Autora: Ale de Moesia
Canción: 7 de Septiembre de Mecano.
Pareja: Edward - Bella
Edward miro el calendario por enésima vez el día
de hoy. Estrujo su cabello como de costumbre y cerró los ojos. Espera contando
los segundos para verla de nuevo…
Recordó su risa y
su boca, su olor impregnado en su mente. Tan diferente de su esposa…
Abrió los ojos de
golpe. Miraba a la clase que le había tocado ir a dar una conferencia acerca de
los intercambios de la escuela de música quienes se debatían en un ensayo. Hoy
su mente viajaba demasiado lejos como para preocuparse por la trivialidad de su
temario de música.
Su celular lo
atrajo a la realidad con un mensaje de texto:
Te espero donde siempre
Su corazón dio dos
brincos y en su boca se formó una sonrisa entera, que tan pronto surgió se vio
envuelta de culpa.-Bien eso es todo,
espero en el correo sus ensayos. Que tengan una excelente vida- Pronuncio
tomando su saco y el portafolio color guinda que siempre llevaba.Sus pupilos lo
miraron con curiosidad pero no prestaron mucho interés, ya que no
desperdiciarían los 20 minutos libres la última conferencia que les había otorgado
su profesor.
Claro ultima para ellos, ya que la versión que
había dado a su esposa era muy diferente. El regresaría hasta lunes a primera
hora pese que había acabado el trabajo en aquella lluviosa y pintoresco pueblo.
Edward condujo su
auto con más rapidez de la habitual, paro en una florería y compro orquídeas.
Mientras Bella
movía sus manos nerviosa como hacía ya 7 años lo venía haciendo en esa fecha,
la anticipación del encuentro se formaba en su estómago haciéndola sentir
ansiosa.
El café que había
pedido se estaba enfriando, el pequeño restaurante daba el aspecto de no
cambiar al paso del tiempo. Recordó el primer día que había estado en el
trayéndole una oleada de emociones que la dejo sin aliento.
Ese era el lugar
donde todo había comenzado, donde todo regresaba. Cada año era lo mismo,
esperar por él…
Miro su celular
con la foto de su prometido, no sintió ni si quiera un tercio de lo que sentía
al ver a Edward, comenzando por su cabello hasta sus ropas, pasando por su
boca, sus ojos que la hacían estremecer cuando la miraban. Dio un sorbo a su
taza intentando sopesar la idea del por qué seguir haciendo esto, cada año, la
misma fecha. Se encontró ensimismada encontrando la respuesta más lógica y a su
vez la dolorosa verdad; Lo amaba de una forma que la sobrepasaba a ella e
incluso a su propia vida.
-Siempre tan
hermosa- susurro una voz que reconocería incluso si le llamase en una multitud.
Y por la que iría a través de senderos de fuego. Así de segura estaba por él.
Giro para
encontrarse con los labios de Edward a escasos centímetros de los suyos. Le
sonrió de esa forma que la desarmaba desde que tenía 17 años.
Edward la miro
como la primera vez que la vio en aquella cafetería estudiando, cuando pidió su
teléfono y cuando la beso; El primer encuentro que desato todo tal como efecto
domino. Solo que en este caso los daños colaterales eran demasiado para
recordarlos en aquel momento.
-Pensé que no
vendrías- Susurro disfrutando del aroma de Bella, acercándose a su cuello.
-Sabes qué día es
hoy...-Atino ella a decir con un suspiro.
-7 de septiembre…-
Dijo contra la piel de su cuello –Sabes que es el día que más espero en todo el
año, el que ansió que durase para siempre- La miro a los ojos, esos ojos
chocolates que calentaban su corazón y alimentaban su deseo, los mismos que
extrañaría en cuanto volviera a los azules que le esperaban en casa.
-Nuestro
aniversario- Bella cerro los ojos y se permitió disfrutar, solo tenían un fin
de semana para estar juntos.
-Correcto. Feliz
Aniversario- Edward le tendió el arreglo de flores y el collar que le había
comprado.
-Es hermoso.
¿Podrías ponérmelo?- Ella no pudo esconder su emoción, mordió sus labios al
mirar el hermoso corazón de plata.
Él lo tomo
colocándolo delicadamente en el cuello que podría describir de manera exacta,
en el que le encantaba hundir su nariz por las mañana.
-El mío es tuyo-
Alzo la mano de ella hasta ponerla donde su corazón latía desbocado para
afirmar sus palabras.
Bella se quedó sin
palabras mientras sentía el tacto de su pecho, ella sabía perfectamente a que
se refería.
