que quién salvó el día hubiese estado allí para algo ilícito.

_Yo… tan solo vine a vender mi piano, pensé que este sería el lugar indicado_ murmuró despacio cepillando su cabello con sus dedos, parecía resignado.

_Oh… bien Señor Cullen, en cuanto lo atienda el fiscal del caso usted podrá retirarse_ luego de decir esas palabras el policía se alejó hacia otro de los testigos que aún estaban en el lugar, pobre León… parecía apabullado con tanta acción en su negocio,

¡Maldición! ¿y yo?... ¿no me podré retirar hasta que el susodicho fiscal no tome mi declaración? Contaba con que Taylor acelerara los trámites para que yo pudiese salir de allí, solo esperaba que se apresurase.

_¿Se encuentra usted mejor Señora?_ aparté los ojos de la entrada del local para enfocarlos en los ojos verdes que me miraban expectantes,

_Si… yo solo necesito salir de aquí, tengo cosas que hacer y la verdad es que estoy perdiendo el tiempo_ dije con rapidez, mi cuota de nerviosismo había llegado para quedarse todo el día, no podía dejar de morder mi labio y caminar nerviosa en el lugar. Él me miró abriendo los ojos sorprendidos para luego mirar al suelo y reír sutilmente,

_Señora, me sorprende su templanza… usted acaba de sufrir un shock post traumático y ahora está desesperada por salir y seguir haciendo sus compras personales_

¿Qué?!... ¿Quién se creía que era para juzgar mi manera de actuar?

_¿Disculpa?..._ pregunté incrédula parándome en seco _No creo que tengas derecho a venir a juzgar mis actitudes, no eres nadie para mí… eres un total desconocido que solo salvó el día, no te metas conmigo si no sabes con quién te estás metiendo…_

Bueno… alardear sobre quién era, casi siempre era útil para ahuyentar a los malos intencionados… a pesar de que no me gustaba utilizar esa arma eta situación me estaba exasperando,

_Créame Señora que me da lo mismo quién…_

_¿Isabella?..._reconocí la voz de quien se abría paso entre la gente que había en el lugar… Benjamín, al llegar frente a mí me miró de arriba abajo para certificar mi estado de salud y luego se acercó con el ceño fruncido,

_¿Estás bien?_ murmuró sosteniendo mi brazo con preocupación que me pareció genuina, ignoré ese gesto para notar que venía con Taylor detrás, uno de sus eficaces abogados,

_Debes hacer algo, no me dejan salir de aquí y ya ha sufrido un desmayo, no quiero que me revisen ni me hagan perder más el tiempo, solo quiero irme a casa_ involuntariamente mis ojos viajaron por un momento hasta el hombre de ojos verdes que miraba la escena.

_No se preocupe Señora Isabella, la sacaré de aquí… solo deme un momento para hablar con el fiscal y llegar a un acuerdo_ murmuró Taylor luego de oír mi pedido, Benjamín asintió con la cabeza en dirección a él y con eso Taylor se alejó hacia la oficina donde los testigos estaban declarando, creía en que pudiera convencerlos de que pudiera ir en otro momento a declarar a las oficinas de la jefatura, los abogados de mi marido era competentes y eficaces a la hora de resolver problemas así que puse toda mi fe en él.

_Rosalie está afuera haciendo unas llamadas telefónicas, dice que te desmayaste…_

_No fue nada, ya sabes cómo reacciono a la sangre…_

_¿Estás lastimada?_ su tono de voz me confundió, parecía realmente preocupado…

_No, no…_ dije sacudiendo la cabeza con el seño fruncido _es solo que…_ busqué con la mirada al hombre de ojos verdes, estaba hablando nuevamente con un policía, esta vez con una oficial que parecía boba mirándolo, totalmente fuera de su comportamiento adecuado _él…_ lo señalé con mi dedo índice _derribó de una patada al hombre y éste cayó al suelo cerca de mí con su nariz sangrando, solo… fue una leve descompensación_

Benjamin miró a Cullen por un momento y luego asintió volteando a verme, parecía tan fuera de lugar allí, con su traje costoso, sus gemelos de oro, su peinado pulcro y su corbata de seda entre policías y gente normal, común… personas que no pertenecían al mundo en que él estaba acostumbrado a moverse… hasta yo me vi insignificante a pesar de mi bolso Buiton y mis costosos Langboutinis.

