Capitulo 10: Encuentros

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Encuentros

No todo son sueños que se pueden llegar a cumplir en la vida, muchas cosas son imposibles… simplemente imposibles. El amor es una de esas cosas… en mi vida, simplemente no puedo llegar a alcanzarlo, por más que escape de esta prisión, por más que digan que todos lo pueden tener… yo no.

¿Cobardía?... ¿prejuicios?... ¿incredulidad?... quizá un poco de todo eso, pero sobre todo miedo, miedo a enamorarme de quien no debe ser, de quien corre mayor peligro que yo si este amor prolifera, miedo a no cumplir con lo que se espera de mí, miedo a mirar adelante ignorando los errores del pasado, miedo a fallar y herirme sin razón… miedo.

Toda mi vida di lo que se esperaba de mí, con mi padre… con mis clases de chelo, con Benjamin, con la sociedad, les di lo que ellos querían… hasta mi propia estima, hasta mi corazón… y en cada caso con excepción de la música, lo lastimaron, lo machacaron sobre el suelo hasta no dejar nada, mi inocencia y mi ingenuidad se fue al diablo y solo quedó la cáscara, solo un envase vacío que nunca pudo encontrar la felicidad… Isabella Swan. La mujer fría y altanera que no cree en el amor, que se escudó tras una fachada para no ser lastimada jamás, una mujer que se aisló del mundo a pesar que puede llegar a tener el mundo a sus pies, solo por miedo… miedo a ser lastimada otra vez, la mujer que se arrepiente en lo más profundo del alma de haberle pegado y haber humillado con tanta saña al único hombre que le había mostrado que todo… absolutamente todo puede ser diferente.

Edward…

Duele la mano que se alzó sobre él, duele… no solo cada vez que mi piel recuerda, sino cada vez que mis ojos lo ven. Al principio de la semana había optado por la opción de creer que había hecho bien en demostrar su posición y la mía… estaba absolutamente convencida de que había dejado en claro todo. Hasta que me di cuenta días después, que nada era claro para mí… todo era un mar de confusión, todo era un embrollo de emociones que no sabía cómo desenredar, el caos en mi cabeza se correspondía con el de mi corazón y eso no estaba bien. Siempre fui calculadora y fría al momento de establecer las relaciones con los demás… hasta con Benjamin, pero Edward… él rompió con toda estabilidad al besarme esa noche.

Y el recuerdo estaba ahí, en cada destello… en mis sueños, en lo más profundo de mi subconsciente… estaba ahí. Y en la primera noche luego de esa noche lo había visto… mi suplica, mis manos en su cabello, las suyas en mis mejillas, su boca cálida… su olor. Mis órdenes habían sido cumplidas y con creces, porque… maldición… yo le había pedido ese beso, él me lo dio y luego… luego lo humillé con una bofetada… ¿Qué tan tonta puedo ser?.

¿Cómo puede haberle pedido a mi guardaespaldas un beso? ¿Cómo puede haberlo hecho si él podía perder su trabajo por eso y yo…? Bueno, a decir verdad yo no tenía nada qué perder más que quedarme en la calle por adulterio.

Edward… al besarme me diste la vida… aunque fuera por un momento.

Él había obedecido al pie de la letra mi orden de mantener su posición como empleado, cada día solo venía a casa a cumplir con su trabajo, si yo salía… él salía conmigo por supuesto, cada tarde me devolvía sana y salva a casa y a las manos de Benjamin y luego se marchaba. Cada día él me ignoraba, a no ser que yo le preguntara algo o le indicara el lugar donde íbamos a ir, cada día era un día más de esta jugarreta absurda que yo misma había impuesto… y yo solo soñaba con que a él le dolieran los labios como me dolían a mí al recordar.

Si tan solo tuviera el valor de hacerle saber que su beso fue lo mejor que me había sucedido en los últimos años, si tan solo la fría Isabella Swan fuera más fuerte y valiente de lo que yo creía que era.

