Autora: Johana Wedheking
Canción: Tu sabes bien
Cantada por: BETO CUEVAS Y EDNITA NAZARIO,
Pareja: Edwar - Bella
Rating: M
(atención: BDSM)
TU SABES BIEN….
Canción: Tu sabes bien
Cantada por: BETO CUEVAS Y EDNITA NAZARIO,
Pareja: Edwar - Bella
Rating: M
(atención: BDSM)
TU SABES BIEN….
Estaba
emocionada con el viaje que iba a hacer, no conocía la ciudad adonde me dirigía
y por fin iba a estar por mi cuenta, sin que nadie me dijera hacia donde ir o
que hacer, aprovecharía el congreso medico al cual asistiría para tener tiempo
y pensar sin que mi familia y amigos cercanos se atreverían a opinar o a decidir por mí.
Dentro
de poco tiempo me casaría con el hombre que creía correcto para mí, tenía una
relación con Jacob, un médico internista.
Durante 7 años habíamos sido novios, todos pensaban que éramos el uno
para el otro, pero yo todavía tenía ciertas dudas, durante los primeros años
todo había sido genial, mucho romance, aventuras, sexo, que yo consideraba
ardiente, pero con el tiempo todo entre nosotros se volvió rutinario, vivíamos
juntos en un apartamento que habíamos adquirido entre los dos, él trabajaba en
una de las clínicas más prestigiosas de la ciudad y yo lo hacía en otra ciudad
más pequeña a una hora de donde vivíamos.
Éramos
buenos amigos, pero como novios nos habíamos distanciado mucho, delante de los
demás demostrábamos ser una pareja estable que estaba por casarse y vivir sus
sueños, lo más lógico es que siguiéramos adelante y compartiéramos votos matrimoniales, ya no había mucho por
hacer en todo caso, todo estaba dispuesto para nuestra boda que sería en 2
semanas, luego seria Isabella Swan de Black.
Mi
vuelo hacia Washington salía en una hora,
en el aeropuerto me recogería un colega con el que solo había hablado
por teléfono, nos habíamos puesto en contacto a través del hospital donde él
trabajaba ya que requerían de mi trabajo de tesis el cual fue puesto en
práctica en varios centros clínicos de muchas ciudades.
Él
se llamaba Edward Cullen, tenía una voz muy linda, muy masculina, que me hacía sonrojar cuando lo
escuchaba, es más, estaba más entusiasmada con conocerlo a él que por ir a
presentar mi trabajo. Una parte de mí se
sentía culpable por pensar en otro hombre, pero la otra solo deseaba estar bajo
el mismo techo que él, y sentir sus manos sobre mi cuerpo, seduciéndolo, así
como su voz me seducía, no podía creer lo que mi mente se imaginaba,
Edward con los brazos abiertos
recibiéndome en el aeropuerto, que obsesionada estaba y ni siquiera sabía cómo
era él.
El
momento había llegado el avión había despegado, iba hacia mis días de
reflexión, cuando volviera, lo haría con las respuestas que andaba buscando,
estaría decidida a seguir por el camino que iba, con Jacob o sería libre para
buscar ese algo que no tenía y que me hacía falta.
Tenía
tantas cosas en que pensar, así pasé todo el vuelo, dos horas divagando en lo
que me encontraría al llegar a mi destino, intuía que Edward también estaba
ansioso por mi llegada, lo sabía porque el mensaje que había recibido a mi
móvil expresaba como él se sentía, solo seis palabras “espero con ansias que
sea mañana”, para mí eso fue suficiente para estar decidida a probar lo que él
me quisiera dar.
Aterrizamos
sin ninguna complicación, al menos yo no sentí nada, pero tenía mareo y la
persona que se había sentado a mi lado me miró y me dijo:
-
Señorita ¿se encuentra usted
bien?
-
Si estoy bien ¿por qué la
pregunta?
-
Porque de repente se ha
puesto pálida, pensé que le sucedía algo, disculpe usted mi entremetimiento
-
Gracias por su preocupación,
pero no tengo nada, debe ser el cambio de altura – esperaba que no fuera
cierto, la verdad me sentía muy nerviosa y mi
nivel de ansiedad iba subiendo cada vez más
Al
bajar del avión me dirigí a recoger mi equipaje, llevaba mi computador portátil
a la mano, mi bolso, el móvil, miré el reloj y me di cuenta que nos habíamos
retrasado, llegamos media hora después de lo que estaba dispuesto, así estaría
de despistada metida en mis ideas y pensamientos, a esta altura Edward debía
estar desesperado, encendí mi teléfono y no tardó ni un minuto para sonar, y
era él
-
Aló
-
Isabella ¿dónde estás?
-
Estoy en la sala de
equipajes
-
Te espero en la puerta de
salida de vuelos nacionales
-
Espera ¿cómo sabré cual eres
tú?
-
Lo sabrás cuando me veas
Colgó
el móvil, mi equipaje tardó demasiado por aparecer, había mucha gente, el vuelo
había sido en un modelo Airbus, más de cien personas al menos, así que debía
tener paciencia y esperar la maleta con mis cosas.
Cuando
por fin pude recibir mi equipaje Salí disparada hacia la salida de vuelos
nacionales por donde había aterrizado, había mucha gente afuera esperando a sus
allegados, mis ojos buscaban y miraban a cada hombre pero no sabía cuál sería
Edward, hasta que me topé con unos hermosos ojos verdes, mi mirada se quedó
atorada en ese hombre, no le podía dejar de ver, de repente él alzó un cartel
que tenía mi nombre escrito, Isabella Swan, no lo podía creer, este monumento a
la belleza griega era Edward Cullen, medía como un metro con ochenta centímetros,
tez blanca casi como la mía, cuerpo atlético, a pesar de la ropa que llevaba se
podía distinguir sus músculos torneados, me preguntaba que se sentiría tocarlos
¿serían así de duros como se veían? Tenía unos labios no muy gruesos pero no
tan delgados, perfectos susurré, este hombre me provocaba sensaciones en todo mi cuerpo con solo mirarlo.