_Ve al auto Isabella, Sam está esperando afuera y te llevará a casa…_ musitó tranquilo,

_Pero… Benjamin, seguramente encontrarán una excusa para no dejarme ir…_

_Ve al auto Isabella_ volvió a repetir _Taylor arreglará las cosas y no te molestarán por hoy, aunque no creo que puedas eludir el hecho de que debas ir a declarar en algún momento, es una obligación ciudadana_

Me resigné a seguir discutiendo ya que él tenía razón, en algún momento tenía que torcer mi orgullo. Busqué la mirada del hombre de ojos verdes que aún estaba hablando con la oficial de cabello rubio, él pareció notar mi mirada y volteó a ver,

_Gracias…_ musité despacio, él me miró por unos segundos y asintió con una sonrisa torcida.

Salí del negocio de León luego de despedirme de él que parecía apenado mientras hablaba disculpándose con sus clientes habituales prometiendo un nuevo y más eficiente sistema de seguridad, pobre León, realmente parecía muy apenado.

_Señora Isabella…_ me saludó Sam cuando me acerqué al auto, abrió la puerta para mí y me disponía a subir cuando la voz de mi amiga llamándome me hizo parar en seco,

_Isabella! ¿Dónde te crees que vas?_ parecía enojada y sostenía el auricular de su teléfono tapándolo con una mano,

_A casa Rose, Benjamin resolverá esto y yo necesito descansar, tú y tus compras y luego este lío fue suficiente para mí por un día._ mi amiga puso una mano en el corazón simulando estar herida,

_Tampoco es para que me lo digas así, tú y tu manera drástica de decir las cosas_ rodé los ojos entrando al auto,

_Ve a verme luego Rose si deseas y lleva las cosas que compré…_ dije en su dirección mientras Sam mantenía la puerta abierta _tenme un poco de compasión, aún me falta soportar el sermón de Benjamin…_ ahora ella fue la que rodó los ojos pero no fue capaz de decir nada ya que le indiqué a Sam que cerrara la puerta. Sonreí al ver a mi amiga mover la cabeza en gesto de negación con una mano en la cintura y la otra con el teléfono pegado a su oído, luego alejándose a su auto…

_¿Dónde señora?_ murmuró Sam ya en el asiento del conductor,

_A casa Sam_

Me sentía realmente cansada, parecía que la cuota de adrenalina del día me estaba pasando la factura y ya no quería pensar siquiera en salir por ese día, solo esperaba llegar a casa y luego de darme un baño relajante en el hidromasaje tirarme en mi cama a dormir una larga siesta, yal vez para no despertar jamás. Llamé a casa con esa idea y le pedía a Loise que me preparara el hidromasaje y un plato de frutas y jugo, tenía el estómago cerrado y no apetecía nada más.

Al llegar a casa mi ama de llaves tenía todo preparado en el cuarto de baño de mi habitación, por mi parte elegí ropa cómoda y una bata de seda para ponerme después del baño, elegí algunos temas de mi I pod para conectarlo al sistema de sonido de la habitación y apreté play para que comenzara a sonar y me dirigí al baño con los suaves compases de piano de la pieza Love me de Yiruma y despojándome de mi ropa me sumergí en la tina llena de espuma,

Delicioso…

No supe por qué había elegido una pieza en piano para relajarme, no era habitual en mí pero por alguna razón eso me hacía sentir tranquila, me infundía la seguridad y el valor que había perdido esa mañana con lo que había sucedido… ¿por qué Isabella Swan había reaccionado de esa manera? ¿Por qué la fortaleza y la templanza que había adquirido a través de los años había flaqueado ante esa situación de tal manera?... desmayarme ante el menor signo de flaqueza no era mi idea de derrumbar todas mis barreras, se suponía que era más fuerte como para dejarme sobrellevar por eso… pero no, la fría Isabella Swan había cometido el mayor acto de debilidad del mundo, había colapsado por algo mínimo que había amenazado mi estabilidad emocional…

Valla… que buena era autoanalizándome, tal vez porque uno mismo era quien mejor se conocía y quizá por eso había rechazado tantas veces la sugerencia de Benjamin para ir a terapia, no iba a exponer de ninguna manera mis secretos más profundos ante un desconocido.