Pero no… me sentía una tremenda cobarde al no querer admitir que mi cuerpo había reaccionado desesperadamente a Edward Cullen por una simple razón… porque lo necesitaba, tan… desesperadamente que dolía. Dolía cada vez que sus ojos se cruzaban con los míos por el espejo retrovisor, dolía cuando pasaba sus dedos por su cabello desordenado en signo de frustración cuando mis dedos picaban deseando hacer eso… dolía cuando Benjamin me recordaba una y otra vez mi posición y al mismo tiempo recordaba la de él, sabía que no podía dar un paso con él porque pondría su trabajo en peligro, su reputación como profesional… sin embargo mi cuerpo no comprendía eso… lo deseaba.

_Edward_ mi voz rompió el silencio en el interior del auto antes de que yo pudiera evitarlo, miré hacia arriba y pude ver sus ojos verdes mirándome cautelosamente a través del espejo del Mini Cooper. Esa mañana había decidido que la mejor manera de sacar las frustraciones afuera era comenzar alguna actividad, Rosalie me había hablado del Yoga y del Taichí y decidí probar, de alguna manera tenía que aprender a controlar mis emociones y frustraciones… no estaba bien, hasta para mí, andar pegándole a la gente a mi alrededor cuando me parecía que había algo mal. Edward me llevaba al gimnasio para mi primera práctica.

_¿Si señora?_ su voz sonaba normal, fría y hasta distante y supe que yo había provocado eso, tragué saliva y tomé aire ante su inquisidora mirada,

_Yo… se que… el otro día…_ las palabras se atascaron en mi pecho buscando la manera de salir, había decidido disculparme… pero nunca pensé que fuera tan difícil dejar mi orgullo a un lado y tan solo pedir perdón. Respiré profundamente y traté de encontrar mis palabras _ el otro día Edward actué impulsivamente… yo me vi sobrellevada por la situación, no quise actuar de esa manera… espero que me disculpes por eso, no quise pegarte Edward, espero puedas perdonarme._

Él frunció el entrecejo y no alzó los ojos de la carretera hasta luego de unos segundos, me hubiese gustado saber lo que pasaba por su mente en ese momento… Edward era tan misterioso a veces y solo en esas veces deseaba saber más de él…

_Está bien Señora Isabella, el error fue mío por haberme dejado llevar de esa manera… de más está decir que no volverá a suceder_ murmuró sin mirarme por el espejo, _mis disculpas señora_

_Está bien Edward, solo… confío en ti y sé que nos aseguraremos que no volverá a suceder_ esa simple confirmación me contrajo el pecho, saber… o más bien armar una pared entre nosotros de esa manera era lo más difícil que me había autoimpuesto en los últimos años. Había comenzado a construir una relación con mi custodio, una relación confortable dentro de los límites de lo permitido y verla arruinarse por mi torpeza de pedirme un beso… fue lo más estúpido que me sucedió últimamente.

Llegamos al gimnasio en el centro de Seatlle, era un lugar exclusivo que me había recomendado Rosalie… varias disciplinas se practicaban allí y yo iba a tener mi primera clase de Yoga como un pase de prueba, si me gustaba y servía de algo me quedaba y continuaba, si no me gustaba solo… probaría otra cosa, tal vez algo más… activo.

No me di cuenta cuando Edward abrió la puerta del auto, mi mirada estaba concentrada en las personas que salían de allí, parecían más… seguras de si mismas y aún más optimistas, supongo que el hecho de liberar endorfinas era bueno para la salud después de todo. Salí del auto vacilante y suspiré antes de encaminarme a las puertas del local. Sabía que Edward estaba a mi lado porque su mano se posó en mi espalda baja antes de abrir la puerta y dejarme entrar, ese toque me estremeció y logró calmar mi ansiedad, era estúpido estar nerviosa por mi primera clase de Yoga… pero aún así él parecía percibir eso, le agradecí internamente.