-
¿Edward Cullen? – me acerqué
a él
-
El mismo que viste y calza,
te dije que me ibas a reconocer – lo dijo en tono de burla mostrándome el
cartel, me dio un beso en la mejilla, juro que sentí mi sangre subir a mi
rostro y sonrojarlo
-
Mucho gusto, es bueno
conocerte en persona – dije algo nerviosa ofreciéndole la mano para saludarlo
-
Lo mismo digo yo de ti, eres
más bella en persona que en la fotografía en la que te vi
-
Gracias
Tomó
mi equipaje y caminamos hacia el parqueadero del aeropuerto, nos detuvimos
frente a una camioneta negra muy bella, algo que definitivamente iba a la
perfección con el dueño
-
Lindo auto
-
Es solo un lujo que me he
permitido por mi buen comportamiento – dio riéndose de su chiste personal
-
Definitivamente va con tu
personalidad – le dije viéndolo a los ojos
-
¿Nos acabamos de conocer y
ya me tomas el pelo? Estaba serio pero tenía una mueca en la boca como tratando
de no reír
-
Yo no sé tú, pero creo que
te conozco desde hace dos meses, a no ser que haya hablado con tu espíritu
mientras dormías
-
Eres muy perspicaz doctora,
por algo eres tan buena medica
-
Gracias
Nos
subimos al auto y nos dirigimos al hotel donde me iba a alojar este fin de
semana, le pregunté sobre el clima, estaba algo fresco, hablamos sobre el
congreso al cual íbamos a asistir y por nuestra ponencia, Edward se había
empapado de mi trabajo y se lo sabía muy bien,
tanto que yo creí que sabía más que yo misma.
El
congreso comenzaba al medio día, así que al llegar al hotel solo tendría tiempo
para un baño rápido y un cambio de ropa, mi maquillaje estaba intacto, una cosa
menos de que preocuparme, tenía el tiempo contado para alistarme ya que nuestra
presentación sería al final de la jornada.
Edward
me acompañó a la habitación del hotel, cargó con mi equipaje, y se quedó de pie
en la puerta ¿sería que tenía miedo de pasar al interior?
-
Puedes pasar y esperarme en
la salita de recibo
-
Estaré bien, no te
preocupes, solo haz lo que tengas que hacer
-
De acuerdo
Caminé
al espacio de al lado a la sala de recibo, y entré en la que sería mi cuarto,
la cama era grande, con un toque contemporáneo, tenía doseles y un toldo que
estaba recogido a cada lado, toda la decoración de la recamara hacía juego,
parecía una suite para recién casados, este pensamiento me llevó directo al
rostro de Jacob y nuestro próximo casamiento, tenía que llamarlo para decirle
que había llegado bien, pero sería más tarde, ahora estaba muy atrasada con mi
baño.
El
cuarto de baño era grande, tenía un vestier, una tina con duchas donde caía el
agua del techo y de las paredes a los costados; agua caliente, que mejor para
relajarte en estos casos donde tu mente se encuentra en esos hermosos y
penetrantes ojos verdes.
Terminé
de arreglarme, me puse un vestido ceñido hasta por encima de la rodilla, de
color rosado, enmarcaba mi figura y realzaba mi busto, era elegante pero
casual, se me daba la moda, me gustaba vestir bien para este tipo de eventos,
aunque en mis días de trabajo usaba uniforme y zapatos deportivos, cuando
estaba libre, mis jeans y camisetas era lo primero que escogía de mi
guardarropa.
Al
salir de mi habitación me encontré con la mirada de Edward que recorrió todo mi
cuerpo, sus ojos se oscurecieron un poco, y vi como su respiración cambió solo
un poco.
-
Estas bellísima Isabella
-
Gracias, pero me gustaría
que me llamaras Bella, así me dicen mis amigos
-
Bella, suena aun mejor,
Bella
-
Deberíamos irnos, tenemos el
tiempo justo para llegar al centro de convenciones
-
Si, tienes razón
Nos
dirigimos en su carro hacia el sitio donde se realizaba el congreso, estaba
ansiosa por hablar de mi investigación, había invertido mucho tiempo
realizándola, así que era mi tesoro más preciado para brindarlo a las instituciones
medicas que lo quisieran utilizar.
Durante
toda la jornada estuvimos ambos muy atentos a cada exposición hasta que llegara
nuestro turno, nos sentaron juntos, al apagar las luces del salón, lo que
aumentó la sensación de electricidad que se sentía entre nosotros, Edward se
giraba hacia mí cada tantos minutos, solo para verme, no me decía nada pero por
lo poco que podía ver en su mirada, sabía que había algo más.
Nuestro
turno llegó, Edward y yo fuimos al atrio para empezar la presentación, todo
fluyó de una manera natural, no hubo ningún percance y el público que asistió nos
aplaudió por tan excelente trabajo; me sentía satisfecha y orgullosa, miré a
Edward quien se veía igual de extasiado que yo, nos sonreímos, en verdad
merecíamos un descanso y algunas copas para brindar.
El
primer día del congreso había terminado, Edward se ofreció a llevarme al hotel
después de haber estado asediados por colegas y los directores del congreso,
todos nos felicitaron y nos desearon en lo que sería el desarrollo practico de
la investigación, por fin había encontrado a alguien tan interesado y preparado
para asumir el reto.
-
Bella ¿te gustaría tomarte
un trago?
-
Claro, me encantaría
-
Conozco el sitio perfecto,
donde no estará ninguna persona que asiste al congreso, suficiente con una hora
de felicitaciones
-
Por favor, ya no quiero
tener que sonreír por educación
-
Entonces vamos a
divertirnos, creo que nos lo merecemos ¿cierto?
-
Claro que nos lo merecemos,
es más, vamos a cenar primero y luego a bailar
-
Wow, esos planes me gustan
más
Reímos
juntos durante la cena en un puesto callejero, luego nos fuimos a un bar donde
había noche mexicana, cantamos al son de los mariachis, Edward tomó cerveza y
yo por supuesto, ¡¡Margaritas!! Bailamos toda clase de música, sus manos
posándose en mis caderas, rozaba mi espalda baja con suaves movimientos que me
tenían muy excitada y su aroma me
envolvía en un mar de confusos pensamientos eróticos con él. Hasta la media noche estuvimos en el bar,
sabía que debíamos levantarnos temprano para el segundo día del congreso, así
que le pedí que nos fuéramos.