-Podrá ella
estar conmigo, pero nunca dejare un momento de amarte- Las palabras que
pronunciara hace tiempo resurgieron en su mente. Sabía lo enfermo de la
situación y aun así no tenía el valor para dejarla, era como a adicción que
sobrepasaba límites o cordura en ella.
-Sabes que el mío
también es solo tuyo, solo late así contigo.- Edward tomo su mano que le
invitaba a sentir una sensación parecida a la que ella estaba experimentando
Se quedó encantado
al sentir aquella verdad, sus ojos brillaron.
-La melodía más
hermosa del mundo- La beso suavemente, su mano acaricio el cabello suave caoba
de Bella. No podía dejar de probar esa boca que tantas veces había añorado en
soledad y silencio, su sabor bailaba en armonía con sus labios, cuando sintió
su lengua moverse de manera demandante, acariciando la suya con la pertenencia
que siempre han tenido.
-Abre mi regalo-
Atino a pronunciar Bella, chocando las palabras contra su boca, aun aturdida
con el beso. Edward sonrió y asintió, sentándose a su lado importándole poco la
silla puesta del lado opuesto. No podía darse el lujo de derrochar segundos
preciados a su lado.
Ella saco una
pequeña caja verde y una bolsa de color azul.
-El primero sé que
te encantara- El saco de la bolsa que había tomado primero, un perfume, el que
el usaba siempre.
-Armani…- Sonrió y
la beso solo rozando sus labios.
-Creo que el
segundo se parece de cierto modo a este- Señalo el corazón en su cuello.
Contenía un reloj
de bolsillo grabado. La frase en el exterior era 7 de septiembre y en el
interior estaba aquella fotografía que se habían tomado hacía tiempo donde él
la besaba en la mejilla mientras ella sonreía.
-Te amo- Aferro
con su mano el regalo y la beso de manera abrasadora, tomo su cintura con
delicadeza para atraerla a su cuerpo.
Se separaron aun
contra su voluntad, agradecían el lugar donde estaban, les permitía la
intimidad que querían, sin esconderse, sin dudar solo ellos.
Se acercó un
mesero sigilosamente.
-¿Desean ordenar
ahora?- Saco su dispositivo para hacer el pedido.
Cortaron un nuevo
beso, el tomo su mano dándole un pequeño apretón, Bella miro ese gesto y beso
su mandíbula.
-Tráiganos la
lasaña especial y una botella de vino- Tan pronto término de pronunciar la
última palabra el mesero se apresuró a traer la orden.
-La misma mesa-
Bella acaricio los filos de está cerrando los ojos como si cada vez que
estuvieran ahí les tuviera algo nuevo que contar.
-Las mismas manos-
El por su parte sostuvo la muñeca de ella depositando besos suaves y repletos
de ternura a lo largo de esta.
-Feliz aniversario
amor- Continúo besándola, contemplando cada detalle, acariciando únicamente su
rostro.
Comieron en
silencio, disfrutando del plato que los había conducido por primera vez al
lugar donde fue la primer cita de los dos. Sus ojos se buscaban con la
anticipación de que se hallarían, cada vez que pasaba le arrancaba una sonrisa
cómplice.
Platicaron de su
vida, omitiendo a sus respectivas parejas. No necesitaban arruinarse la ocasión
con semejante distorsión entorno a su precaria situación. Tanto Bella agradecía
no escuchar de Tanya la mujer y madre del hijo de Edward, como él no tenía si
quiera la ligera intención de oír alguna mención de Jacob el prometido de su
Isabella.
-Así que la música
sigue siendo lo tuyo ¿eh?- Bella bebió un sorbo de su copa rebosante, alzando
una ceja divertida.
-Ya sabes que es
la segunda pasión que tengo en la vida- Susurro con la mirada fija en ella
abrazando su imagen en la mente, mientras ella se sonrojaba. –La primera
siempre serás tú….- Beso sus nudillos delicadamente haciendo que ella se
estremeciera al puro contacto.
El mesero regreso.
-¿Quieren algún postre?- sugirió el hombre que no
aparentaba más de los 30 años mencionando desde galletas hasta un soufflé de
chocolate.
A Bella se le
antojo un pastel de fresas, pero antes que pudiera decir algo Edward intervino.
-Tengo una idea de
postre mucho mejor que un insípido pastel- Su mirada la traspaso con deseo y urgencia,
mirándola desde su cabello hasta sus zapatillas de color negro, ella solo se
mordió el labio tímidamente.
Pidieron la cuenta
y el salió abrazándola de la cintura, su cuerpo parecía pertenecerle, a pesar
de los gruesos suéteres que llevaban dado el clima, parecían no interponerse en
la conexión que ambos sostenían de forma palpable.