Me presenté ante la mujer que estaba en la recepción y con una cálida sonrisa me invitó a pasar a los vestidores donde estarían esperando las demás alumnas para tomar la clase, volteé para ver a Edward que aún estaba detrás de mí y le sonreí vacilante,

_Estaré por aquí Isabella…_ murmuró inclinado levemente su cabeza hacia mí, su voz era un suave murmullo, audible solo para mí… en ese momento su voz fue todo lo que escuché _¿Tienes aún tu pulsera contigo?_ asentí ante su pregunta acariciando inconscientemente la fina cadena del brazalete escondido bajo la tela de mi suéter, sus ojos verdes percibieron mi movimiento y asintió _Muy bien… yo estaré atento, solo ve y disfruta la clase… _ murmuró antes de esbozar una pequeña sonrisa sincera. Asentí un poco más tranquila y volteé para seguir a la recepcionista hasta los vestidores.

El salón donde estaban preparándose para tomar la clase de yoga era amplio y luminoso, era una especie de sala de ensayos de ballet y supuse que en ese lugar se practicaban varias disciplinas y deportes más, en realidad el gimnasio estaba lleno de varios salones iguales a ese. La profesora fue amable, me indicó mi lugar y me dijo que hiciera lo que yo pudiera ya que la clase estaba avanzada y yo no estaba al mismo nivel que los demás, asentí agradecida, dispuse mi colchoneta de actividades en el suelo y esperé paciente a que la clase comenzara. Había optado por llevar puesto algo cómodo como me había indicado Rosalie, solo un pantalón deportivo de algodón azul ajustado al cuerpo y una camiseta del mismo color, mi cabello atado a una coleta y un par de tenis livianos, no era lo que solía usar pero era absolutamente era más cómodo.

Veinte minutos después, unas cuantas posiciones básicas y unas bastante complicadas para las que mi cuerpo no estaba acostumbrado, me senté sobre el suelo sudorosa y cansada por haber intentado la postura del León sin éxitos, pedí disculpas con la mirada a la profesora y me paré algo tambaleante, tomé mi colchoneta de actividades del suelo y salí de allí esquivando a las mujeres que hacían a la perfección esas posiciones tan complicadas. En el corredor no vi rastros de Edward así que caminé hacia la recepción donde supuse me estaría esperando, pero… no estaba por ningún lugar, no lo vi tampoco sentado en la sala del vestíbulo y tampoco cerca de los baños de la entrada, y tampoco lo vi en la entrada al gimnasio, aunque el Mini Cooper estaba aún estacionado en la calle. Volví adentro y me dirigí a la mujer que estaba en la recepción,

_Señorita… estoy buscando a un hombre que vino conmigo… no sé si lo ha_

_Si… el señor Edward Cullen_ afirmó más que preguntó, asentí algo descolocada mientras ella miraba unos papeles en su escritorio, _Oh… está en el salón 6 junto a Laurent_

Asentí vacilante preguntándome quién era Laurent,

_Mmm… ¿dónde está ubicado el salón 6?_ pregunté con torpeza,

_Son tres salones más donde usted estaba practicando la clase de yoga, por el mismo corredor_ murmuró con una sonrisa amable en su rostro,

Agradecí las indicaciones y caminé por el corredor hasta la clase de yoga… hice una mueca al ver a las mujeres todas sincronizadas dentro del salón en una posición inentendible, sus piernas se doblaban en una forma extraña sobre sus cabezas, mataría a Rosalie… aunque no sabía si reír o llorar por ser una perfecta inútil hasta para eso. Respiré profundo y continué caminando por el corredor que ahora estaba vacío de gente y mientras me iba a aproximando al salón que me había indicado la recepcionista, comencé a escuchar jadeos intensos… y hasta algunos gruñidos, me estremecí al reconocer la voz,

_Maldición Laurent…_ escupió esa voz, caminé más lentamente hasta llegar a unos metros de la puerta del salón,

_Disciplina Edward!... mantén tu puño firme y tu mirada atenta ¿por qué carajo estas distraído?_ vociferó una voz más gruesa y estable…