Al
llegar al hotel, me sentía algo mareada, esos tragos habían hecho estragos en
mí, yo no era de las que tomaba mucho, pero esta noche lo merecía y con el
acompañante que tenía a mi lado, lo hizo aun más especial.
Edward
se ofreció acompañarme hasta mi suite, me ayudó a caminar, la verdad ya no
podía con los tacones de aguja que llevaba puestos, entramos al ascensor y sin
dirigirnos ni una palabra saltó a mi boca y me besó, me sorprendió pero me
gustó, abrí un poco mis labios y lo dejé explorar mi cavidad con su lengua,
cerré mis ojos y me deleité con los movimientos que hacía, jadeé y le devolví
el beso con más pasión.
El
ascensor se abrió y salimos abrazados de ahí, por poco y nos caemos, íbamos
besándonos, jadeando y con afán por llegar a la habitación. Como pude deslizé la tarjeta que abría la
suite, entramos y Edward cerró la puerta con llave, me dio una mirada que
mostraba toda la excitación que sentía, sus ojos verdes estaban oscurecidos y
su boca en una mueca torcida que lo hacía verse endemoniadamente sexy.
-
Bella te deseo, desde el
primer momento en que hablé contigo, lo supe y al ver tu fotografía ese deseo
creció aun más
-
Yo también siento lo mismo
por ti, aun sin saber cómo eras, Edward, te necesito ahora mismo
-
Calma cariño, debo decirte
algo primero, cuando estoy con una mujer sexualmente hablando, soy dominante, y
quiero someterte a mis gustos y deseos, te prometo que no haré nada con lo que
no estés de acuerdo, pero si te aseguro que no te vas a arrepentir
-
Edward, yo no soy sumisa, si
me conoces un poco sabes que doy ordenes y soy líder en mi equipo de trabajo,
no creo que pueda satisfacer tus gustos
-
Te equivocas Isabella, eres
dominante en tu vida laboral y tal vez familiar, pero en la cama eres sumisa
¿dime si te gusta el sexo vainilla, cuando estas con un hombre le pides que te
haga cosas que piensas son extrañas pero excitantes, o dime si tienes orgasmos
haciendo el misionero? Es más cuéntame cuál es tu fantasía sexual, solo una
nena, y me dirás si estoy equivocado
-
Yo… yo, quiero que me aten mientras
me follan – le dije algo avergonzada
-
Lo ves, eres una sumisa
innata, y yo te voy a demostrar lo que puedes disfrutar del sexo conmigo, solo
dejaremos claro cuáles son tus limites y hasta donde te gustaría llegar
Al
decir todo esto me atrajo hacia él, no sabía qué hacer, si le decía que si o
negarme, pero ya sabía cuál era la respuesta, necesitaba estar con él como
fuera, tanto que me dolía, como si hubiera adivinado, me bajó el vestido,
retiró mis zapatos, y soltó mi cabello, cogió mis pezones entre sus dedos y los
pellizcó suavemente, pero me hizo jadear
-
Oh dios, Edward, más
-
Lo tendrás amor, solo se
paciente
Posó
su boca sobre ellos y chupó como si fuera un devoraba mis senos como si fueran
el manjar más delicioso de este planeta, con una mano pellizcaba el pezón libre
y con la otra apretaba mi trasero, mis ojos estaban cerrados, me estaba dejando
llevar por lo que este hombre me hacía, me llevó a la cama y me acostó sobre
ella para seguir lamiendo mis senos alternadamente, se separó de mí y su
ausencia me hacía sentir vacía y urgida por sus caricias.
Se
desvistió muy lentamente, solo para torturarme, no le podía quitar la mirada de
encima, cuando retiró su bóxer, quedé paralizada, pero no por miedo, tenía un
miembro enorme y grueso, no podía creer que eso podría caber en mi cavidad.
-
Bella, ven y arrodíllate,
quiero que me pruebes
No
había que darme esa orden dos veces, deseaba con ganas meter su erección
en mi boca y probar su esencia, al
principio lo hice con miedo, pero él movió su cadera hundiéndose más dentro de
mi cavidad oral, pasé mi lengua por su glande, lamí, chupé, lo probé en toda su
extensión, sus movimientos se hicieron más rápidos y hasta lo escuché gemir.
Sacó
su miembro de mi boca y me volvió a acostar, luego separó mis piernas y fue
bajando lentamente por mi pecho, mi abdomen, dándome dulces besos hasta llegar
a mi intimidad, me mantenía depilada, al llegar a mi sexo abrió mis labios y se
los quedó viendo con hambre.
-
Que lindo coño tienes, me
dan ganas de comérmelo, quiero probarte Bella, quiero que te corras en mi boca,
me voy a tomar todo lo que me des
-
Oh Edward, no creo que
aguante mucho
-
Oh si nena te vas a aguantar
y te correrás cuando te lo pida
Cuando
puso su boca en mi sexo, su lengua hizo un
trazado desde mi clítoris hasta la entrada de mi vagina, humedeciéndome
de inmediato, él siguió en su labor de darme placer, yo sentía mi nudo de
nervios queriendo explotar, palpitante, lo sentía crecer, ahí fue cuando él lo
cogió entre sus labios y lo haló, lo mordisqueó, lo chupó. Yo era un ente flotante, no sentía mis
piernas, todo mi energía estaba concentrada en los movimientos que Edward
hacía, mi cadera se arqueó para sentirlo más profundo, no aguantaría más, tenía
que correrme
-
Edward no puedo más,
necesito correrme
No
me dijo nada, pero sus lamidas y sus movimientos ondulantes en mi clítoris
fueron más rápidos
-
Córrete para mí amor, dame
todo tu néctar
-
¡¡¡Aaahhhh!!! – grité por mi
liberación
-
Eso es nena, dámelo todo,
quiero todo de tí
Cuando
menos lo esperaba se introdujo en mí, fue rápido, estaba tan mojada que la
penetración fue fácil, solo sentía el placer otra vez recorriendo mi cuerpo,
levanté mis piernas y las acomodé alrededor de su cintura, para que se metiera
más profundo, gemía y me estaba transformando en esa mujer apasionada que sabía
que era, pero que nadie la había logrado sacar de su escondite, con una mano
Edward apresó las mías, las tenía
sujetas, mientras me embestía una y otra vez, su boca buscó mi pezón y lo
mordió, pero este dolor se convirtió en placer inmediatamente, quería todo lo
que él me hacía y más.