-Vamos a nuestro
hogar- Beso su frente abriendo la puerta de su volvo plateado, ella suspiro
mientras entraba lentamente.
Encendió la radio,
en cuanto sonó los nocturnos de Chopin se sumergieron en una atmosfera de
tranquilidad y donde solo existían ellos, flotando en algún lugar del espacio,
en el tiempo que deseaban. Tomaron sus manos todo el trayecto mientras con
destreza Edward manejaba con la otra a la casa que estaba escondida entre un
espeso camino donde colindaba con un bosque casi al llegar a la reserva del
lugar.
Miraron aquella
construcción que solo utilizaban únicamente 3 días al año. Donde guardaban
cosas que les recordaban su amor. La fachada clásica y rustica en madera daba
la sensación de calidez propio de un lugar así.
Edward bajo y
abrió la puerta de la mujer que le robaba cada respiración con su sola
presencia.
-Bienvenida- Se
acercó rápidamente a tomar sus labios, a recorrer con sus manos la figura de
Bella que al contacto se erizo completamente.
Abrió la casa que
los recibió callada y oscura, al buscar el interruptor miraron con detenimiento
el interior. La chimenea situada al final tenia fotos de ellos en diferentes
lugares, momentos, ocasiones y en todas se mostraban radiantes, llenos de
felicidad y amor. Desde algunas del instituto donde se conocieron, pasando por
las que cada año se tomaban. Como bien lo habían dicho, este era su hogar, la
mezcla de sus personalidades se respiraba con armonía en cada espacio. El olor
a madera inundo sus sentidos.
-Te amo- Ella
expreso con esas palabras simples todo lo que el hombre frente a ella le hacía
experimentar, como aún seguía tan enamorada de él como el primer día, su boca
aún conservaba el efecto embriagante que la aturdía.
Edward la beso
demostrando que él le pertenecía, que su boca estaba hecha solo para ella, que
su tacto era para complacerla y así lo haría.
Tomo su suéter y
lo saco apresuradamente, para perderse en la visión de su cuerpo sin la estorbosa
prenda. Pronto miro sus pechos que reaccionaban a él como siempre, debajo de la
blusa azul índigo.
-Mi color
favorito- Alcanzo a decir en cuanto sus manos masajeaban y torturaban sus
cumbres, endureciéndolas hasta lo imposible. –Las extrañe tanto...-acaricio los
senos que pedían por su atención, mientras que Bella solo gemía elevando sus
brazos al cuello de él.
-Son
tuyas...-Gimió ella, para luego encontrarse con unos ojos verdes oscurecidos y
flameantes de deseo.
-Solo
mías...-Acerco su boca dando pequeños mordiscos sobre la tela haciendo que se
perdiera de placer, la cargo colocándola de manera cuidadosa sobre el sofá
negro, se deshizo de la blusa que le impedía perderse en la piel que clamaba
por él. Su sujetador negro de encaje se había desacomodado dejando a la vista
uno de sus senos en todo su esplendor. Él lo ataco deslizando su lengua
formando figuras sobre su punta, desabrocho el sostén cuyo broche en medio lo
llamo haciéndole la invitación de retirarlo. Cuando sus senos quedaron totalmente
expuestos, se colocó de manera automática sobre ella, quien separo sus piernas
dándole permiso de colocarse entre ellas.
-¡Dios!- Bella
sofoco un gemido contra el cuello de Edward quien acerco el bulto en sus
pantalones rozando su muslo.
-Es lo que le haces,
“el” quiere jugar con “ella”- Acerco sus manos a la intimidad de Bella que
permanecía oculta tras los jeans pero que latía con fuerza en cuanto él había
puesto sus dedos sobre esta.
-“ella” no sabe si
“el” la desea- Ronroneo seductoramente llevando su mano a la dolorosa erección
que continuaba aprisionada, sofocando un gemido por parte de el en cuanto la
rozo.
-Quieres que la
convenza- Edward alzo su ceja tratando de contener la urgencia de arrancarle lo
que le quedaba de ropa en ese momento. Ambos disfrutarían, le demostraría cuan
hambriento estaba de ella, lo que le hacía sentir. La devoraría lenta y
deliciosamente.
-Si
quieres…-Levanto los hombros fingiendo restarle importancia con el reto impreso
en las palabras.
Trazo círculos en
su vientre guiando sus movimientos hacia los botones de sus jeans deleitando la
boca de Bella con besos apasionados y llenos de entrega, ella respiraba
entrecortadamente elevando el deseo en él.
