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Gracias por tu visita, los fics que se publican aquí son salidos de mi imaginación, con los personajes prestados de la gran Meyer… te agradecería que me avisaras si ves algún fic mío publicado por la web, eso se llama plagio y hay que combatirlo. Gracias!

Te toma muchos minutos leer un capitulo? Entonces puedes tomarte un minuto para comentar, no pido nada más. Escribe que algo dejas y lee que algo llevas.


Song shoot 13: "Tu sabes bien" Concurso "Notas de Amor"



Autora: Johana Wedheking
Canción: Tu sabes bien
Cantada por: BETO CUEVAS Y EDNITA NAZARIO,
Pareja: Edwar - Bella
Rating: M


(atención: BDSM) 


TU SABES BIEN….

Estaba emocionada con el viaje que iba a hacer, no conocía la ciudad adonde me dirigía y por fin iba a estar por mi cuenta, sin que nadie me dijera hacia donde ir o que hacer, aprovecharía el congreso medico al cual asistiría para tener tiempo y pensar sin que mi familia y amigos cercanos se atreverían a opinar  o a decidir por mí.
Dentro de poco tiempo me casaría con el hombre que creía correcto para mí, tenía una relación con Jacob, un médico internista.  Durante 7 años habíamos sido novios, todos pensaban que éramos el uno para el otro, pero yo todavía tenía ciertas dudas, durante los primeros años todo había sido genial, mucho romance, aventuras, sexo, que yo consideraba ardiente, pero con el tiempo todo entre nosotros se volvió rutinario, vivíamos juntos en un apartamento que habíamos adquirido entre los dos, él trabajaba en una de las clínicas más prestigiosas de la ciudad y yo lo hacía en otra ciudad más pequeña a una hora de donde vivíamos.
Éramos buenos amigos, pero como novios nos habíamos distanciado mucho, delante de los demás demostrábamos ser una pareja estable que estaba por casarse y vivir sus sueños, lo más lógico es que siguiéramos adelante y compartiéramos  votos matrimoniales, ya no había mucho por hacer en todo caso, todo estaba dispuesto para nuestra boda que sería en 2 semanas, luego seria Isabella Swan de Black.
Mi vuelo hacia Washington salía en una hora,  en el aeropuerto me recogería un colega con el que solo había hablado por teléfono, nos habíamos puesto en contacto a través del hospital donde él trabajaba ya que requerían de mi trabajo de tesis el cual fue puesto en práctica en varios centros clínicos de muchas ciudades. 
Él se llamaba Edward Cullen, tenía una voz muy linda, muy  masculina, que me hacía sonrojar cuando lo escuchaba, es más, estaba más entusiasmada con conocerlo a él que por ir a presentar mi trabajo.  Una parte de mí se sentía culpable por pensar en otro hombre, pero la otra solo deseaba estar bajo el mismo techo que él, y sentir sus manos sobre mi cuerpo, seduciéndolo, así como su voz me seducía, no podía creer lo que mi mente se imaginaba, Edward  con los brazos abiertos recibiéndome en el aeropuerto, que obsesionada estaba y ni siquiera sabía cómo era él.
El momento había llegado el avión había despegado, iba hacia mis días de reflexión, cuando volviera, lo haría con las respuestas que andaba buscando, estaría decidida a seguir por el camino que iba, con Jacob o sería libre para buscar ese algo que no tenía y que me hacía falta.
Tenía tantas cosas en que pensar, así pasé todo el vuelo, dos horas divagando en lo que me encontraría al llegar a mi destino, intuía que Edward también estaba ansioso por mi llegada, lo sabía porque el mensaje que había recibido a mi móvil expresaba como él se sentía, solo seis palabras “espero con ansias que sea mañana”, para mí eso fue suficiente para estar decidida a probar lo que él me quisiera dar.
Aterrizamos sin ninguna complicación, al menos yo no sentí nada, pero tenía mareo y la persona que se había sentado a mi lado me miró y me dijo:
-          Señorita ¿se encuentra usted bien?

-          Si estoy bien ¿por qué la pregunta?


-          Porque de repente se ha puesto pálida, pensé que le sucedía algo, disculpe usted mi entremetimiento

-          Gracias por su preocupación, pero no tengo nada, debe ser el cambio de altura – esperaba que no fuera cierto, la verdad me sentía muy nerviosa y mi  nivel de ansiedad iba subiendo cada vez más
Al bajar del avión me dirigí a recoger mi equipaje, llevaba mi computador portátil a la mano, mi bolso, el móvil, miré el reloj y me di cuenta que nos habíamos retrasado, llegamos media hora después de lo que estaba dispuesto, así estaría de despistada metida en mis ideas y pensamientos, a esta altura Edward debía estar desesperado, encendí mi teléfono y no tardó ni un minuto para sonar, y era él
-          Aló

-          Isabella  ¿dónde estás?


-          Estoy en la sala de equipajes

-          Te espero en la puerta de salida de vuelos nacionales

-          Espera ¿cómo sabré cual eres tú?

-          Lo sabrás cuando me veas

Colgó el móvil, mi equipaje tardó demasiado por aparecer, había mucha gente, el vuelo había sido en un modelo Airbus, más de cien personas al menos, así que debía tener paciencia y esperar la maleta con mis cosas.
Cuando por fin pude recibir mi equipaje Salí disparada hacia la salida de vuelos nacionales por donde había aterrizado, había mucha gente afuera esperando a sus allegados, mis ojos buscaban y miraban a cada hombre pero no sabía cuál sería Edward, hasta que me topé con unos hermosos ojos verdes, mi mirada se quedó atorada en ese hombre, no le podía dejar de ver, de repente él alzó un cartel que tenía mi nombre escrito, Isabella Swan, no lo podía creer, este monumento a la belleza griega era Edward Cullen, medía como un metro con ochenta centímetros, tez blanca casi como la mía, cuerpo atlético, a pesar de la ropa que llevaba se podía distinguir sus músculos torneados, me preguntaba que se sentiría tocarlos ¿serían así de duros como se veían? Tenía unos labios no muy gruesos pero no tan delgados, perfectos susurré, este hombre me provocaba sensaciones  en todo mi cuerpo con solo mirarlo.
-          ¿Edward Cullen? – me acerqué a él