-
Edward, lo quiero más duro
Y
eso fue todo lo que pude decir, él empezó a embestirme con más fuerza, se
enterraba cada vez más profundo, sus
gemidos y los míos llenaban toda la habitación, sentía como se formaba una
nueva ola de calor en mi vientre, los
dedos de mis pies se acalambraron, y mi cadera estaba arqueada para que Edward
tuviera un mejor ángulo para meterse en mí, era tanto el placer que me daba y
las emociones que en mí producía que no pude más, dejé escapar un sollozo y
esta vez el orgasmo me golpeó más fuerte
-
¡¡¡¡Edwaaaarrrdddd!!!!
-
Oh Bella, ¡¡aaaahhhh!!
Lo
sentí desplomarse encima de mí, su cuerpo y el mío aun temblaban, nuestras
respiraciones eran erráticas, mis parpados pesaban, Edward estaba en silencio,
besando mi cabello, mis hombros, mis mejillas, era lo más tierno después de
haber sido muy rudo en la cama.
Después
de limpiarme me dirigió a la cama, pero esta vez para dormir juntos, no podía
creer que luego de tantos años iba a dormir con otro hombre que no fuera Jacob,
pensar en él era difícil en estos momentos donde estaba por completo entregada
a Edward, la verdad pensé que al final de la noche iba a estar con
remordimientos y cargo de conciencia por serle infiel a mi prometido, pero no
era así como me sentía, mi mente estaba libre, yo estaba libre, esta nueva
sensación me produjo felicidad absoluta, estaba encontrando mis respuestas.
Al
día siguiente al despertar, Edward se había ido temprano, pero me dejó una nota
diciéndome que solo iba a cambiarse de ropa y luego vendría a recogerme para ir
al segundo día del congreso, hoy estaríamos más relajados, ya habíamos hecho
nuestra presentación así que solo asistiríamos a las otras conferencias,
después saldríamos a conocer la ciudad, él quería que yo viera su mundo, su
vida, sus gustos.
En
medio del cronograma programado para este día, Edward fue solicitado por unos
de los directores del congreso, pasé el resto de la tarde sola, regresé al
hotel en un taxi, estaba aburrida y algo deprimida, tenía que reconocer que
Edward me hacía mucha falta, quería aprovechar cada momento que iba a estar
aquí para compartirlo con él, quería conocerlo, y sobretodo ansiaba que me
volviera a poseer.
La
noche llegó, no me di cuenta porque me había quedado dormida, aproveché para realizar
varias llamadas, entre esas a Jacob, solo le hable del congreso, la conferencia
que di, y lo agotada que estaba, hablamos por un par de minutos más y corté;
revisé mi móvil y me di cuenta que Edward no me había llamado en toda la tarde,
le marqué pero no me respondió, empecé a
sentirme nerviosa ¿será que hice algo que a él no le gustó?
Tomé
un baño y me cambié de ropa, tenía algo de hastío por el encierro y salí del
hotel en busca de distracción, caminé tres cuadras hasta que me topé con la
entrada a un bar, tenía una decoración algo bohemia pero muy encantadora, pedí
una cerveza y conversé con la dama que atendía el bar, seguí ahí por una hora
hasta que mi móvil sonó
-
Aló
-
Bella, ¿dónde estás amor?
-
Edward, que milagro
escucharte, estoy en un café bar tomándome una cerveza, creo que se llama Surya
-
Sé donde es, voy para allá,
no te muevas de ahí por favor
-
Aquí estaré
No
pasaron diez minutos cuando Edward me estaba llamando al móvil, pensé que iba a
demorar más, así que respiré profundamente y le contesté
-
Aló
-
Estoy afuera, cancela la
cuenta y sal de ahí ahora mismo
-
Está bien
Pedí
la cuenta, la pagué y salí del bar y vi su auto parqueado a unos cien metros de
la entrada donde me encontraba, caminé pasivamente hacia él y me subí, no lo
quise mirar, solo me limité a ver por la ventana, me sentía frustrada porque me
había dejado sola y ni siquiera me hizo
una llamada en todo este tiempo.
-
¿Qué te sucede Bella?
-
Nada Edward, solo tengo
hambre
-
Bien, vamos a comer entonces
¿qué te provoca?
-
Cualquier cosa estará bien
para mí
-
Entonces te llevaré a comer
los mejores emparedados de la ciudad
El
camino lo hicimos en silencio, conducía por la ciudad y me iba mostrando las
calles y sus sitios predilectos, yo solo asentía hasta que no pude más y
exploté
-
Edward ¿qué soy yo para ti?
-
¿Bella de que estás hablando?
-
De nada Edward, está visto
que lo que sucedió anoche no fue importante para ti, solo te tiraste a la Dra.
Swan, espero que te sientas satisfecho con tu proeza
-
Como es posible que digas
eso, estás loca, lo que sucedió anoche fue algo que ambos quisimos, te deseo
Bella, lo hago desde que hablamos por primera vez eres la mujer más sensual y
más deseable que conozco, no entiendo porque estas así, si esta mañana todo
estaba bien entre los dos.
-
Estoy así porque tú me
dejaste sola, y ni una sola llamada me hiciste ¿qué otra cosa quieres que
piense?
-
Que estaba demasiado ocupado
con unos imprevistos de última hora en la logística del congreso y el tiempo se
me pasó y cuando me di cuenta ya era tarde, llegué al hotel y no te encontré,
así que me asusté mucho, por eso te llamé y te fui a buscar
-
Yo… yo, no sé qué decirte,
lo lamento mucho, pero es que no conozco nadie aquí y tú eres con quien quiero
estar, solo me quedan dos días junto a
tí y lo quiero aprovechar al máximo
-
Vamos a comer y luego
solucionaremos eso amor
-
Está bien, tengo mucha
hambre
Comimos
mientras charlábamos sobre las complicaciones que había tenido que ir a
solucionar, además también estuvimos contándonos sobre nuestras familias, le
hablé de Jacob, de nuestra relación y la boda que ya se aproximaba, esto último
lo dejó algo molesto o al menos eso fue lo que me pareció a mí.