Entonces lo vi al llegar debajo del marco del salón, un hombre alto y fornido con vestimenta deportiva y algo sudoroso estaba bloqueando las patadas que Edward le estaba profiriendo. Mis ojos solo siguieron los movimientos de éste último, nunca lo había visto así… nunca… y tragué en seco al darme cuenta de lo bien que se veía. En algún momento se había despojado de su saco, sus zapatos, medias y corbata, había arremangado su camisa hasta los codos dejando ver los brazos fuertes y modestamente musculosos, mi mirada recorrió los brazos hasta llegar al cuello, había desabrochado los tres primeros botones de su camisa dejando entrever su fuerte pecho y su rostro… por dios… su rostro sudoroso enfatizaba su mandíbula filosa y su cabello revuelto más de lo normal, una arruga de concentración era lo único que rompía su rostro cincelado mientras jadeaba por aire. Sus manos en posición de ataque y sus rodillas levemente flexionadas me indicaron que estaba practicando algún tipo de deporte…

_Fija la mirada Edward, concéntrate en el punto de ataque y enfócate en lanzar tu mejor ofensiva… no te distraigas por el entorno, eres solo tú y tu atacante_

Entonces un gruñido resonó en la sala mientras Edward dio un paso rápido hacia adelante y tomó uno de los brazos del hombre, volteó sobre su cuerpo hasta chocar las espalda contra el pecho del hombre y de un solo movimiento lo levantó hasta que éste rodó sobre su espalda y cayó en el suelo del salón, Edward volteó rápidamente y colocó una rodilla sobre el estómago y una mano sobre el pecho de Laurent oprimiéndolo contra el suelo…

Uff…

Dios… mío…

Me removí sobre el marco de la puerta cuando sentí un cosquilleo en mi bajo vientre, apreté los muslos tratando de calmar lo que él me estaba provocando y continué mirando,

_Eso es… aunque puede ser un movimiento predecible_ murmuró el hombre tendido en el suelo. Edward arqueó una ceja y se incorporó ofreciéndole una mano a Laurent para ayudarlo a levantarse, pero este hizo un movimiento sorpresivo, tomó la mano de Edward se paró de su lugar y rápidamente extendió una pierna barriendo las piernas de Edward que cayó hacia adelante desprevenido, vi cómo en cámara lenta Edward caía y Laurent ponía una mano sobre su pecho haciéndolo caer con mayor rapidez sobre el suelo… la mano del hombre oprimió el pecho de Edward haciéndolo soltar todo el aire de sus pulmones y yo… yo no pude evitar que un grito ahogado saliera de mis labios.

Laurent y Edward voltearon alarmados por mi grito, entonces se levantaron, Edward jadeando y el otro hombre con una sonrisa de satisfacción en el rostro, caminé hacia ellos con la mirada fija en Edward que jadeaba y tenía las mejillas enrojecidas,

_¿Es… estás bien?_ murmuré acercándome a él, él asintió mientras caminaba hacia mí con preocupación en el rostro, miró su reloj de mano y frunció el entrecejo,

_Pensé que la clase duraba cuarenta minutos_ dijo aún jadeante,

_Si… me salí antes, es una clase para avanzados_ murmuré en respuesta, él asintió y volteó a tomar una botella de agua que Laurent le ofrecía,

_Por cierto, Laurent ella es Isabella… Señora él es Laurent mi entrenador de jiu-jitsu_ declaró antes de tomar de su botella, Laurent y yo nos saludamos cordialmente y luego volteó para alejarse y dejarnos solos, _Lo siento, si me espera un minuto…_ murmuró Edward caminando hasta el lugar donde estaban sus pertenencias, yo aún estaba obnubilada por todo lo que había visto momentos antes,

_No sabía que practicabas… jut iss

_Jiu-jitsu_ cortó él con una sonrisa _si, es una de las disciplinas básicas de mi profesión, es… para la defensa personal_ añadió mientras se colocaba las medias y los zapatos, _entreno en este gimnasio cuando tengo tiempo, hoy simplemente quise aprovechar que usted estaba en su clase para practicar con Laurent, aunque si hubiese sabido hubiese traído mi ropa de entrenamiento…_ rió mientras se colocaba la corbata, se miró en el espejo que revestía toda la pared detrás de él e hizo una mueca al no lograr acomodar el nudo de la corbata, caminé casi inconscientemente hacia él,