-          El mismo que viste y calza, te dije que me ibas a reconocer – lo dijo en tono de burla mostrándome el cartel, me dio un beso en la mejilla, juro que sentí mi sangre subir a mi rostro y sonrojarlo

-          Mucho gusto, es bueno conocerte en persona – dije algo nerviosa ofreciéndole la mano para saludarlo

-          Lo mismo digo yo de ti, eres más bella en persona que en la fotografía en la que te vi

-          Gracias

Tomó mi equipaje y caminamos hacia el parqueadero del aeropuerto, nos detuvimos frente a una camioneta negra muy bella, algo que definitivamente iba a la perfección con el dueño
-          Lindo auto

-          Es solo un lujo que me he permitido por mi buen comportamiento – dio riéndose de su chiste personal


-          Definitivamente va con tu personalidad – le dije viéndolo a los ojos

-          ¿Nos acabamos de conocer y ya me tomas el pelo? Estaba serio pero tenía una mueca en la boca como tratando de no reír


-          Yo no sé tú, pero creo que te conozco desde hace dos meses, a no ser que haya hablado con tu espíritu mientras dormías

-          Eres muy perspicaz doctora, por algo eres tan buena medica


-          Gracias


Nos subimos al auto y nos dirigimos al hotel donde me iba a alojar este fin de semana, le pregunté sobre el clima, estaba algo fresco, hablamos sobre el congreso al cual íbamos a asistir y por nuestra ponencia, Edward se había empapado de mi trabajo y se lo sabía muy bien,  tanto que yo creí que sabía más que yo misma.
El congreso comenzaba al medio día, así que al llegar al hotel solo tendría tiempo para un baño rápido y un cambio de ropa, mi maquillaje estaba intacto, una cosa menos de que preocuparme, tenía el tiempo contado para alistarme ya que nuestra presentación sería al final de la jornada.
Edward me acompañó a la habitación del hotel, cargó con mi equipaje, y se quedó de pie en la puerta ¿sería que tenía miedo de pasar al interior?
-          Puedes pasar y esperarme en la salita de recibo

-          Estaré bien, no te preocupes, solo haz lo que tengas que hacer


-          De acuerdo
Caminé al espacio de al lado a la sala de recibo, y entré en la que sería mi cuarto, la cama era grande, con un toque contemporáneo, tenía doseles y un toldo que estaba recogido a cada lado, toda la decoración de la recamara hacía juego, parecía una suite para recién casados, este pensamiento me llevó directo al rostro de Jacob y nuestro próximo casamiento, tenía que llamarlo para decirle que había llegado bien, pero sería más tarde, ahora estaba muy atrasada con mi baño.
El cuarto de baño era grande, tenía un vestier, una tina con duchas donde caía el agua del techo y de las paredes a los costados; agua caliente, que mejor para relajarte en estos casos donde tu mente se encuentra en esos hermosos y penetrantes ojos verdes.
Terminé de arreglarme, me puse un vestido ceñido hasta por encima de la rodilla, de color rosado, enmarcaba mi figura y realzaba mi busto, era elegante pero casual, se me daba la moda, me gustaba vestir bien para este tipo de eventos, aunque en mis días de trabajo usaba uniforme y zapatos deportivos, cuando estaba libre, mis jeans y camisetas era lo primero que escogía de mi guardarropa.
Al salir de mi habitación me encontré con la mirada de Edward que recorrió todo mi cuerpo, sus ojos se oscurecieron un poco, y vi como su respiración cambió solo un poco.
-          Estas bellísima Isabella

-          Gracias, pero me gustaría que me llamaras Bella, así me dicen mis amigos


-          Bella, suena aun mejor, Bella

-          Deberíamos irnos, tenemos el tiempo justo para llegar al centro de convenciones


-          Si, tienes razón

Nos dirigimos en su carro hacia el sitio donde se realizaba el congreso, estaba ansiosa por hablar de mi investigación, había invertido mucho tiempo realizándola, así que era mi tesoro más preciado para brindarlo a las instituciones medicas que lo quisieran utilizar.
Durante toda la jornada estuvimos ambos muy atentos a cada exposición hasta que llegara nuestro turno, nos sentaron juntos, al apagar las luces del salón, lo que aumentó la sensación de electricidad que se sentía entre nosotros, Edward se giraba hacia mí cada tantos minutos, solo para verme, no me decía nada pero por lo poco que podía ver en su mirada, sabía que había algo más.
Nuestro turno llegó, Edward y yo fuimos al atrio para empezar la presentación, todo fluyó de una manera natural, no hubo ningún percance y el público que asistió nos aplaudió por tan excelente trabajo; me sentía satisfecha y orgullosa, miré a Edward quien se veía igual de extasiado que yo, nos sonreímos, en verdad merecíamos un descanso y algunas copas para brindar.
El primer día del congreso había terminado, Edward se ofreció a llevarme al hotel después de haber estado asediados por colegas y los directores del congreso, todos nos felicitaron y nos desearon en lo que sería el desarrollo practico de la investigación, por fin había encontrado a alguien tan interesado y preparado para asumir el reto.
-          Bella ¿te gustaría tomarte un trago?

-          Claro, me encantaría


-          Conozco el sitio perfecto, donde no estará ninguna persona que asiste al congreso, suficiente con una hora de felicitaciones

-          Por favor, ya no quiero tener que sonreír por educación


-          Entonces vamos a divertirnos, creo que nos lo merecemos ¿cierto?