Volvimos
al hotel, Edward me tomó de la mano y me
dio una mirada erótica, me estaba calentando con solo verlo, las puertas del
ascensor se abrieron y entramos en el siguiendo la conexión de nuestros ojos,
adentro del elevador me besó suavemente y me llevó hacia uno de los rincones,
pegando su cuerpo contra el mío, mi centro se puso húmedo inmediatamente, lo
necesitaba, quería sentir su lengua y sus caricias sobre mi piel.
Entramos
a la suite, Edward apagó la luz de la habitación y ésta quedó iluminada por la
luz de la luna que reflejaba en la cama, se quitó el saco y la corbata que
llevaba puesta, en ningún momento me dejó de mirar, se sacó los zapatos y los
calcetines, yo estaba embobada mirando su torso, parecía como si hubiera sido
esculpido por los dioses del Olimpo, sus músculos estaban bien definidos, juro
por dios que casi podía morder su chocolatina, solté un bufido al darme cuenta
que había dejado de respirar solo por estar viéndolo.
-
Desnúdate Isabella
-
Quiero que lo hagas tú
-
Es una orden y no la voy a
repetir, desnúdate ahora
-
Si señor
Me
quité la blusa lentamente por encima de la cabeza, Edward me veía hambriento,
su mirada oscurecida, la boca entre abierta, seguí con los zapatos altos que
llevaba, luego le di la espalda y me fui agachando para sacarme el pantalón, mi
trasero quedó totalmente expuesto a Edward, era prácticamente una invitación a
hacerme suya una vez más.
Gracias
a dios se me había ocurrido comprar lencería para este viaje y hoy llevaba
puestas unas bragas brasileras color marfil que dejaba totalmente mis glúteos
afuera y a su alcance, volví a ponerme erguida y sentí las manos de Edward
agarrar mis nalgas y apretarlas con fuerza, jadeé solo con esa acción
-
Bella eres una chica mala y
como te portaste mal el día de hoy te ganaste un castigo
-
Oh Edward, soy una chica
muy, muy, muy mala, en serio merezco que me castigues
-
Si nena, muy mala pero no te
imaginas lo que te espera esta noche
Me
tomó de la cabeza y me llevó hacia la pared, soltó mi sujetador y lo tiró por
encima de mi hombro, se apretó contra mi
cuerpo refregando su erección contra mi trasero, puso dulces besos en mi cuello
y mi espalda, hasta que sentí un mordisco en mi brazo derecho, al principio el
dolor me nubló pero luego una ola de calor recorrió mi cuerpo encendiendo una
hoguera dentro de mí
-
Edward ¿qué estás
haciéndome?
-
Te estoy castigando mi vida
-
Pensé que me ibas azotar
-
Lo haré, pero será algo muy
diferente
Edward
no dejaba de besarme y al mismo tiempo pellizcarme los pezones, así me llevó
hasta la cama y me acostó de espalda, sentí como corría la panty hacia un lado
sin quitármela ni dañarla, y me penetró en un solo movimiento, y volvió a
morderme pero en el hombro, ya no había dolor solo placer y un calor dentro de
mí, no me podía aguantar no me importaba si todo el hotel se enteraba que
estaba siendo follada por un maestro de la dominación, quería más, y eso fue lo
que pedí
-
Más Edward dame más
-
Te daré todo Bella
Seguía
arremetiendo profundo en mí, en esta posición lo podía acariciar y enterrarle
mis uñas en su espalda por darme tanto dolor/placer al mismo tiempo, pero me
había equivocado, faltaba mucho más por darme, mucho más.
Cerré
mis ojos y me dejé llevar por la cantidad de emociones y sensaciones que me
daba Edward, cuando él me estaba besando con una mano sujetó las mías y con la
otra me tapó la nariz, al principio me asusté pero era como si me diera
respiración boca a boca, no podía respirar por mi misma pero solo era por unos
cuantos segundos, nunca imaginé que al hacer esto mientras me penetraba
intensificaría el placer en mi sexo.
Edward
continuaba entrando y saliendo de mí, no se cansaba, y yo estaba en la gloria,
abrí los ojos y vi su mirada totalmente oscurecida, de su boca salían rugidos,
parecía como si estuviera en trance, estaba conociendo al ser primitivo que
habitaba dentro de él, un total y fantástico hombre salvaje.
-
¡¡Bella eres mía!!
-
Si amor, solo tuya
-
¿Confías en mí?
-
Con todo mi ser
No
lo vi venir y me dio una cachetada, mis ojos se abrieron de par en par, pensé
que estaba loco y me lo iba a quitar de encima cuando me dio otra y otra más,
pero no me dolieron, y en vez de gritarle, de mi boca solo salió un gemido de
placer
-
¡!Oh Edward, aahhh!! – este
hombre iba acabar conmigo, me imaginaba en primera plana del diario diciendo
linda doctora muere de placer…. Que ideas se me ocurrían pero así me sentía
-
Voltéate Bella
Hice
lo que me pidió y quedé sosteniéndome de mis manos y mis rodillas, totalmente
expuesta a él, con ganas de que me sometiera a su antojo, era de él, estaba
convencida de ello, ya no me importaba otra vida, lo quería a él para siempre
conmigo, la pregunta era ¿qué sentía Edward por mí?
No
tuve tiempo de pensar en la posible respuesta a mi pregunta ya que Edward
estaba acariciado el camino desde mi clítoris hasta mi ano, dispersando mis
fluidos hasta ese sitio, quería pararlo y decirle que no se acercara a esa
zona, pero lo que me hacía sentir era tan extraño pero altamente erótico, hasta
que me di cuenta que había introducido un dedo en mi cavidad y luego otro,
haciendo movimientos para dilatarme, me hizo una pregunta la cual no entendí
porque estaba demasiado excitada como para entender cualquier cosa que me dijera.