_Permíteme_ le pedí, el volteó despacio y tomé el nudo entre mis manos, abroché el botón que faltaba abrochar, acomodé el nudo de la corbata en su lugar y bajé el cuello de la camisa prolijamente, mordí mi labio cuando me di cuenta que mis nudillos acariciaban la piel de su cuello,

_Gracias_ susurró él, levanté la mirada y me encontré con esos ojos intensos color jade observándome,

_De nada… solía hacerlo con Benj… con mi esposo_ vacilé, él asintió y levantó la mano lentamente… sentí sus dedos tomar una mechón de mi cabello y ponerlo detrás de la oreja, bajé mis manos y sentí mis mejillas arder mientras él se inclinaba a tomar su saco.

_Vamos, ¿tiene que ir a algún lugar más?_ preguntó abrochando el botón de su traje, pensé por un segundo mordiéndome el labio, no quería ir a casa aún… no quería dejar su compañía todavía, sabía que estaba haciendo mal en desear estar con él pero… deseaba inevitablemente estar con él… ¿me preguntaba si me llevaría donde él me había llevado una vez, a esa playa pacifica a las afueras de Seattle?

_Mmm… no, tengo la mañana libre_ murmuré, él asintió y comenzamos a caminar hacia la salida, sentí su mano apoyarse en mi espalda baja y un escalofrío agradable me recorrió la columna vertebral.

Ya en el Mini Cooper él se sentó detrás del volante y salió por las calles concurridas al centro de la ciudad, miré los transeúntes que caminaban de aquí para ella por las veredas, mujeres con niños, hombres solos, amantes de la mano, adolescentes enamorados besándose en una esquina, mujeres solas…

_Edward_ murmuré aún mirando las calles _¿tú me enseñarías eso que estabas haciendo? ¿Defensa personal?_ él no me contestó rápidamente pero al voltear pude ver su frente arrugada mientras pensaba,

_Supongo que si señora, puedo enseñarle algunos movimientos…_ dijo sin mirar por el espejo, luego de unos segundos alzó la mirada y me encontré con esas esmeraldas fijas en mi _aunque supongo que para eso estoy yo ¿no?... para cuidar de usted sin necesidad de aprender esas cosas_

_Supongo que si_ susurré mirando nuevamente a las calles, _ya sabes… el yoga no funcionó para mí… no tengo mucha coordinación con mi cuerpo para esas cosas…_

_Comenzaremos en cuanto usted quiera Isabella, es necesario que aprenda algunos movimientos, la coordinación es mi fuerte_ murmuró luego de unos segundos seguido de una pequeña risa, miré nuevamente el espejo y él asintió ratificando sus palabras, sonreí y agradecí silenciosamente.

El auto quedó en silencio por un momento, me di cuenta que él había puesto música suave y suspiré mientras atravesábamos la ciudad, entonces cuando le iba a pedir que me llevara a esa playa alejada de la ciudad su teléfono sonó, él se apresuró a atender la llamada luego de fijarse el numero en la pantalla,

_Dime Alice_ su voz era firme y urgente por alguna razón…

¿Quién era Alice?

_¿Cómo está?_ sentí que el auto aceleraba sutilmente, mientras él hablaba por teléfono _ok, dame unos minutos y estaré allí… llamaré en cuanto esté libre_ luego de un saludo cortó la llamada y guardó el teléfono,

_Señora, yo…_ miró por el espejo mientras trataba de encontrar las palabras para decirme, su mano despeinó su cabello descuidadamente y respiró profundo _ha habido una emergencia familiar, necesito estar presente por favor ¿puedo tomarme unas horas libres?_ él parecía afligido y vi desesperación en sus ojos,

_Por supuesto Edward, déjeme en casa y ve, tómate el tiempo que sea necesario_ dije suavemente, él asintió y aceleró a fondo.