-          Claro que nos lo merecemos, es más, vamos a cenar primero y luego a bailar

-          Wow, esos planes me gustan más

Reímos juntos durante la cena en un puesto callejero, luego nos fuimos a un bar donde había noche mexicana, cantamos al son de los mariachis, Edward tomó cerveza y yo por supuesto, ¡¡Margaritas!! Bailamos toda clase de música, sus manos posándose en mis caderas, rozaba mi espalda baja con suaves movimientos que me tenían muy excitada y su aroma  me envolvía en un mar de confusos pensamientos eróticos con él.  Hasta la media noche estuvimos en el bar, sabía que debíamos levantarnos temprano para el segundo día del congreso, así que le pedí que nos fuéramos.
Al llegar al hotel, me sentía algo mareada, esos tragos habían hecho estragos en mí, yo no era de las que tomaba mucho, pero esta noche lo merecía y con el acompañante que tenía a mi lado, lo hizo aun más especial.
Edward se ofreció acompañarme hasta mi suite, me ayudó a caminar, la verdad ya no podía con los tacones de aguja que llevaba puestos, entramos al ascensor y sin dirigirnos ni una palabra saltó a mi boca y me besó, me sorprendió pero me gustó, abrí un poco mis labios y lo dejé explorar mi cavidad con su lengua, cerré mis ojos y me deleité con los movimientos que hacía, jadeé y le devolví el beso con más pasión.
El ascensor se abrió y salimos abrazados de ahí, por poco y nos caemos, íbamos besándonos, jadeando y con afán por llegar a la habitación.  Como pude deslizé la tarjeta que abría la suite, entramos y Edward cerró la puerta con llave, me dio una mirada que mostraba toda la excitación que sentía, sus ojos verdes estaban oscurecidos y su boca en una mueca torcida que lo hacía verse endemoniadamente sexy.
-          Bella te deseo, desde el primer momento en que hablé contigo, lo supe y al ver tu fotografía ese deseo creció aun más

-          Yo también siento lo mismo por ti, aun sin saber cómo eras, Edward, te necesito ahora mismo

-          Calma cariño, debo decirte algo primero, cuando estoy con una mujer sexualmente hablando, soy dominante, y quiero someterte a mis gustos y deseos, te prometo que no haré nada con lo que no estés de acuerdo, pero si te aseguro que no te vas a arrepentir

-          Edward, yo no soy sumisa, si me conoces un poco sabes que doy ordenes y soy líder en mi equipo de trabajo, no creo que pueda satisfacer tus gustos

-          Te equivocas Isabella, eres dominante en tu vida laboral y tal vez familiar, pero en la cama eres sumisa ¿dime si te gusta el sexo vainilla, cuando estas con un hombre le pides que te haga cosas que piensas son extrañas pero excitantes, o dime si tienes orgasmos haciendo el misionero? Es más cuéntame cuál es tu fantasía sexual, solo una nena, y me dirás si estoy equivocado

-          Yo… yo, quiero que me aten mientras me follan – le dije algo avergonzada

-          Lo ves, eres una sumisa innata, y yo te voy a demostrar lo que puedes disfrutar del sexo conmigo, solo dejaremos claro cuáles son tus limites y hasta donde te gustaría llegar

Al decir todo esto me atrajo hacia él, no sabía qué hacer, si le decía que si o negarme, pero ya sabía cuál era la respuesta, necesitaba estar con él como fuera, tanto que me dolía, como si hubiera adivinado, me bajó el vestido, retiró mis zapatos, y soltó mi cabello, cogió mis pezones entre sus dedos y los pellizcó suavemente, pero me hizo jadear
-          Oh dios, Edward, más

-          Lo tendrás amor, solo se paciente

Posó su boca sobre ellos y chupó como si fuera un devoraba mis senos como si fueran el manjar más delicioso de este planeta, con una mano pellizcaba el pezón libre y con la otra apretaba mi trasero, mis ojos estaban cerrados, me estaba dejando llevar por lo que este hombre me hacía, me llevó a la cama y me acostó sobre ella para seguir lamiendo mis senos alternadamente, se separó de mí y su ausencia me hacía sentir vacía y urgida por sus caricias.
Se desvistió muy lentamente, solo para torturarme, no le podía quitar la mirada de encima, cuando retiró su bóxer, quedé paralizada, pero no por miedo, tenía un miembro enorme y grueso, no podía creer que eso podría caber en mi cavidad.
-          Bella, ven y arrodíllate, quiero que me pruebes
No había que darme esa orden dos veces, deseaba con ganas meter su erección en  mi boca y probar su esencia, al principio lo hice con miedo, pero él movió su cadera hundiéndose más dentro de mi cavidad oral, pasé mi lengua por su glande, lamí, chupé, lo probé en toda su extensión, sus movimientos se hicieron más rápidos y hasta lo escuché gemir.
Sacó su miembro de mi boca y me volvió a acostar, luego separó mis piernas y fue bajando lentamente por mi pecho, mi abdomen, dándome dulces besos hasta llegar a mi intimidad, me mantenía depilada, al llegar a mi sexo abrió mis labios y se los quedó viendo con hambre.
-          Que lindo coño tienes, me dan ganas de comérmelo, quiero probarte Bella, quiero que te corras en mi boca, me voy a tomar todo lo que me des

-          Oh Edward, no creo que aguante mucho


-          Oh si nena te vas a aguantar y te correrás cuando te lo pida
Cuando puso su boca en mi sexo, su lengua hizo un  trazado desde mi clítoris hasta la entrada de mi vagina, humedeciéndome de inmediato, él siguió en su labor de darme placer, yo sentía mi nudo de nervios queriendo explotar, palpitante, lo sentía crecer, ahí fue cuando él lo cogió entre sus labios y lo haló, lo mordisqueó, lo chupó.  Yo era un ente flotante, no sentía mis piernas, todo mi energía estaba concentrada en los movimientos que Edward hacía, mi cadera se arqueó para sentirlo más profundo, no aguantaría más, tenía que correrme
-          Edward no puedo más, necesito correrme
No me dijo nada, pero sus lamidas y sus movimientos ondulantes en mi clítoris fueron más rápidos
-          Córrete para mí amor, dame todo tu néctar

