Donde está el amor, Capitulo 3: Mi refugio en tí

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Mi refugio en ti.

POV Bella

No sé cuánto tiempo estuve llorando, las lágrimas corrían por mi mejilla de manera desesperada y no sabía tampoco por qué. Yo había sido fuerte y valiente todo el tiempo que había estado en Libia, me había preparado para resistir y hacer mi trabajo lo más profesionalmente posible. Pero algo… o alguien, había desbaratado todo intento que había manejado bien hasta ahora.

Solté mi cámara por un momento, la había llevado aferrada a mis manos como si fuera un tesoro, limpié mis mejillas con mis dedos entumecidos y resoplé cansada. Me sentía agotada física y mentalmente, tenía sueño, hambre, sed y miedo desde la primera vez que pisé Libia. Mis compañeros estaban perdidos y no sabía absolutamente nada de hacia donde nos dirigíamos. Ni se me había ocurrido preguntar, porque mi mente se había quedado en tierra con quien había tenido mi vida en sus manos.

Edward…

Edward Masen, el soldado americano que me había salvado la vida.

Sequé mis lágrimas que una vez más asomaban por las esquinas de mis ojos y alcé entre mis manos la cámara de foto, mi Nikon d7000. La encendí cerciorándome que le quedaba batería como para unos treinta minutos más y miré las últimas fotos sacadas… la última.

Él parecía tan… desolado, parecía verme con una mirada llena de incredulidad y sorpresa, mezclada con resignación. Sus ojos verdes iluminados por el fuego con el que se consumían los edificios alrededor, su rostro manchado y sus manos caídas a su costado. Un nudo de angustia había obstruido mi garganta cuando lo vi allí mientras el helicóptero tomaba vuelo, él se quedaba… ellos se quedaban en ese infierno y era injusto, aunque ese era su trabajo, su obligación. Arriesgando su vida cada segundo que estaban allí y que entraban en edificios en llamas tratando de salvar vidas, exponiéndose a disparos de armas enemigas, tratando de resistir. Nunca, desde que había pisado Libia, lo había visto desde esa punto de vista siempre lo hice como un tercero, como si fuese una maldita película que pasaba frente a mis ojos… esa noche lo había vivido y podía llegar a comprender difusamente, la manera en que ponían en juego sus vidas.

_Señorita_ alcé la cabeza de mi cámara cuando oí esa voz, un soldado estaba parado frente a mí ofreciéndome un vaso de polietileno con algo, _es agua… llegaremos pronto a tierra_

Asentí y tomé el vaso con una mano temblorosa, tomé el líquido caliente mirando a las demás personas que me rodeaban, todas aseguradas en los laterales del helicóptero con arneses de seguridad, incluso yo que seguía aferrándome a mis pertenencias dificultosamente, porque aún tenía puesto el chaleco antibalas que él me había colocado.

Una mujer vestida enteramente de negro, con su velo cubriendo su cabeza y la mayor parte de su rostro me miraba con lágrimas en sus ojos, un par de ojos increíblemente celestes. En sus brazos sostenía un niño pequeño, que parecía dormido. Imaginé que ella había sido encontrada en alguno de los edificios o que había sufrido algún tipo de perdida, por sus lágrimas… por su tan evidente dolor.

Al menos una decena más de personas como ella, civiles… esperaban como yo llegar a algún lugar, donde fuese que nos llevaban. Miré al soldado que estaba parado llenando de agua otros vasos, de dispensers militares.

_¿Dónde vamos? ¿Qué sucederá con mis compañeros?... necesito comunicarme con Washington,_ reclamé.

_Señorita, llegaremos pronto a la ciudad de Gabes en Túnez muy pronto, allí podrá comunicarse_ dijo mirándome fugazmente para seguir repartiendo el agua.

_Pero… ¿cuánto tiempo estaremos allí? ¿no volveremos a Trípoli?_ el pánico estaba comenzando a burbujear en mi estómago. ¿Y si no volvíamos? ¿Y si les había sucedido algo a Jake y a Ben?

_No pueden volver, Tripoli es una ciudad inestable en este momento señora_

Oh cielos…

Yo estaría sola en un lugar completamente desconocido hasta poder retornar a los Estados Unidos, había perdido mi documentación que había quedado dentro de la ban además de todos mis objetos personales a excepción de mi laptop y cámara de fotos. Me sentía vulnerable, totalmente expuesta e insignificante… sin mi visa, mi documentación personal y mi pasaporte no era nadie en Túnez, solo otra víctima de la guerra más.