Tenía curiosidad por preguntarle qué había sucedido, su desesperación me golpeó y nuca lo había visto así, él era un hombre tan fuerte… parecía tan tenaz que verlo en una situación de estas me contraía el pecho ¿qué había sucedido que había reaccionado así? ¿Y quién era Alice?... De repente tuve la urgencia de conocer más a este hombre, de saber todo de él… ¿tendría novia esperando por él?... aunque en su entrevista él aseguró que no, pero entonces ¿quién era esa mujer que lo había llamado?.

Me hundí en mi asiento esperando llegar a casa… Edward Cullen era un misterio para mí, pero ya no lo sería más… no quería que fuera un desconocido que guardaba mi vida, quería conocerlo, aún cuando le había pedido que se mantuviera alejado… aún así, yo lo quería cerca.

Edward POV

Él llamado de Alice me aturdió, hacía mucho tiempo que mi madre no había tenido una recaída, ella era fuerte los últimos días y que su corazón fallara ahora era un golpe duro para ella y para todos, parecía que iba a estar bien… pero finalmente su corazón no soportó y de solo pensar en ella colapsando se me venía a la cabeza la imagen de toda la familia cayendo con ella…

Dejé a Isabella en su casa, ella había sido amable al momento de darme el resto del día libre si era necesario, no hizo preguntas y respetó mi silencio en el viaje a casa, me deseó suerte y bajó del auto luego de que le abrí la puerta, le entregué las llaves y esperé que entrara a su casa, aunque me sorprendió cuando apretó mi mano en signo de fortaleza cuando le di las llaves del Cooper.

Salí de allí en mi Volvo y corrí literalmente por las calles de Seattle hasta la clínica en la que trabajaba mi padre y en la que Esme había sido hospitalizada, según Alice, mi madre se encontraba estable pero su estado podía variar y había que estar atentos a la evolución. Recordé mientras llegaba hasta allí como innumerables veces había sido hospitalizada con la misma condición en el último año y cada vez fue peor que la anterior, con cada recaída su estima de vida era cada vez menor.

Recorrí los pasillos hasta llegar al área de terapia intensiva donde me habían informado que estaba mi madre, el pasillo largo se me hizo interminable mientras caminaba rápidamente tratando de distinguir algún rostro familiar, no pude evitar jalar mi cabello de impotencia por la situación que nos tocaba una vez más vivir,

_Alice!_ llamé al ver a mi hermana sentada en una de las sillas de la sala de espera de la cínica, parecía triste y afligida y me dio una pena enorme verla allí sola soportando todo mientras mi padre seguramente estaba con mi madre. Ella alzó la cabeza en cuanto me oyó y se paró del asiento, llegué hasta ella y abracé su pequeño cuerpo.

_Mamá está estable, supongo que fue otro fallo en el corazón… papá está con ella_ dijo con voz cansada, asentí mientras acariciaba su espalda,

_¿Tú estabas en casa?_ pregunté mientras nos sentábamos

_Si… se puso mal luego de tomar su desayuno, llamé a papá en cuanto sucedió y la ambulancia vino a casa_

_¿Por qué no me llamaste en ese momento?_ le reproché,

_Edward ¿qué ibas a hacer?... a demás por suerte estaba Jassper conmigo… y me ayudó en lo que pudo_ murmuró cabizbaja y algo avergonzada, la miré con curiosidad…

_¿Quién es Jassper?_ pregunté, ella retorció sus manos en su regazo y pude ver un tinte rojizo correr por sus mejillas…

_Es… es un compañero de la Universidad, solo… estamos estudiando en la misma clase_ se mordió el labio y me recordó tanto a esa mujer de ojos chocolate que reaccionaba igual al ponerse nerviosa, sonreí…

_¿Y qué hacía en casa tan temprano?_ inquirí,

_Edward_ murmuró mirándome enojada _Jassper me trae los apuntes y trabajos para hacer en casa cuando yo no puedo asistir a algunas clases_

Sonreí ante su enojo y agradecí internamente que tuviera a alguien dispuesto a ayudarla con su carrera universitaria, Alice realmente deseaba obtener su título y alguien que respalde eso eras bienvenido en la familia… al menos por mí.