-          ¡¡¡Aaahhhh!!! – grité por mi liberación


-          Eso es nena, dámelo todo, quiero todo de tí
Cuando menos lo esperaba se introdujo en mí, fue rápido, estaba tan mojada que la penetración fue fácil, solo sentía el placer otra vez recorriendo mi cuerpo, levanté mis piernas y las acomodé alrededor de su cintura, para que se metiera más profundo, gemía y me estaba transformando en esa mujer apasionada que sabía que era, pero que nadie la había logrado sacar de su escondite, con una mano Edward  apresó las mías, las tenía sujetas, mientras me embestía una y otra vez, su boca buscó mi pezón y lo mordió, pero este dolor se convirtió en placer inmediatamente, quería todo lo que él me hacía y más.
-          Edward, lo quiero más duro
Y eso fue todo lo que pude decir, él empezó a embestirme con más fuerza, se enterraba  cada vez más profundo, sus gemidos y los míos llenaban toda la habitación, sentía como se formaba una nueva ola de calor en mi vientre,  los dedos de mis pies se acalambraron, y mi cadera estaba arqueada para que Edward tuviera un mejor ángulo para meterse en mí, era tanto el placer que me daba y las emociones que en mí producía que no pude más, dejé escapar un sollozo y esta vez el orgasmo me golpeó más fuerte
-          ¡¡¡¡Edwaaaarrrdddd!!!!

-          Oh Bella, ¡¡aaaahhhh!!

Lo sentí desplomarse encima de mí, su cuerpo y el mío aun temblaban, nuestras respiraciones eran erráticas, mis parpados pesaban, Edward estaba en silencio, besando mi cabello, mis hombros, mis mejillas, era lo más tierno después de haber sido muy rudo en la cama.
Después de limpiarme me dirigió a la cama, pero esta vez para dormir juntos, no podía creer que luego de tantos años iba a dormir con otro hombre que no fuera Jacob, pensar en él era difícil en estos momentos donde estaba por completo entregada a Edward, la verdad pensé que al final de la noche iba a estar con remordimientos y cargo de conciencia por serle infiel a mi prometido, pero no era así como me sentía, mi mente estaba libre, yo estaba libre, esta nueva sensación me produjo felicidad absoluta, estaba encontrando mis respuestas.
Al día siguiente al despertar, Edward se había ido temprano, pero me dejó una nota diciéndome que solo iba a cambiarse de ropa y luego vendría a recogerme para ir al segundo día del congreso, hoy estaríamos más relajados, ya habíamos hecho nuestra presentación así que solo asistiríamos a las otras conferencias, después saldríamos a conocer la ciudad, él quería que yo viera su mundo, su vida, sus gustos.
En medio del cronograma programado para este día, Edward fue solicitado por unos de los directores del congreso, pasé el resto de la tarde sola, regresé al hotel en un taxi, estaba aburrida y algo deprimida, tenía que reconocer que Edward me hacía mucha falta, quería aprovechar cada momento que iba a estar aquí para compartirlo con él, quería conocerlo, y sobretodo ansiaba que me volviera a poseer.
La noche llegó, no me di cuenta porque me había quedado dormida, aproveché para realizar varias llamadas, entre esas a Jacob, solo le hable del congreso, la conferencia que di, y lo agotada que estaba, hablamos por un par de minutos más y corté; revisé mi móvil y me di cuenta que Edward no me había llamado en toda la tarde, le marqué  pero no me respondió, empecé a sentirme nerviosa ¿será que hice algo que a él no le gustó?
Tomé un baño y me cambié de ropa, tenía algo de hastío por el encierro y salí del hotel en busca de distracción, caminé tres cuadras hasta que me topé con la entrada a un bar, tenía una decoración algo bohemia pero muy encantadora, pedí una cerveza y conversé con la dama que atendía el bar, seguí ahí por una hora hasta que mi móvil sonó
-          Aló

-          Bella, ¿dónde estás amor?


-          Edward, que milagro escucharte, estoy en un café bar tomándome una cerveza, creo que se llama Surya

-          Sé donde es, voy para allá, no te muevas de ahí por favor


-          Aquí estaré
No pasaron diez minutos cuando Edward me estaba llamando al móvil, pensé que iba a demorar más, así que respiré profundamente y le contesté
-          Aló

-          Estoy afuera, cancela la cuenta y sal de ahí ahora mismo

-          Está bien

Pedí la cuenta, la pagué y salí del bar y vi su auto parqueado a unos cien metros de la entrada donde me encontraba, caminé pasivamente hacia él y me subí, no lo quise mirar, solo me limité a ver por la ventana, me sentía frustrada porque me había dejado sola y ni siquiera  me hizo una llamada en todo este tiempo.
-          ¿Qué te sucede Bella?

-          Nada Edward, solo tengo hambre


-          Bien, vamos a comer entonces ¿qué te provoca?

-          Cualquier cosa estará bien para mí

-          Entonces te llevaré a comer los mejores emparedados de la ciudad

El camino lo hicimos en silencio, conducía por la ciudad y me iba mostrando las calles y sus sitios predilectos, yo solo asentía hasta que no pude más y exploté
-          Edward ¿qué soy yo para ti?

-          ¿Bella de que estás hablando?


-          De nada Edward, está visto que lo que sucedió anoche no fue importante para ti, solo te tiraste a la Dra. Swan, espero que te sientas satisfecho con tu proeza

-          Como es posible que digas eso, estás loca, lo que sucedió anoche fue algo que ambos quisimos, te deseo Bella, lo hago desde que hablamos por primera vez eres la mujer más sensual y más deseable que conozco, no entiendo porque estas así, si esta mañana todo estaba bien entre los dos.

-          Estoy así porque tú me dejaste sola, y ni una sola llamada me hiciste ¿qué otra cosa quieres que piense?