Pero tenía mi identificación! Debía servir de algo… oh cielos, al menos para recurrir a la embajada americana en Túnez y aseverar mi identidad. Tal vez iba a poder volver a casa después de todo.

Sentí un leve rechazo en el estómago con esa idea, algo me decía que tenía que quedarme, no podía irme, no todavía.

_¿Cuánto falta para que lleguemos?_ le pregunté al cabo primero Scott, según el nombre en su chaqueta camuflada.

Él miró su reloj, _En quince minutos aproximadamente_

Asentí temblorosa y volví a recostar mi espalda en la pared cerrando los ojos. Quince minutos…. En ese tiempo iba a poder acceder a un teléfono y llamar a Mike para que haga los arreglos necesarios, podía llamar al consulado y hasta a mis padres.

Oh cielos, mis padres!... Ellos estarían pendientes de las noticias, sabrían ya que habían atacado Tripoli y vaya a saber qué cantidad de cosas más ibas a ver en la televisión y en la red, tenía que llamarlos y asegurarles que, al menos yo, estaba bien.

Al menos yo…

Me sentía mal sentirme feliz por la posibilidad de volver a casa cuando cientos de otros americanos no podían hacerlo. Edward… oh Edward… ¿De dónde sería? ¿Tendría familia preocupada y esperando por él también? ¿Cómo estaría?

Oh dios, por favor que esté bien…

Llevé mis manos a la medalla que tenía colgada del cuello, de la cual pendía una pequeña cruz de plata, la que mi padre me regaló antes de venir a Libia y la apreté con fuerza… Que Edward estuviera bien por Dios… que todos lo estuvieran…

Suspiré una, dos veces y dejé caer mi frente sobre mis rodillas que estaban cerca de mi pecho, lo único que podía ver en mi mente era ese hombre desolado y totalmente expuesto a cientos de kilómetros de mí, el que me sostuvo en sus brazos fuertes, el que me prometió que estaría bien, mi ángel en medio del infierno…

Una pequeña sonrisa involuntaria se formó en mis labios cuando vi sus ojos fieros y hermosos, determinados al sacarme de ese edificio medio en llamas. ¿Lo volvería a ver de nuevo?  ¿Volvería a hablarle?... ¿Él me recordaría si algún día tenía la posibilidad de verlo de nuevo?

Seguramente no, tragué en seco amargamente, seguramente solo estuviera en sus registros como una víctima más, como una civil que tenía que ser sacada de allí, una más…

¿Cuántas vidas habría salvado además de la mía?...  ¿Cuantas personas más en este mundo estarán vivas gracias a él?...

_Mantengan sus cinturones abrochados!_ gritó un soldado desde la parte posterior del helicóptero, mientras que otro, el cual reconocí como un soldado libanés,  repetía las mismas palabras en árabe. Tomé una respiración profunda y me aferré a mis rodillas en la medida que podía, el chaleco no me dejaba mucho margen de movimiento, envolví  mis brazos en mis piernas cubriendo mis cosas. Sentía esa sensación rara en la boca del estómago, el helicóptero estaba descendiendo lenta y suavemente.

Contuve la respiración hasta que sentí un movimiento casi brusco y el aterrizaje en tierra firme. En el momento en que se comenzaron a abrir las compuertas del helicóptero, me desprendí el arnés de seguridad y me paré temblorosamente, mis piernas cansadas y tensionadas por el esfuerzo y el estado de alerta que mi cuerpo había estado sumergido por horas desde la noche.

Cuando salimos de la plataforma, la luz del sol me hizo cerrar los ojos por un breve momento, pestañeé y respiré aire puro, tan distinto al cargado de humo y con olor a pólvora que había inhalado en Tripoli.

_Por aquí, esta es una base militar que se ha convertido en un refugio temporal_ dijo el cabo Scott mientras los seguíamos a las grandes puertas dobles de hierro, en donde nos esperaban más personas, algunas militares y otras civiles que parecían en su mayoría, estadounidenses. _ funcionarios de la ACNUR están esperándolos para disponer de ustedes y su bienestar…_

ACNUR… oh cielos, respiré tranquila, estábamos en manos de la Agencia de la ONU para los refugiados, casi sonreí al mirar a una pequeña mujer de cabello negro y desordenado que nos miraba a todos como si fuéramos los regalos de la mañana de navidad.