Mi padre apareció luego de un momento, su rostro pálido y cansado me dijo que había sido una mañana dura para él, caminó hacia nosotros con una sonrisa forzada en el rostro…

_¿Cómo está mamá?_ preguntó Alice en cuanto lo vio, me paré a su lado sosteniéndola de los hombros,

_Mamá está bien Al, la tendremos en observación unos días y podrá volver a casa… solo fue… una recaída_ Alice suspiró aliviada y me abrazó mucho más tranquila, miré a mi padre por encima de la cabeza de mi hermana y su mirada me decía que había mucho más que eso, pero que no deseaba decirlo delante de Alice… supuse que hablaríamos esa noche en casa.

Hablamos unos momentos más con mi padre y miré mi reloj, era temprano aún… podía optar por volver a casa de Isabella o quedarme en la clínica acompañando a mi padre y mi hermana, que aseguró que no tenía intenciones de dejar la clínica. Parecía que mi cuerpo, mi cabeza pedía a gritos ir hacia ella, verla… tan solo eso, pero la parte más racional me decía que debía quedarme con Alice…. ¡Maldición! Esta era una situación de crisis para mi familia y aún así… no podía dejar de pensar en ella.

Me alejé momentáneamente de mi padre y Alice para ir en busca de unos cafés y algún bocadillo para mi hermana, que parecía cansada y abrumada. Me alejé unos metros hacia la entrada de la clínica en busca de la cafetería cuando algo llamó mi atención… o más bien alguien.

Me alejé de la entrada de cafetería y caminé unos pasos más hasta llegar frente a él, estaba sentado en una de las sillas de a sala de espera de la clínica y parecía cabizbajo, sus codos en las rodillas y su cabeza mirando el suelo… parecía tan fuera de lugar con su traje caro, solo…

_¿Señor Plath?_ pregunté vacilante, él se sobresaltó al escucharme pero al alzar la mirada y verme pareció relajarse, _Yo… tuve una emergencia familiar señor… la Señora Isabella me permitió venir_ expliqué mi presencia allí mientras él asentía, tenía unos papeles en la mano que parecían una serie de estudios médicos, pero lo que me llamó la atención fueron sus ojos… parecían cansados y unas ojeras profundas surcaban debajo,

_Está bien Edward, yo… estoy esperando a Sam que traiga el auto_ murmuró algo nervioso, miró a ambos lados del corredor y movió la cabeza como sacudiendo pensamientos que no quería tener _¿tienes algún familiar aquí?_ preguntó mirándome de nuevo…

_Si, mi madre…_ murmuré cansinamente, él asintió en el momento justo que entraba Sam por la puerta de la clínica,

_Señor el auto está listo_

_Bien Edward… espero que se mejore pronto_ dijo golpeando mi brazo con su mano amistosamente,

_Gracias señor…_ dije algo aturdido con su gesto,

Lo vi caminar hasta la salida, parecía rezagado… cansado más bien, era como si el peso de los años hubiese caído sobre él a pesar de ser relativamente joven aún,

_Por cierto Edward…_ dijo deteniéndose en las puertas de la clínica antes de salir _no le menciones a Isabella que me viste aquí_

Asentí quedadamente mientras él forzaba una sonrisa y salía por la puerta… ¿por qué no querría que su propia esposa supiera? A demás… no era mi incumbencia, había aprendido que lo que sucediera entre ella y él, no debía importarme… como dijo ella, yo solo debía disponerme a hacer mi trabajo… aunque fuera cada vez más difícil ignorarla.

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Ok!... gracias por la paciencia, espero que les haya gustado... me lo dicen, no se vallan sin decirmelo. Vamos a ir descubriendo algunas cosas en los próximos capis mientras la tensión sexual entre Edward y Bella crece. Dios... ¿quien no se pondría así al ver a un hombre como él hacer esos movimientos?? Yo primera!!! ja ja ja... me desmayo... ñammm...

Bye!! las amoooooo