-          Que estaba demasiado ocupado con unos imprevistos de última hora en la logística del congreso y el tiempo se me pasó y cuando me di cuenta ya era tarde, llegué al hotel y no te encontré, así que me asusté mucho, por eso te llamé y te fui a buscar

-          Yo… yo, no sé qué decirte, lo lamento mucho, pero es que no conozco nadie aquí y tú eres con quien quiero estar, solo me quedan dos días junto  a tí y lo quiero aprovechar al máximo

-          Vamos a comer y luego solucionaremos eso amor

-          Está bien, tengo mucha hambre

Comimos mientras charlábamos sobre las complicaciones que había tenido que ir a solucionar, además también estuvimos contándonos sobre nuestras familias, le hablé de Jacob, de nuestra relación y la boda que ya se aproximaba, esto último lo dejó algo molesto o al menos eso fue lo que me pareció a mí.
Volvimos al hotel,  Edward me tomó de la mano y me dio una mirada erótica, me estaba calentando con solo verlo, las puertas del ascensor se abrieron y entramos en el siguiendo la conexión de nuestros ojos, adentro del elevador me besó suavemente y me llevó hacia uno de los rincones, pegando su cuerpo contra el mío, mi centro se puso húmedo inmediatamente, lo necesitaba, quería sentir su lengua y sus caricias sobre mi piel.
Entramos a la suite, Edward apagó la luz de la habitación y ésta quedó iluminada por la luz de la luna que reflejaba en la cama, se quitó el saco y la corbata que llevaba puesta, en ningún momento me dejó de mirar, se sacó los zapatos y los calcetines, yo estaba embobada mirando su torso, parecía como si hubiera sido esculpido por los dioses del Olimpo, sus músculos estaban bien definidos, juro por dios que casi podía morder su chocolatina, solté un bufido al darme cuenta que había dejado de respirar solo por estar viéndolo.
-          Desnúdate Isabella

-          Quiero que lo hagas tú


-          Es una orden y no la voy a repetir, desnúdate ahora

-           Si señor


Me quité la blusa lentamente por encima de la cabeza, Edward me veía hambriento, su mirada oscurecida, la boca entre abierta, seguí con los zapatos altos que llevaba, luego le di la espalda y me fui agachando para sacarme el pantalón, mi trasero quedó totalmente expuesto a Edward, era prácticamente una invitación a hacerme suya una vez más.
Gracias a dios se me había ocurrido comprar lencería para este viaje y hoy llevaba puestas unas bragas brasileras color marfil que dejaba totalmente mis glúteos afuera y a su alcance, volví a ponerme erguida y sentí las manos de Edward agarrar mis nalgas y apretarlas con fuerza, jadeé solo con esa acción
-          Bella eres una chica mala y como te portaste mal el día de hoy te ganaste un castigo

-          Oh Edward, soy una chica muy, muy, muy mala, en serio merezco que me castigues


-          Si nena, muy mala pero no te imaginas lo que te espera esta noche
Me tomó de la cabeza y me llevó hacia la pared, soltó mi sujetador y lo tiró por encima de mi hombro,  se apretó contra mi cuerpo refregando su erección contra mi trasero, puso dulces besos en mi cuello y mi espalda, hasta que sentí un mordisco en mi brazo derecho, al principio el dolor me nubló pero luego una ola de calor recorrió mi cuerpo encendiendo una hoguera dentro de mí
-          Edward ¿qué estás haciéndome?

-          Te estoy castigando mi vida

-          Pensé que me ibas azotar

-          Lo haré, pero será algo muy diferente
       
Edward no dejaba de besarme y al mismo tiempo pellizcarme los pezones, así me llevó hasta la cama y me acostó de espalda, sentí como corría la panty hacia un lado sin quitármela ni dañarla, y me penetró en un solo movimiento, y volvió a morderme pero en el hombro, ya no había dolor solo placer y un calor dentro de mí, no me podía aguantar no me importaba si todo el hotel se enteraba que estaba siendo follada por un maestro de la dominación, quería más, y eso fue lo que pedí
-          Más Edward dame más

-          Te daré todo Bella
Seguía arremetiendo profundo en mí, en esta posición lo podía acariciar y enterrarle mis uñas en su espalda por darme tanto dolor/placer al mismo tiempo, pero me había equivocado, faltaba mucho más por darme, mucho más.
Cerré mis ojos y me dejé llevar por la cantidad de emociones y sensaciones que me daba Edward, cuando él me estaba besando con una mano sujetó las mías y con la otra me tapó la nariz, al principio me asusté pero era como si me diera respiración boca a boca, no podía respirar por mi misma pero solo era por unos cuantos segundos, nunca imaginé que al hacer esto mientras me penetraba intensificaría el placer en mi sexo.
Edward continuaba entrando y saliendo de mí, no se cansaba, y yo estaba en la gloria, abrí los ojos y vi su mirada totalmente oscurecida, de su boca salían rugidos, parecía como si estuviera en trance, estaba conociendo al ser primitivo que habitaba dentro de él, un total y fantástico hombre salvaje.
-          ¡¡Bella eres mía!!

-          Si amor, solo tuya

-          ¿Confías en mí?


-          Con todo mi ser
No lo vi venir y me dio una cachetada, mis ojos se abrieron de par en par, pensé que estaba loco y me lo iba a quitar de encima cuando me dio otra y otra más, pero no me dolieron, y en vez de gritarle, de mi boca solo salió un gemido de placer
-          ¡!Oh Edward, aahhh!! – este hombre iba acabar conmigo, me imaginaba en primera plana del diario diciendo linda doctora muere de placer…. Que ideas se me ocurrían pero así me sentía

-          Voltéate Bella
Hice lo que me pidió y quedé sosteniéndome de mis manos y mis rodillas, totalmente expuesta a él, con ganas de que me sometiera a su antojo, era de él, estaba convencida de ello, ya no me importaba otra vida, lo quería a él para siempre conmigo, la pregunta era ¿qué sentía Edward por mí?
No tuve tiempo de pensar en la posible respuesta a mi pregunta ya que Edward estaba acariciado el camino desde mi clítoris hasta mi ano, dispersando mis fluidos hasta ese sitio, quería pararlo y decirle que no se acercara a esa zona, pero lo que me hacía sentir era tan extraño pero altamente erótico, hasta que me di cuenta que había introducido un dedo en mi cavidad y luego otro, haciendo movimientos para dilatarme, me hizo una pregunta la cual no entendí porque estaba demasiado excitada como para entender cualquier cosa que  me dijera.
-          ¿Qué me dices?

-          ¿Quiero saber si esto te duele?