_Hola_ dijo ella misma dando un paso adelante y levantando la mano suavemente para saludar en general _ soy Alice Cullen, soy oficial de la ACNUR y los ayudaré a establecerse en la base, estarán muy cómodos y dispondrán de todos los elementos primarios y básicos… si necesitan algo más por favor no duden en hablar con alguno de nosotros._ dijo con cordialidad y amabilidad, me caía bien esa chica. _Si hay alguna persona herida por favor, rápidamente sigan a Jonathan_ señaló a un hombre a su lado, que vestía el mismo lazo de la Acnur en su brazo _ él los llevará a la zona de enfermería y allí cuidaran de ustedes._

El soldado libanes repetía en árabe todo lo que ella decía y cuando terminó, la mujer que estaba tapada en velos, salió apresurada y acompañada por Jonathan y un soldado, que llevaba su niño en brazos. Sentí un escalofrío tocando mi medalla y pidiendo porque el niño estuviera bien.

Todos allí comenzaron a  caminar entrando hacia la base militar, que no era como me la imaginaba. Era amplia y luminosa y contaba con una especie de recepción o vestíbulo en la un puñado más de personas se encontraban, algunas mujeres con niños en los brazos, otros ancianos, enfermos en silla de ruedas, muchos que habían sido desplazados de sus hogares por el peligro inminente y traídos aquí.

_¿Cómo te llamas?... Eres americana ¿no?_ volteé a ver a la pequeña mujer que ahora caminaba a mi lado, _soy Alice dijo ella al ver que no contestaba._

Obligué a mi cerebro reaccionar y le di una pequeña sonrisa… o al menos un intento de sonrisa _Soy Bella… soy reportera de Washington, reportera gráfica en realidad_

_Bienvenida_ dijo Alice estrechando mi mano con cariño _supongo que querrás volver a Estados Unidos… ¿cómo fue que fuiste a parar a un helicóptero de rescate? ¿Estabas sola?_ su mirada tenía una mezcla de profesionalismo y preocupación, ella era muy buena en esto.

_Mis compañeros y yo estábamos en un edificio que fue bombardeado, no sé qué fue de ellos porque salieron un momento antes_ no quería dar muchas explicaciones _un soldado… me rescató y me subió al helicóptero._ tragué grueso al decir solo “un soldado”… no, no era cualquier soldado, era Edward, mi Edward Masen, mi ángel en medio del infierno.

_¿Tienes tu pasaporte o documentos?... los necesitas para hacer los trámites en el consulado para que te devuelvan Estados unidos_

_Lo perdí todo en mi camioneta…_ murmuré sabiendo que sucedería esto. Alice frunció el entrecejo solo por un segundo_ pero tengo mi identificación…_ le mostré mi  credencial, ella  sonrió con un asentimiento y acariciando tranquilizadoramente mi brazo.

_No te preocupes, en la tarde veremos qué podemos hacer… ahora te llevaré al área de las habitaciones, no son privadas, seguramente te tocará dormir con alguien más en ella, pero si es por poco tiempo… creo que funcionará_

_No hay problema_ dije con una sonrisa. Dormir con una mujer desconocida no era tan distinto que dormir en una misma habitación de hotel con dos hombres más. Había perdido mis resistencias compartiendo la misma habitación con Jake o con Ben, ellos después de todo me trataban como un hombre más. _Oye Alice… ¿hay algún lugar donde pueda hacer una llamada? Solo para notificarme con mis padres y mi jefe de redacción, estarán preocupados._

_No hay problema, puedes hacerlo desde mi oficina, déjame acompañarte_

Recorrimos los corredores del establecimiento juntas, Alice era muy atenta… ella me iba explicando cada área del lugar y quienes trabajaban allí, al parecer no solo había agentes de la ACNUR que eran profesionales y preparados para ello, sino voluntarios… que hacían el trabajo igual de bien. Los militares americanos ayudaban en gran medida, llevando ayuda humanitaria para los que se encontraban refugiados allí y que luego, cuando las cosas se recompusieran en Libia, pudieran retornar a su país. Era un ambiente distinto a lo que hubiese imaginado, se respiraba el aire de colaboración, compañerismo y humanidad… allí se hacía el bien, era la parte buena de la guerra, la parte donde creía que había gente de buen corazón que se preocupaban de las personas, de las víctimas.

Alice me llevó por el área del comedor, donde había muchas familias y libaneses alimentándose, algunos niños jugaban cerca a ellos y otros eran alimentados por sus madres. Los agentes de la ACNUR iban y venían llevando botellas de leche a los niños que aún estaban en edad de lactancia y otros agentes ayudaban a alimentar a los que no podían hacerlo por si mismos, como ancianos en sillas de ruedas y personas que habían perdido sus miembros superiores seguramente en esta guerra.