Edward le quito
los pantalones con un movimiento rápido, recorriendo sus piernas con las yemas
de los dedos, traslado sus labios a través de la mandíbula dejando besos
húmedos en su garganta, respirando en su cuello. Lamio el camino a sus pechos
con énfasis determinante. No salían palabras completas o con coherencia de
ella.
-¿Esto crees que
la convenza?- Murmuro contra uno de sus pechos sujetando la punta con los
dientes suavemente.
-Quizá...-Contesto
agitadamente.
-Bueno supongo que
debo tomarla más en cuenta...-Dicho esto, tomo el elástico de las bragas de
encaje que lo esperaban. Tiro de ellas aun sujetándolas con su boca, ella lo
comprendió de inmediato y se deshizo de ellas con las piernas.
-Hola- Saludo a su
Intimidad pasando su nariz por esta, inhalando el aroma que desprendía y que
embriagaba a Edward de sobremanera. Bella por su parte se humedecía cada vez
más con cada roce, cada palabra.
-Deliciosa-
Pronuncio antes de invadirla con su lengua, probando aquella maravillosa
experiencia, perdiéndose en el sabor de Bella, quien se aferraba a su cabello
como si fuese un salvavidas.
-La has
convencido…-Elevo sus caderas cada vez que el intimo beso que recibía se
profundizaba, exigió sus labios en los suyos con fiereza, podía percibir su
sabor en ellos.
Las pequeñas y
suaves manos de Bella se dirigieron a la camisa de color negro desabotonándola
sin cuidado alguno. El gruño necesitado. Después sin darle un segundo si quiera
para detener la habilidad de sus dedos que se deshacían de los jeans que lo
seguían cubriendo sin piedad alguna.
Bella le dedico
una mirada picara y suspicaz relamiéndose los labios al contemplar el efecto
que causaba en él.
-A ti también te
he extrañado- Le dedico una sonrisa tímida a la palpitante erección y busco los
ojos de Edward quien no dejaban de observarla ni un minuto, deleitándose con el
sonrojo que estaban adquiriendo sus mejillas dada la excitación.
-Te amo- Dijo
posicionándose en su entrada, disfrutando de la asombrosa sensación que la
humedad le otorgaba, dándole la bienvenida. Impulso sus caderas entrando
relajadamente en ella, despacio, disfrutando cada centímetro de su anatomía.
Bella gimió en
cuanto sintió a su visitante, su interior estaba hecho a su medida, lo
recibió gustosa, como si estuvieran
esperando ese momento, se quedaron así unos minutos mirándose a los ojos, dejando
que el momento durara para así recordarlo en la soledad de sus vidas,
atormentarse con esa visión hasta que volviera a ser su aniversario..
Mientras Edward
salía de ella para regresar una y otra vez a su punto de partida, la beso como
si ella fuese agua y el un sediento en un oasis.
Las uñas de Bella
se encajaban en la espalda fiera y dura del hombre que le propinaba un placer
único.
-Edward... Mas...
rá-pi-do.-Soltó agitadamente envolviéndolo con sus piernas acercándolo más.
-Bella eres
mía-Gruño girándose boca arriba, dándole el total control, mientras ella movía
sus caderas en un delicioso vaivén deleitándolo con el baile que sus senos le
ofrecían al moverse de un lugar a otro alternadamente.
De nuevo la coloco
de espaldas ágilmente, deslizando sus manos hasta su cabello que caía en un
perfecto abanico adornando su níveo rostro.
Después de la
sesión de embestidas y gemidos, siguieron gritos repletos de placer en cada
nota. Él no se movió cuando las paredes de ella se contrajeron aprisionando su
miembro, disfrutando de esa sensación abrumadora acompañada de los gemidos
llamándolo. Después de dos estocadas más la acompaño en ese cielo que a pesar
de tener en cuenta que para ellos no habría otra cosa que el infierno por lo
que hacían, aun así se dedicó a besarla, a tomar todo de ella, a saborearla
aunque después su ausencia le desarmara y le atormentara.
Bella cerró los
ojos tratando de tranquilizar su respiración, su pecho subía agitadamente.
-Aun lo tenemos-
soltó después de una risa pastosa.
-¿A qué te
refieres?- Edward aun no salía de ella, no quería sentirla lejos en el tiempo
que estuvieran juntos, la acerco a su pecho acariciando su rostro y besando su
mandíbula.
-El toque en el
sexo… Es decir, no lo hemos perdido- Aun se podía ver el placer que salía de
ella por cada poro, el solo la beso suavemente acariciando su garganta.
-Es cierto- El por
su parte sonrió y la apretó más contra él. Esperando que el tiempo se quedara
así, que no hubiera un después, un mañana... Una despedida.