-          No, se siente diferente, pero muy bueno
Pareció que mi respuesta le había dado una invitación porque sacó sus dedos de mi ano y posó la punta de su erección dura y caliente en mi estrecho canal.  Mi corazón latía a mil por minuto, mi cuerpo temblaba por lo que sabía que me Edward me haría, no era totalmente inexperta en cuanto a sexo anal, pero solo había tenido unas cuantas oportunidades en que  lo había hecho y de eso ya hacía mucho tiempo.
-          Edward, no, yo, aaahhhh, me duele

-          Ssshhhh!!, solo déjame entrar

No podía rechazarlo, me dolía un poco pero al mismo tiempo me excitaba cada vez más, Edward entró muy profundo en mí y de una sola estocada se abrió camino en mi estrecho canal, sentí un dolor fuerte y más que eso ardor, él se quedó quieto por algunos minutos sin moverse ni un centímetro, los dos estábamos en completo silencio, nuestras respiraciones llenaban el vacío de la habitación, su boca besaba mis hombros y mi espalda haciéndome relajar por completo y su pene palpitaba, sabía que deseaba moverse y eso me encendió, sus dedos se hicieron camino a mi clítoris, pellizcándolo y torturándolo, me estaba volviendo loca, mi cadera se arqueó para que supiera lo que necesitaba, y era a él moviéndose duro dentro de mí.
-          Te lo daré amor

-          Dame más Edward, necesito más, por favor

Nunca había disfrutado tanto en mi vida, Edward me llenaba, hacía todo lo que deseaba y más, no se cansaba de mi cuerpo, quería más y yo de él.  Estuvimos toda la noche amándonos y uniéndonos cada vez más, sentía a mis articulaciones como gelatina, todo dolía pero al mismo tiempo me excitaba al pensar en todo lo que este hombre había hecho conmigo en esa cama y ese baño, por no decir en toda la sala de espera.
El día llegó pero esta vez Edward no se fue, estábamos abrazados y extenuados por tan larga noche, pedí servicio a la habitación un rico y nutritivo desayuno para los dos, nos dimos un baño juntos donde hubo muchos besos y caricias, pero él tuvo en control cualquier deseo, mis hombros me dolían y me ardían, fui al espejo a verme y encontré muchas marcas rojas en ambos y en mi cuello y en la nuca, tuve que colocarme corrector para que no se me notaran las señales de mis sesiones con Edward.  Teníamos que salir al último día que quedaba del congreso medico, así que con nostalgia nos cambiamos y nos fuimos al centro de convenciones.
El día transcurrió sin contratiempos esta vez, los dos estuvimos juntos la mayor parte del tiempo, ya que durante el almuerzo me tocó sentarme junto a unas colegas, y claro, éstas no dejaban de ver y admirar a mi amante.  ¿Estaba celosa? Yo no era así ni siquiera con Jacob, pero sentía que mi sangre hervía solo con escucharlas, ese hombre era mío, solo mío, mi Amo, mi Dom, mi todo.  ¿Qué me estaba pasando? No podía ser que me hubiera obsesionado con Edward Cullen, solo teníamos una aventura, nada complicado, ningún compromiso, ni siquiera habíamos hablado de lo que había sucedido entre los dos. ¿Era acaso? ¿Podría ser que yo me hubiera enamorado de él?
Al dar por terminado el congreso medico, todo el mundo se dirigió a sus hoteles para alistarse, la clausura era una fiesta de gala, a la cual debíamos ir muy elegantes, mi vestido era precioso pero a la vez muy sensual, era azul eléctrico, muy ceñido al cuerpo, sin tirantes y caía en unas lindas y sutiles ondas hasta los tobillos, con una abertura hasta la media pierna, algo muy apropiado para la ocasión y que de seguro iba a dejar a Edward queriendo ver más, pero la sorpresa era que no llevaría nada abajo.
Edward pasó por mí al hotel, iba vestido con traje de Armani de la última colección, era gris oscuro, lo que realzaba el hermoso color verde de sus ojos, se bajó del auto y quedó completamente perplejo por mi apariencia
-          Bella, mi amor, esta noche te ves  como una diosa

-          Y tú, como galán de Hollywood

Nos echamos a reír y subimos al auto, en medio del camino Edward se desvió por una carretera que no tenía idea de adonde conducía, se detuvo y lo apagó, se volteó hacia mí, y me besó con total ansiedad, se comía mi boca con la suya, estaba devorándome con su lengua, en solo un minuto mi cuerpo se encendió, estaba jadeando y quería aun más de él
-          Bella perdóname pero no me puedo aguantar

-          No me importa Edward solo quiero sentirte dentro de mí

Rodó el puesto hacia atrás y me sentó a ahorcajadas de él, subió la falda de mi vestido y su cara hizo una cantidad de muecas, hasta que llegó a esa sonrisa torcida que me encantaba y excitaba, su mirada estaba oscurecida, sabía lo que significaba, me iba a poseer aquí mismo
-          Oh mi chica mala, no llevas bragas bajo ese vestido seductor, así que creo que te has ganado otro castigo, pero te lo daré más tarde porque no creo que pueda aguantar un minuto más sin estar dentro de tu coño

-          Oh Edward penétrame

Sentí su erección dura y palpitante en mi entrada que estaba húmeda y lloraba por ser llenada completamente, él me penetró lentamente, dejándome sentirlo pulgada a pulgada, era toda una tortura pues yo quería que fuera rápido y duro, pero él se estaba tomando su tiempo, estaba segura que lo hacía a propósito pero no podía pensar claramente
-          Amor por favor