-
¿Qué me dices?
-
¿Quiero saber si esto te
duele?
-
No, se siente diferente,
pero muy bueno
Pareció
que mi respuesta le había dado una invitación porque sacó sus dedos de mi ano y
posó la punta de su erección dura y caliente en mi estrecho canal. Mi corazón latía a mil por minuto, mi cuerpo
temblaba por lo que sabía que me Edward me haría, no era totalmente inexperta
en cuanto a sexo anal, pero solo había tenido unas cuantas oportunidades en que
lo había hecho y de eso ya hacía mucho
tiempo.
-
Edward, no, yo, aaahhhh, me
duele
-
Ssshhhh!!, solo déjame
entrar
No
podía rechazarlo, me dolía un poco pero al mismo tiempo me excitaba cada vez
más, Edward entró muy profundo en mí y de una sola estocada se abrió camino en
mi estrecho canal, sentí un dolor fuerte y más que eso ardor, él se quedó
quieto por algunos minutos sin moverse ni un centímetro, los dos estábamos en
completo silencio, nuestras respiraciones llenaban el vacío de la habitación,
su boca besaba mis hombros y mi espalda haciéndome relajar por completo y su
pene palpitaba, sabía que deseaba moverse y eso me encendió, sus dedos se
hicieron camino a mi clítoris, pellizcándolo y torturándolo, me estaba
volviendo loca, mi cadera se arqueó para que supiera lo que necesitaba, y era a
él moviéndose duro dentro de mí.
-
Te lo daré amor
-
Dame más Edward, necesito
más, por favor
Nunca
había disfrutado tanto en mi vida, Edward me llenaba, hacía todo lo que deseaba
y más, no se cansaba de mi cuerpo, quería más y yo de él. Estuvimos toda la noche amándonos y uniéndonos
cada vez más, sentía a mis articulaciones como gelatina, todo dolía pero al
mismo tiempo me excitaba al pensar en todo lo que este hombre había hecho
conmigo en esa cama y ese baño, por no decir en toda la sala de espera.
El
día llegó pero esta vez Edward no se fue, estábamos abrazados y extenuados por
tan larga noche, pedí servicio a la habitación un rico y nutritivo desayuno
para los dos, nos dimos un baño juntos donde hubo muchos besos y caricias, pero
él tuvo en control cualquier deseo, mis hombros me dolían y me ardían, fui al
espejo a verme y encontré muchas marcas rojas en ambos y en mi cuello y en la
nuca, tuve que colocarme corrector para que no se me notaran las señales de mis
sesiones con Edward. Teníamos que salir
al último día que quedaba del congreso medico, así que con nostalgia nos
cambiamos y nos fuimos al centro de convenciones.
El
día transcurrió sin contratiempos esta vez, los dos estuvimos juntos la mayor
parte del tiempo, ya que durante el almuerzo me tocó sentarme junto a unas
colegas, y claro, éstas no dejaban de ver y admirar a mi amante. ¿Estaba celosa? Yo no era así ni siquiera con
Jacob, pero sentía que mi sangre hervía solo con escucharlas, ese hombre era
mío, solo mío, mi Amo, mi Dom, mi todo.
¿Qué me estaba pasando? No podía ser que me hubiera obsesionado con
Edward Cullen, solo teníamos una aventura, nada complicado, ningún compromiso,
ni siquiera habíamos hablado de lo que había sucedido entre los dos. ¿Era
acaso? ¿Podría ser que yo me hubiera enamorado de él?
Al
dar por terminado el congreso medico, todo el mundo se dirigió a sus hoteles
para alistarse, la clausura era una fiesta de gala, a la cual debíamos ir muy
elegantes, mi vestido era precioso pero a la vez muy sensual, era azul
eléctrico, muy ceñido al cuerpo, sin tirantes y caía en unas lindas y sutiles
ondas hasta los tobillos, con una abertura hasta la media pierna, algo muy
apropiado para la ocasión y que de seguro iba a dejar a Edward queriendo ver
más, pero la sorpresa era que no llevaría nada abajo.
Edward
pasó por mí al hotel, iba vestido con traje de Armani de la última colección,
era gris oscuro, lo que realzaba el hermoso color verde de sus ojos, se bajó
del auto y quedó completamente perplejo por mi apariencia
-
Bella, mi amor, esta noche
te ves como una diosa
-
Y tú, como galán de
Hollywood
Nos
echamos a reír y subimos al auto, en medio del camino Edward se desvió por una
carretera que no tenía idea de adonde conducía, se detuvo y lo apagó, se volteó
hacia mí, y me besó con total ansiedad, se comía mi boca con la suya, estaba
devorándome con su lengua, en solo un minuto mi cuerpo se encendió, estaba
jadeando y quería aun más de él
-
Bella perdóname pero no me
puedo aguantar
-
No me importa Edward solo
quiero sentirte dentro de mí
Rodó
el puesto hacia atrás y me sentó a ahorcajadas de él, subió la falda de mi
vestido y su cara hizo una cantidad de muecas, hasta que llegó a esa sonrisa
torcida que me encantaba y excitaba, su mirada estaba oscurecida, sabía lo que
significaba, me iba a poseer aquí mismo
-
Oh mi chica mala, no llevas
bragas bajo ese vestido seductor, así que creo que te has ganado otro castigo,
pero te lo daré más tarde porque no creo que pueda aguantar un minuto más sin
estar dentro de tu coño
-
Oh Edward penétrame
Sentí
su erección dura y palpitante en mi entrada que estaba húmeda y lloraba por ser
llenada completamente, él me penetró lentamente, dejándome sentirlo pulgada a
pulgada, era toda una tortura pues yo quería que fuera rápido y duro, pero él
se estaba tomando su tiempo, estaba segura que lo hacía a propósito pero no
podía pensar claramente
-
Amor por favor
-
¿Qué quieres? Solo pídemelo
-
A tí, a tu pene dentro de mí
llenándome por completo
-
Lo quieres lo tendrás
Sus
movimientos se hicieron más rápidos y fuertes, cada estocada me iba llevando al
límite, estábamos en el auto teniendo sexo desenfrenado, la sola idea de que
alguien pudiera vernos me hizo llegar al
orgasmo y gritar fuerte su nombre, él sintió como las paredes de mi vagina lo
apretaban y succionaban en cada ola de calor dejada por la explosión en mi
cuerpo, fue suficiente para que Edward se corriera gimiendo mi nombre y
respirando con dificultad.