Pero de alguna manera esa descarga de adrenalina que había vivido me hizo ver mucho más claras las cosas, no era infranqueable… podía llegar a serlo con mi marido y con las personas que creía que me dañarían, pero me di cuenta inesperadamente de que era tan solo una mujer con defectos, vulnerabilidades e inseguridades que se escondía bajo una cascara dura y protectora, como un escudo de fuerza… al que pocos podían llegar. La verdadera Isabella Swan había sido enterrada desde hacía mucho, precisamente desde que fue enviada a esa escuela para señoritas en Europa…

Oí, en medio de mi ensoñación, unos golpes en la puerta del baño. No supe con exactitud cuánto tiempo había pasado divagando entre mis ideas pero cuando abrí los ojos una canción diferente sonaba y el agua estaba un poco fría…

_Señora Isabella, el señor Benjamin al teléfono_ anunció Loise a través de la puerta, le indiqué que pasara y lo hizo entregándome el teléfono,

_Benjamin ¿Qué sucede? Estoy en el medio de un baño…_ me quejé, del otro lado oí un suspiro profundo

_Escucha Isabella, esta tarde irá una persona para hablar contigo… no pretendo que suceda lo mismo que sucedió hoy cuando salgas sola, de ahora en más, y no habrá discusión acerca de esto, no saldrás sola… irás protegida ¿oíste?_ murmuró rápidamente y con tono severo…

_Benjamín explícate, ¿qué quiere decir con que no volveré a salir sola?_

_Saldrás de ahora en más con un custodio, esa es mi decisión Isabella y no te atrevas a contrariarme, no pienso que esto que sucedió hoy se repita… tú serás descuidada pero yo no dejaré que alguien se atreva a secuestrarte o algo así para extorsionarme y chantajearme luego, prefiero pagarle a alguien para que te cuide ya que no lo puedes hacer sola y no lamentar luego cuando me pidan dinero por ti…_

¿Qué había hecho para merecer eso? ¿Qué diablos había sucedido para que mi marido osara protegerme de esa manera? Aunque por lo que dijo estaba tratando de cuidar sus intereses y no los míos, lo único que me faltaba… un perro faldero. ¿Por qué simplemente no me dejaba a mi suerte y listo? Era mejor para él que yo desapareciera de su vida y de la faz de la tierra de todos modos…

_¿Quién es?_ inquirí enfadada _¿a quién encontraste tan rápido como para que en unas horas accediera al trabajo? ¿Alguien de tu propia seguridad?... espero que si, porque no pienso pasar mis días con un desconocido siguiéndome a todos lados_

_Isabella, ya lo verás cuando llegue a verte... es un hombre eficiente y tiene experiencia, le hablarás de ti y de lo que sueles hacer… te encargarás de mostrarle junto a Loise, las habitaciones inferiores, el garaje, los autos y le darás un itinerario de tus salidas…_

_Eres exasperante Benjamin, no necesito a nadie… no me secuestrarán, no te haré perder tus millones, solo déjame en paz_ corté el teléfono realmente enfadada, si lo tiraba contra la pared lo haría añicos pero no deseaba aumentar su enojo…

Estúpido… estúpido! ¿Por qué tenía que decidir sobre mí? Por qué?

Di por terminada mi hora de relajación y salí de la tina envolviéndome con la bata de seda, caminé hasta mi cuarto y comencé a revolver mi armario buscando algo más formal para recibir a mi “invitado”… no me importaba lo que dijera Benjamin, si el tipo no me gustaba lo mandaría a mudar…

Me vestí con unos jeans sencillos, una camisa de gasa y unos zapatos bajos de charol, me peiné con una cola alta y cuando estaba maquillándome ligeramente con un poco de gloss un golpe en la puerta me hizo saltar,

_Señora Isabella, un hombre la espera abajo… dice que el señor Benjamín lo envió…._

_Si, si Loise… él lo envió hazlo pasar a la sala y ya bajo_

Mi ama de llaves desapareció en seguida de la puerta de la habitación, mi enojo se hacía notar y ella prefería estar lejos de mí cuando era así… no la culpaba. Me miré al espejo una vez más y salí de la habitación escaleras abajo donde me esperaba quien de ahora en más sería mi perro faldero, maldito Benjamin…

Doblé bajando lentamente la curva de la escalera de mármol con una mano en el barandal, debía darme crédito a mí misma y admitir que mi equilibrio era precario a veces, no quería hacer un papelón y bajar rodando las escaleras. Levanté la cabeza al llegar al último escalón y cuando miré hacia la sala paré en seco, en los sofás de la sala parándose lentamente y sonriendo con suficiencia estaba el mismo hombre que había salvado mi día esa misma mañana, el de los ojos verdes…

_Un gusto volver a encontrarla Isabella_ murmuró dando un paso hacia mí, yo solo lo miraba estupefacta _ Edward Cullen… nuevamente_

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Amores!! Aqui entregando este capi, tarde... pero seguro, ja ja... bueno, el miércoles les aviso que igual publicaré tarde porque mañana viajo y no tendré tiempo de escribir, besotes y las quiero mucho...

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