-          ¿Qué quieres? Solo pídemelo

-          A tí, a tu pene dentro de mí llenándome por completo

-          Lo quieres lo tendrás

Sus movimientos se hicieron más rápidos y fuertes, cada estocada me iba llevando al límite, estábamos en el auto teniendo sexo desenfrenado, la sola idea de que alguien pudiera vernos me  hizo llegar al orgasmo y gritar fuerte su nombre, él sintió como las paredes de mi vagina lo apretaban y succionaban en cada ola de calor dejada por la explosión en mi cuerpo, fue suficiente para que Edward se corriera gimiendo mi nombre y respirando con dificultad.
Me vi al espejo, mis labios rojos e hinchados por sus besos y mi cabello desordenado, esperaba que nadie se diera cuenta de que estaba recién follada, nos arreglamos y enseguida Edward puso en marcha el auto hacia el salón donde sería la fiesta, al llegar saludamos a los organizadores y encargados del evento, tomamos champagne y bailamos juntos, él me tomaba de la cintura todo el tiempo, hasta que me di cuenta que había prensa y estaban tomando fotos a todos los invitados, teníamos que disimular, en el gremio médico era común que esas fotos rodaran por revistas y periódicos, no podía arriesgarme a que algún conocido me viera o peor aun que Jacob las viera.
La fiesta iba en lo mejor cuando un doctor de bastante edad me sacó a bailar, alejándome de mi Señor, y una de las doctoras que había escuchado hablar durante el almuerzo sobre él, se le acercó con una sonrisa de “soy una perra en celo en la cara” le hablaba al oído y le tocaba el pecho con un dedo, hasta que lo convenció de bailar, estaban muy juntos en la pista y la música no era lenta, como pude hice que mi pareja de baile y yo, nos acercáramos poco a poco donde ellos se encontraban, Edward se dio cuenta y al cambiar la canción habló en voz alta
-          ¡¡Cambio de parejas!!
Todos estaban eufóricos bailando y gritando, así que el pequeño truco de Edward pasó desapercibido, excepto para la doctorcita que me quería matar con la mirada, solo le sonreí demostrándole que yo era la única que le importaba a él.
La fiesta terminaba y yo me sentía muy cansada, los tacos de aguja altísimos que llevaba puesto torturaban mis pies, no podía dar un paso más, como pude caminé hasta la entrada del salón, el valet le entregó las llaves a Edward y nos fuimos directo a mi hotel, solo nos quedaban unas horas juntos antes de que mi vuelo partiera.
Mi corazón se estaba arrugando, cada minuto que pasaba sentía la tristeza llenar cada espacio en el.  Al llegar a la habitación, Edward me desnudó, me llevó a la ducha y me bañó, parecía todo un ritual no hubo nada de mi cuerpo que quedara sin lavar, luego me llevó hasta la cama y comenzó a besarme tiernamente por todo mi cuerpo, me dio la vuelta quedando de espalda hacia él, sin pensarlo me penetró analmente, me dolió pero no tanto como la noche anterior, mientras se movía me mordía para después volver a besarme, gemía y jadeaba, me decía en susurros que era suya para siempre.
Terminamos y dormimos las pocas horas hasta que el amanecer llegó, Edward me despertó, mientras yo me bañaba, él se había cambiado, sacó mi maleta que había dejado lista el día anterior, Salí de la ducha y me arreglé, llevaba puesta una blusa satinada de color gris y unos vaqueros, ese color era el adecuado para mi alma que se encontraba triste por mi partida.
Edward canceló el hotel y salimos en su auto hacia el aeropuerto, en todo el camino fueron muy pocas las palabras que nos dijimos, su semblante era serio, en sus ojos se podía vislumbrar la tristeza, yo trataba de contenerme, sabía bien que no nos íbamos a volver a ver, en pocos días me casaría y no habría vuelta atrás, pensé que iba a encontrar las respuestas que necesitaba pero estaba más confundida que antes.
Llegamos al aeropuerto y antes de bajarnos me empezó a decir cosas de su auto, no entendía nada pero comprendí que no quería despedirse, le afectaba tanto como a mí, me registré en la aerolínea y pensando que tendría al menos una hora más con él, encontré que el vuelo había sido adelantado y tenía que abordar en los próximos cinco minutos, me acompañó a la puerta de embarque y me despedí de él con un beso casto en sus labios y entré al vestíbulo, volteé a verlo y vi como su rostro demostraba amargura y sus ojos tenían una mirada de pérdida absoluta, la nostalgia y la melancolía me invadieron y solté el equipaje de mano que llevaba y corrí hacia él, salté a sus brazos y lo abracé, lo besé de nuevo pero esta vez fue más apasionado, le dije que lo amaba, me di la vuelta y caminé hacia la salida sin regresar mi mirada nuevamente, pero no pude más y todas las lagrimas que tenia contenidas salieron con fuerza y lloré desconsoladamente, lloré en silencio, lloré con todo mi ser, había descubierto al amor de mi vida y le había dejado mi corazón.
Salí del aeropuerto y tomé el primer taxi que vi, necesitaba estar en mi ambiente para poder pensar, quería llorar libremente, sabía que Jacob tendría turno en unas dos horas, él no se esperaba que llegara antes ya que mi vuelo se había adelantado. Sería una gran sorpresa.
Llegué al edificio donde vivíamos y el portero hizo una cara de asombro, pero me ayudó con el equipaje y me acompañó al ascensor, marqué el número del piso donde estaba el apartamento, saqué las llaves de mi bolso y respiré profundamente, abrí la puerta y entré, no había ningún indicio de que alguien estuviera en casa, dejé el equipaje en la sala y me dirigí a la habitación, escuché el sonido del agua en la ducha y algunos gemidos, seguro que Jake se estaba bañando y se estaría dando un solitario, muy despacio entré al cuarto de baño y deslicé  la cortina, jamás esperé la escena que encontré, Jacob estaba teniendo sexo en nuestro baño con la enfermera que lo ayudaba en su consultorio, Leah
-          Buenos días a los dos

-          ¡¡Bella!! , esto no es lo que parece


-          Cierto Jake es mucho más ¿desde cuándo están juntos?

-          Nena, no, te lo juro es que yo, tú, no sé que me pasó

-          Los espero en la sala, vestidos

Salí de esa habitación me dirigí a la sala y allí esperé que se cambiaran para que habláramos, no sentía rabia alguna, al contrario se me había quitado un peso de encima, sabía que Jacob me había sido infiel años antes pero le había perdonado, y yo con Edward fue  la primera vez que le era infiel.  Llegaron a la sala, Leah con lágrimas en los ojos y la mirada en el piso, en cambio Jake me veía con cara de ruego
-          Bella esto no es nada serio, mi amor, te lo juro

-          Deberías ser más cuidadoso con lo que dices Jake, estas hiriendo a Leah, ella está enamorada de ti desde hace tiempo – Leah levantó el rostro y me miró asombrada


-          Si lo he sabido siempre, pero pensé que serías más seria Leah y no me digas nada, no quiero oírte y  Jake, estamos a unos días de casarnos ¿hasta cuándo pensabas tener esta relación?