Me
vi al espejo, mis labios rojos e hinchados por sus besos y mi cabello
desordenado, esperaba que nadie se diera cuenta de que estaba recién follada,
nos arreglamos y enseguida Edward puso en marcha el auto hacia el salón donde
sería la fiesta, al llegar saludamos a los organizadores y encargados del
evento, tomamos champagne y bailamos juntos, él me tomaba de la cintura todo el
tiempo, hasta que me di cuenta que había prensa y estaban tomando fotos a todos
los invitados, teníamos que disimular, en el gremio médico era común que esas
fotos rodaran por revistas y periódicos, no podía arriesgarme a que algún
conocido me viera o peor aun que Jacob las viera.
La
fiesta iba en lo mejor cuando un doctor de bastante edad me sacó a bailar,
alejándome de mi Señor, y una de las doctoras que había escuchado hablar
durante el almuerzo sobre él, se le acercó con una sonrisa de “soy una perra en
celo en la cara” le hablaba al oído y le tocaba el pecho con un dedo, hasta que
lo convenció de bailar, estaban muy juntos en la pista y la música no era
lenta, como pude hice que mi pareja de baile y yo, nos acercáramos poco a poco
donde ellos se encontraban, Edward se dio cuenta y al cambiar la canción habló
en voz alta
-
¡¡Cambio de parejas!!
Todos
estaban eufóricos bailando y gritando, así que el pequeño truco de Edward pasó
desapercibido, excepto para la doctorcita que me quería matar con la mirada,
solo le sonreí demostrándole que yo era la única que le importaba a él.
La
fiesta terminaba y yo me sentía muy cansada, los tacos de aguja altísimos que
llevaba puesto torturaban mis pies, no podía dar un paso más, como pude caminé
hasta la entrada del salón, el valet le entregó las llaves a Edward y nos
fuimos directo a mi hotel, solo nos quedaban unas horas juntos antes de que mi
vuelo partiera.
Mi
corazón se estaba arrugando, cada minuto que pasaba sentía la tristeza llenar
cada espacio en el. Al llegar a la
habitación, Edward me desnudó, me llevó a la ducha y me bañó, parecía todo un
ritual no hubo nada de mi cuerpo que quedara sin lavar, luego me llevó hasta la
cama y comenzó a besarme tiernamente por todo mi cuerpo, me dio la vuelta
quedando de espalda hacia él, sin pensarlo me penetró analmente, me dolió pero
no tanto como la noche anterior, mientras se movía me mordía para después
volver a besarme, gemía y jadeaba, me decía en susurros que era suya para
siempre.
Terminamos
y dormimos las pocas horas hasta que el amanecer llegó, Edward me despertó,
mientras yo me bañaba, él se había cambiado, sacó mi maleta que había dejado
lista el día anterior, Salí de la ducha y me arreglé, llevaba puesta una blusa
satinada de color gris y unos vaqueros, ese color era el adecuado para mi alma
que se encontraba triste por mi partida.
Edward
canceló el hotel y salimos en su auto hacia el aeropuerto, en todo el camino
fueron muy pocas las palabras que nos dijimos, su semblante era serio, en sus
ojos se podía vislumbrar la tristeza, yo trataba de contenerme, sabía bien que
no nos íbamos a volver a ver, en pocos días me casaría y no habría vuelta
atrás, pensé que iba a encontrar las respuestas que necesitaba pero estaba más
confundida que antes.
Llegamos
al aeropuerto y antes de bajarnos me empezó a decir cosas de su auto, no
entendía nada pero comprendí que no quería despedirse, le afectaba tanto como a
mí, me registré en la aerolínea y pensando que tendría al menos una hora más
con él, encontré que el vuelo había sido adelantado y tenía que abordar en los
próximos cinco minutos, me acompañó a la puerta de embarque y me despedí de él
con un beso casto en sus labios y entré al vestíbulo, volteé a verlo y vi como
su rostro demostraba amargura y sus ojos tenían una mirada de pérdida absoluta,
la nostalgia y la melancolía me invadieron y solté el equipaje de mano que
llevaba y corrí hacia él, salté a sus brazos y lo abracé, lo besé de nuevo pero
esta vez fue más apasionado, le dije que lo amaba, me di la vuelta y caminé
hacia la salida sin regresar mi mirada nuevamente, pero no pude más y todas las
lagrimas que tenia contenidas salieron con fuerza y lloré desconsoladamente,
lloré en silencio, lloré con todo mi ser, había descubierto al amor de mi vida
y le había dejado mi corazón.
Salí
del aeropuerto y tomé el primer taxi que vi, necesitaba estar en mi ambiente
para poder pensar, quería llorar libremente, sabía que Jacob tendría turno en
unas dos horas, él no se esperaba que llegara antes ya que mi vuelo se había
adelantado. Sería una gran sorpresa.
Llegué
al edificio donde vivíamos y el portero hizo una cara de asombro, pero me ayudó
con el equipaje y me acompañó al ascensor, marqué el número del piso donde
estaba el apartamento, saqué las llaves de mi bolso y respiré profundamente, abrí
la puerta y entré, no había ningún indicio de que alguien estuviera en casa,
dejé el equipaje en la sala y me dirigí a la habitación, escuché el sonido del
agua en la ducha y algunos gemidos, seguro que Jake se estaba bañando y se
estaría dando un solitario, muy despacio entré al cuarto de baño y deslicé la cortina, jamás esperé la escena que
encontré, Jacob estaba teniendo sexo en nuestro baño con la enfermera que lo
ayudaba en su consultorio, Leah
-
Buenos días a los dos
-
¡¡Bella!! , esto no es lo
que parece
-
Cierto Jake es mucho más
¿desde cuándo están juntos?