Tragué mis lágrimas y sonreí… era todo muy abrumador.

_Por aquí_ volví a prestar atención a Alice que abría una puerta en el corredor saliendo del comedor _habla lo que necesites hablar… estaré en las cocinas ayudando a servir los platos_

Asentí entrando a la oficina de ella, el teléfono satelital estaba en su escritorio y me apresuré a marcar el número que retenía en mi memoria, con los códigos internacionales y locales incluidos, solo tuve que esperar dos tonos hasta que mi padre atendió del otro lado con un “Hola” algo ansioso.

_Papá, soy Bella_ respiré con alivio.

_Oh cielos! Bella… hija! Oh por dios… estas bien, por favor dime que estas bien… René!_ gritó. Nunca había visto a mi padre emocionado, él era un hombre fuerte, un jefe de policía frio y profesional… pero podía jurar que había oído las lágrimas en su voz.

_Estoy bien papá… estoy en Tunez, lejos de Tripoli, en una base de refugiados_

_¿En una base de refugiados?... ¿Qué haces allí? ¿Por qué no te envían aquí aún?_ sonó algo frenético,

_Hay que hacer algunos trámites porque perdí toda mi documentación, papá… cálmate… estoy bien… en serio_ traté de sosegarlo. Lo oí respirar unas cuantas veces en el auricular del teléfono y luego oí un intercambio de manos,

_Bella… mi amor, cariño! ¿Cómo estás?... oímos las noticias y no sabíamos qué hacer, en Washington no sabían nada… casi me da un infarto al no saber nada de ti_ por supuesto, era mi madre atolondrada y torpe. Sonreí nostálgica…

_Mamá, estoy bien, créeme… sin un rasguño, solo… he perdido todas mis cosas, pero he salvado mi laptop y mi cámara de fotos… tal vez si la señal es buena podamos conectarnos y me verás_

_Si cariño… pero, ¿no volverás?_ preguntó casi en un hilo de voz.

Cerré los ojos conteniendo un suspiro, en cuanto lo hice un par de ojos verdes se apoderaron de mi mente entera, fuertes y profundos ojos verdes. Que deseaba tanto volver a ver.

Abrí los ojos suavemente mordiendo mi labio inferior y vi atreves de la pared superior de acrílico que separaba a modo rustico y útil, la oficina del comedor, vi a Alice sonreírle a un par de niños libaneses que jugaban con una pelota de trapo en un rincón del comedor… ajenos a todo lo que sucedía en su país natal.

Tragué en seco y respiré profundo, podía oír la expectativa de mi madre tan palpable como mi decisión.

_No…_ dije firmemente.

_¿Cómo que no Bella?_ preguntó mi madre con cautela y algo de pánico en la voz.

_Hay americanos aquí, hay voluntarios de la ACNUR que ayudan aquí mamá… hay gente que necesita de esa ayuda y yo, no sé nada de mis compañeros, no tengo mis documentos, me quedaré… me quedaré a ayudar._ la determinación se fortalecía cada vez más firme en mi interior. Quería esto… quería quedarme… y no sabía muy bien por qué.

Tal vez porque no quería alejarme de ese pare de ojos verdes.

_Bella…_ su voz en una extraña mezcla de súplica y orgullo no me hizo vacilar, el pensamiento utópico de mi madre era lo que me iba a salvar de darle un ataque al corazón a Charlie cuando se enterase. Ella sabría manejarlo.

_Me quedo mamá… por favor llama a Mike Newton del Jurnalist Fox y explícales mi situación, ellos se contactaran conmigo y si no les enviaré un mail en cuanto pueda… te amo_

Oí un suspiro resignado del otro lado de la línea, _Yo también mi amor, solo… prométeme que te cuidarás_

_Lo haré_ dije con determinación. Por supuesto que lo haría, había alguien a quien quería volver a ver.

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Auuu.. se queda!... dios, amo hacer este fic, lo amo. Me llena de una especie de satisfacción... no sé, es hermoso. 

Gracias a todas las que lo leen por mas crudo que sea... este fue liviano pero trato de ser lo más realista posible, gracias y dejen sus comentarios, en serio me interesa saber que piensan...

Les dejo esta maravillosa canción, recuerden que a veces la musica no tiene que ver directamente con el capitulo, pero si con el fic en general... disfrutenlo.