-          Esto no es una relación Bella, solo fue una aventura y Leah lo sabía


-          En todo caso yo también quiero ser sincera contigo, igual iba a terminar con el compromiso, Jake, tú y yo hace tiempo solo somos amigos, esto es una prueba más de que ninguno de los dos desea casarse, y yo lo tengo muy claro

-          ¿Estás enamorada de otro hombre Isabella?


-          Jacob, no estoy enamorada de tí, eso es todo lo que debe importar ahora, créeme que no hay rencores, yo te amo pero como amigo y realmente no deseo que salgas de mi vida por completo, eres muy especial para mí

-          Isabella, por favor, nena perdóname


-          No tengo nada que perdonarte Jake, eres libre para ser feliz
Recogí mi equipaje y Salí del apartamento, el portero detuvo un taxi y le pedí que me llevara al aeropuerto, en el camino llamé a Edward pero su móvil estaba apagado, le dejé mensaje en su grabadora, tenía que ir con él, no sabía si él sentía lo mismo por mí, pero no me importaba lo  conquistaría de ser necesario.
Por la hora estábamos en medio de un tráfico terrible, había pasado dos horas desde que había llegado a Seattle,  faltaba como media hora de camino al aeropuerto y el transito estaba imposible, cuando por fin llegamos me bajé y corrí lo mas que pude, me dirigí a la aerolínea en la que había volado y le pregunté por el próximo vuelo hacia Washington, me respondió que en veinte minutos mientras el avión que había arribado de allá volvía a cargar combustible para el retorno.  Compré el boleto y volví a marcar al móvil de Edward,   esta vez la llamada había entrado, sonó como cuatro veces hasta que respondió.
-          Aló, ¿Bella?

-          Edward, hola, quería decirte que - Nena, amor, necesito verte estoy bajando del avión, estoy en Seattle- mi corazón latió erráticamente y muy rápido


-          Repite lo que  acabas de decir

-          Amor estoy en Seattle, acabo de bajar del avión, no puedo vivir sin ti Bella, eres mía y yo soy tuyo

-          Edward yo estoy en el aeropuerto, acabo de comprar un boleto para regresar junto a ti

-          Voltéate Isabella

Me di la vuelta lentamente y me topé con esos hermosos e hipnotizantes ojos verdes, corrí hacia él y me abrazó fuertemente, ambos reímos y nos besamos con ternura, con amor, con entrega, era suya y él era mío para siempre.


..........................
Gracias Johana!!! Mucha suerte!

19 comentarios:

Mistiks dijo... [Responder]

Dios este os es uff candente xD hot hot pero hermoso el final Felicidades mi joa :D

And dijo... [Responder]

hot hot valla que calor y mira que en la ciudad que estoy el frio te cala los huesos...considera haber hecho una ciudad fria en una plaza sin nubes en pleno dia. me gusta la historia te deseo suerte.

Rios de Tinta dijo... [Responder]

Hola ¿Como estás? Uff chica menudos lemmons de buenos, tanto que creo que necesito una ducha de agua fría ja,ja,ja. Y además no es solo eso, es que la historia es preciosa, sencillamente preciosa. Desde este momento añado este Song Shot a la lista que tengo de favoritos que lo sepas.
Un beso y suerte

Camilaloto dijo... [Responder]

Ya lo había puesto el coment en el face, pero me faltaba por aqui, sabe mi opinión es very hottttttt como nos gusta y ademas es hermosa por ser tan real. Puro sentimiento mi reina! Besos!

K dijo... [Responder]

AAuuuu Joha!!! que lindo song shoot!!! Quien diría que se iba a dar tan bien escribir BDSM jajaja... te quiero nena, un beso y mucha suerte!!!

Bell.mary dijo... [Responder]

Uffff very hot, pero sabes me encanto es una song shot muy candente con esos tremendotes lemmons pero tambien tiene una historia de amor muy bonita, me encanto este Edward dominante y tan atrevido yo quiero uno asi jajajajaja............
!!!!S U E R T E !!!!!
Besos

Ada Parthenopaeus dijo... [Responder]

yA SABES QUE pienso de este escrito .. estoy orgullossa de ti, you know baby... mori con ese final wiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! SUERTE mi Jo

Lumy Cullen dijo... [Responder]

Joha de verdad te quedo espectacular. Me encantaron esos lemmons tan exquisitos y super romántica!!! La historia estuvo excelente, me fasino que Edward fuera tan dominante!!! El capí te quedo super hot, lo adore!!! Te deseo mucho éxito!!! Saludos!!!!

Anónimo dijo... [Responder]

Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-


TE QUIERO-


CARMEN MOLINA

Anónimo dijo... [Responder]

Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-


TE QUIERO-


CARMEN MOLINA

Anónimo dijo... [Responder]

Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-


TE QUIERO-


CARMEN MOLINA

Anónimo dijo... [Responder]

Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-


TE QUIERO-


CARMEN MOLINA

Anónimo dijo... [Responder]

Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-


TE QUIERO-


CARMEN MOLINA

Anónimo dijo... [Responder]

Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-


TE QUIERO-


CARMEN MOLINA

karla dijo... [Responder]

wooooo sin palabras este es una muy pero muy buena historia, y k candente uufff, k nochecitas pasaban esos dos, dios me encanta y mucha suerte

SUHEY dijo... [Responder]

Johanna jujuju ya ves que el lemmon se te da muy bien, la historia super candente me gusto mucho, super muuuuuuy jajajaja.

Besos mi Joha y éxito !!!!!

Leticia dijo... [Responder]

Super!!!! me gusto muchisimo, muchas suerte!

Anónimo dijo... [Responder]

Johann super qwe Lemonazo me encanto por favor hielo para las bragas...jejeej y el final divino, suerte o mucha mierd...!!!!!!!!!!

Anónimo dijo... [Responder]

cryss cullen
ohhh...la de las bragas soy yo...jeejej seme olvido el nonbre