-
Nena, no, te lo juro es que
yo, tú, no sé que me pasó
-
Los espero en la sala,
vestidos
Salí
de esa habitación me dirigí a la sala y allí esperé que se cambiaran para que
habláramos, no sentía rabia alguna, al contrario se me había quitado un peso de
encima, sabía que Jacob me había sido infiel años antes pero le había
perdonado, y yo con Edward fue la
primera vez que le era infiel. Llegaron
a la sala, Leah con lágrimas en los ojos y la mirada en el piso, en cambio Jake
me veía con cara de ruego
-
Bella esto no es nada serio,
mi amor, te lo juro
-
Deberías ser más cuidadoso
con lo que dices Jake, estas hiriendo a Leah, ella está enamorada de ti desde
hace tiempo – Leah levantó el rostro y me miró asombrada
-
Si lo he sabido siempre,
pero pensé que serías más seria Leah y no me digas nada, no quiero oírte y Jake, estamos a unos días de casarnos ¿hasta
cuándo pensabas tener esta relación?
-
Esto no es una relación
Bella, solo fue una aventura y Leah lo sabía
-
En todo caso yo también
quiero ser sincera contigo, igual iba a terminar con el compromiso, Jake, tú y
yo hace tiempo solo somos amigos, esto es una prueba más de que ninguno de los
dos desea casarse, y yo lo tengo muy claro
-
¿Estás enamorada de otro
hombre Isabella?
-
Jacob, no estoy enamorada de
tí, eso es todo lo que debe importar ahora, créeme que no hay rencores, yo te
amo pero como amigo y realmente no deseo que salgas de mi vida por completo,
eres muy especial para mí
-
Isabella, por favor, nena
perdóname
-
No tengo nada que perdonarte
Jake, eres libre para ser feliz
Recogí
mi equipaje y Salí del apartamento, el portero detuvo un taxi y le pedí que me
llevara al aeropuerto, en el camino llamé a Edward pero su móvil estaba apagado,
le dejé mensaje en su grabadora, tenía que ir con él, no sabía si él sentía lo
mismo por mí, pero no me importaba lo
conquistaría de ser necesario.
Por
la hora estábamos en medio de un tráfico terrible, había pasado dos horas desde
que había llegado a Seattle, faltaba
como media hora de camino al aeropuerto y el transito estaba imposible, cuando
por fin llegamos me bajé y corrí lo mas que pude, me dirigí a la aerolínea en
la que había volado y le pregunté por el próximo vuelo hacia Washington, me
respondió que en veinte minutos mientras el avión que había arribado de allá
volvía a cargar combustible para el retorno.
Compré el boleto y volví a marcar al móvil de Edward, esta vez la llamada había entrado, sonó como
cuatro veces hasta que respondió.
-
Aló, ¿Bella?
-
Edward, hola, quería decirte
que - Nena, amor, necesito verte estoy bajando del avión, estoy en Seattle- mi
corazón latió erráticamente y muy rápido
-
Repite lo que acabas de decir
-
Amor estoy en Seattle, acabo
de bajar del avión, no puedo vivir sin ti Bella, eres mía y yo soy tuyo
-
Edward yo estoy en el
aeropuerto, acabo de comprar un boleto para regresar junto a ti
-
Voltéate Isabella
Me
di la vuelta lentamente y me topé con esos hermosos e hipnotizantes ojos
verdes, corrí hacia él y me abrazó fuertemente, ambos reímos y nos besamos con
ternura, con amor, con entrega, era suya y él era mío para siempre.
..........................
Gracias Johana!!! Mucha suerte!
19 comentarios:
Dios este os es uff candente xD hot hot pero hermoso el final Felicidades mi joa :D
hot hot valla que calor y mira que en la ciudad que estoy el frio te cala los huesos...considera haber hecho una ciudad fria en una plaza sin nubes en pleno dia. me gusta la historia te deseo suerte.
Hola ¿Como estás? Uff chica menudos lemmons de buenos, tanto que creo que necesito una ducha de agua fría ja,ja,ja. Y además no es solo eso, es que la historia es preciosa, sencillamente preciosa. Desde este momento añado este Song Shot a la lista que tengo de favoritos que lo sepas.
Un beso y suerte
Ya lo había puesto el coment en el face, pero me faltaba por aqui, sabe mi opinión es very hottttttt como nos gusta y ademas es hermosa por ser tan real. Puro sentimiento mi reina! Besos!
AAuuuu Joha!!! que lindo song shoot!!! Quien diría que se iba a dar tan bien escribir BDSM jajaja... te quiero nena, un beso y mucha suerte!!!
Uffff very hot, pero sabes me encanto es una song shot muy candente con esos tremendotes lemmons pero tambien tiene una historia de amor muy bonita, me encanto este Edward dominante y tan atrevido yo quiero uno asi jajajajaja............
!!!!S U E R T E !!!!!
Besos
yA SABES QUE pienso de este escrito .. estoy orgullossa de ti, you know baby... mori con ese final wiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! SUERTE mi Jo
Joha de verdad te quedo espectacular. Me encantaron esos lemmons tan exquisitos y super romántica!!! La historia estuvo excelente, me fasino que Edward fuera tan dominante!!! El capí te quedo super hot, lo adore!!! Te deseo mucho éxito!!! Saludos!!!!
Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-
TE QUIERO-
CARMEN MOLINA
Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-
TE QUIERO-
CARMEN MOLINA
Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-
TE QUIERO-
CARMEN MOLINA
Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-
TE QUIERO-
CARMEN MOLINA
Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-
TE QUIERO-
CARMEN MOLINA
Nena
Me encanto la historia y el final hermoso.
TE DESEO SUERTE-
TE QUIERO-
CARMEN MOLINA
wooooo sin palabras este es una muy pero muy buena historia, y k candente uufff, k nochecitas pasaban esos dos, dios me encanta y mucha suerte
Johanna jujuju ya ves que el lemmon se te da muy bien, la historia super candente me gusto mucho, super muuuuuuy jajajaja.
Besos mi Joha y éxito !!!!!
Super!!!! me gusto muchisimo, muchas suerte!
Johann super qwe Lemonazo me encanto por favor hielo para las bragas...jejeej y el final divino, suerte o mucha mierd...!!!!!!!!!!
cryss cullen
ohhh...la de las bragas soy yo...jeejej seme olvido el nonbre
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