-Es porque
nosotros hacemos el amor y no solo tenemos “sexo”- Dijo asintiendo.
Bella solo lo beso y miro con adoración, si las
cosas fueran diferentes estaba segura que serían felices, ambos en aquella casa
o incluso en la miseria.
El pasar de los
días se dio entre lluvias, sexo, comida y películas en ese orden, dándole
prioridad al sexo, no importaba si la locación era el jacuzzi, la cocina, el
cuarto de lavado, la recamara, la sala, el auto o incluso el lluvioso bosque.
El domingo al
medio día, después de haber tocado más de una vez un cielo oculto entre las
sabanas, probado la pasión, el momento de decir adiós se acercó de manera
trémula.
-Te amo…-ambos
pronunciaron las palabras que los aferraba a seguir con la locura en la que
vivían. La verdad los golpeo en cuanto su realidad llego. Ella regresaría al
lado de su prometido, esperando que pasaran los dos meses que faltaban para su
boda. El a su casa, porque no se le podía llamar hogar, su propio infierno
terrenal si no fuera por su hijo que lo aferraba a no perder la cabeza.
Se abrazaron, con
el corazón hecho añicos, no podían tener más que eso, el amor a veces no es
suficiente, así puedas amar de forma irracional a una persona no significa que
puedan ser felices. Las lágrimas se desbordaron por los ojos chocolate de
Bella.
-Te extrañare…
Hasta nuestro próximo aniversario...-Dijo entrecortadamente, la angustia de la
espera le estrujo demandantemente el corazón. Él la aferro a su cuerpo, se
llevaría su aroma, su sabor así fuera hasta el mismo infierno. Gustoso lo
conservaría aunque aquello fuera su castigo el cumpliría una condena feliz.
Ella se separó
para prepararse para salir, se colocó su sortija de compromiso y tomo su bolso,
ambos iban al aeropuerto; Mientras Edward tomaría el vuelo a Boston, Bella lo
haría a California. En cuanto ella termino de arreglarse ambos miraron con la
sangre hirviendo los anillos que adornaban sus dedos, odiándolos con todas sus
fuerzas. El si quiera imaginar que otros los besarían, dormirían y estarían con
ellos sin problemas, complicaciones o temor les revolvía todo en el pecho
creándoles vacíos y huecos en el estómago.
Se despidieron a
las puertas del Aeropuerto, ambos se besaron delicadamente, dejando de lado los
ruidos o miradas externas, solo existían ellos…
.......................................
Gracias mi Lola! Besotes y suerte!
9 comentarios:
Hola Lola ¿Que tal? Bueno no siempre el amor sale ganando. Dicen que el amor todo lo puede y en este caso llega a ser verdad ya que ellos siguen juntos a pesar de las circunstancias pero...no como quisieran.
un beso cielo me gusto tu SS
Ay juemadre mi Ale, cómo así? osea, qué paso? yo quiero saber todo y más¡¡¡ ya plisss¡¡¡ JODER¡¡¡¡
que puedo decir es muy romántico pero triste pero es algo que se puede ver en la vida real........
increible mi Ale como siempre. La forma en que se narra el encuentro tan idilico, la triste despedida... pff muy bien relacionado con la cancion
snif... aahyy pañuelos! Es tan triste pero tan hermoso a la vez. Sabes mi lola?, me tocaste una fibra de mi ser... veo con mis ojos un amor asi en mi dia a dia y no puedo creer que dos personas se amen y aún asi no puedan estar juntas. Es verdad... el amor a veces no es suficiente. Gracias preciosa, te amo y te deseo mucha suerte.
Mi Ale, en cuanto he visto la canción he empezado a temblar....Ay mi amore rockero, qué bonito y qué triste a la vez. Eso sí, como siempre, me terminas arrancando una sonrisa...esta vez con la elección de los destinos ;-) Te adoro
T.
Simplemente me fasino, es terrible pensar que no siempre el amor puede vencerlo todo, aqui lo importante es que a pesar de todo su amor sigue intacto no importa que solo sea por un fin de semana y cada aniversario, lo importante es la calidad de tiempo que se dan, te juro me dejaste con lagrimas en los ojos, soy muy mala para las despedidas...........
Suerte......... Besos
Ohhh polllis que puedo decirte... tu sabes que me hace mover este corazon como loa y esa cancion mas que perfecta... cosas de la vida verdad cariño, te amo mi chavelita un abrazo y suerte, bienvenida again
Lola el capí estuvo buenísimo. De verdad me encantó. Tanto amor me derrite, estoy contigo no siempre se puede ser feliz como se desearía. Te deseo mucho éxito!!! Saludos!!!
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